«A la causa Malvinas la llevamos siempre a flor de piel», dice el veterano de guerra Juan José Fernández. Algo del orden de ese sentimiento atravesó a todos y todas los que llenaron el patio del Museo Malvinas en este 2 de abril tan particular, cuando se cumplieron 40 años de la guerra. El presidente y su gabinete a pleno rindieron homenaje a los «héroes y heroínas», y reafirmaron un reclamo histórico de soberanía, que incluyó el pedido de que el Reino Unido «abandone la injustificada presencia militar» en las islas. «Las Malvinas siempre fueron argentinas y jamás cederemos nuestros reclamos», enfatizó Alberto Fernández durante su discurso. Antes, se entregaron medallas conmemorativas, realizadas por la Casa de la Moneda, a excombatientes y familiares.
Los expresidentes Evo Morales, Pepe Mujica (que llegó junto a Lucía Topolansky) y Fernando Lugo fueron los invitados especiales de una ceremonia en la que resaltó que «las Malvinas son Argentinas, y latinoamericanas». El canciller Santiago Cafiero, el ministro de Defensa Jorge Taiana, la ministra de las Mujeres Elizabeth Gómez Alcorta, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa (que unas horas más tarde estaría con la vicepresidenta Cristina Kirchner en el homenaje a excombatientes que trabajan en el Congreso, ver nota aparte) acompañaron al Presidente sobre el escenario, junto a excombatientes y familiares que recibieron de manos de todos ellos las distinciones. Fue el momento más emotivo de un acto atravesado por esas historias que se siguen contando en tiempo presente.
Las historias de la historia
Allí estuvo, por ejemplo, Delmira Hasenclever de Cao, madre de Julio Cao, el maestro que fue como voluntario a Malvinas, un mes después de su baja en el servicio militar, y murió allí. Su historia se hizo conocida por la carta que le envió a sus alumnos desde las islas, y Delmira es considerada entre los veteranos una suerte de madre símbolo, una de las que sostuvo la causa Malvinas desde el principio, «cuando era mala palabra».
También recibió su medalla Benito Pascual González, excombatiente indígena que llegó desde Chaco, y desplegó la wiphala para la foto junto al Presidente. Le contó a Página/12 que fue uno de los que desembarbaron primero en las islas, y que actualmente vive en el barrio qom Mapic de Resistencia. Hay otra fecha que espera con ansias: el 19 de abril comenzará el juicio por la Masacre de Napalpí, donde murieron familiares de otros excombatientes qom compañeros suyos.
El exjefe de Estado mayor del Ejército y veterano de guerra Martín Balza también recibió un reconocimiento. Al igual que Marta Beatriz Jiménez, única mujer a bordo del ARA «Canal de Beagle», con el grado de oficial comisario. Y Aldo Leiva, el primer veterano de guerra diputado nacional, que dio un emotivo discurso unas horas después, en el acto del Congreso. Y Juan José Fernández, que llegó junto al grupo de scouts de José C Paz que integra su hijo; tres de ellos sostuvieron la bandera frente al escenario y se mostraron muy emocionados durante todo el acto.
Estuvieron además familiares de soldados cuyos cuerpos permanecieron durante años en Darwin como «soldado argentino solo conocido por Dios» y fueron identificados en el Plan Proyecto Humanitario Malvinas. También presidentes de varios centros de excombatientes. Muchos otros recibieron sus medallas al finalizar el acto oficial, y se seguirán entregando insignias durante todo el año, en todo el país.
La jornada había comenzado ya emotiva con el Himno Nacional cantado por Dolores Solá –con arreglos de marca folklórica y una orquesta en vivo–, y «Aurora» a cargo del tenor y excombatiente Darío Volonté, mientras se arriaba la enorme bandera del mástil del Museo Malvinas, en simultáneo con otros puntos del país.
Un «Nunca Más» para Malvinas
La Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida, los ministros Wado de Pedro, Martín Guzmán, Matías Kulfas, Tristán Bauer, Horacio Pietragalla, Aníbal Fernández, Daniel Filmus, Juan Zabaleta, Jaime Perckyk, Juan Cabandié, la titular de la AFI, Cristina Caamaño, el gobernador Axel Kicillof, la diputada Victoria Tolosa Paz, funcionarios como Carlos Zannini, Gustavo Béliz, Cecilia Todesca, Sabina Frederic, Cecilia Nicolini, el secretario de Malvinas, Guillermo Carmona, el director de Museo Malvinas, Edgardo Esteban, y autoridades de las Fuerzas Armadas, formaron parte de la nutrida presencia oficial.
«Desde aquí, con el respeto y firmeza que sienten todos los argentinos y las argentinas, como Presidente de la Nación Argentina, solicito al Reino Unido de la Gran Bretaña que cumpla con la Resolución 2065 de la Asamblea General de la ONU, de 1965. Esa resolución nos impone proseguir sin demora las negociaciones sobre la disputa de soberanía. Estamos pidiendo dialogar en el marco del derecho internacional que nos asiste«, expresó Alberto Fernández.
«Solicitamos también al Reino Unido de Gran Bretaña que abandone la injustificada y desmedida presencia militar en las Islas, que no hace más que traer tensión a una región caracterizada por ser una zona de paz y cooperación internacional».
Al comienzo de su discurso Fernández hizo alusión a que era el día de su cumpleaños. Tomando las palabras de dos hijas de excombatientes, habló de «orgullo y gratitud», agregando la palabra «horror» «por la terrible e irresponsable decisión de una dictadura que mandó a la muerte a centenares de compatriotas que con valentía y coraje defendieron la soberanía argentina».
«Cuando hace pocos días decíamos, con fuerza y decisión, ‘Nunca Más’, también lo extendemos a nuestros héroes y heroínas de Malvinas: para que Nunca Más vuelvan a caer en el olvido y el silencio por parte de ningún gobierno», expresó. Marcó la manipulación del gobierno de Galtieri, el heroísmo, «el valor y las penurias que debieron afrontar» los soldados. Citó el Informe Rattenbach (Juan Rattenbach, historiador y nieto del autor del informe, estuvo en el acto), que Cristina ordenó hacer público: «si lo leen podrán constatar las numerosas torpezas y los desastres que la conducción militar cometió a lo largo del conflicto».
Sin incluir la palabra «tortura» –esa es concretamente la denuncia que un grupo de excombatientes llevó a la Justicia, en una causa que actualmente se encuentra a la espera de que se expida la Corte Suprema–, la mera idea de «torpezas» y «desastres» dejó afuera esa parte de la causa Malvinas, en un acto que buscó abarcar y dotar de sentido a la multiplicidad de facetas, miradas y protagonistas que tiene el tema.
«Hoy se rompieron los estigmas»
Cristina Alegre vino desde Tristán Suárez en nombre de su papá, César Oscar Alegre, quien integró la tripulación del Ara Bouchard. «El murió de cáncer hace siete años, por el absesto que aspiró en el buque, poque estaba en las calderas. Yo siento que hoy él está acá también», le dice a Página/12, ataviada con la gorra y la remera de excombatiente de su papá, sin parara de llorar.
«Hoy se rompieron los dos estigmas iconográficos de la desmalvinización que puso en práctica el gobierno de facto y continuó el democrático», analiza Miguel Angel Trinidad, actual representante de la OEA en Perú, citando el concepto del sociólogo Alan Rouquié. «Aquí se mostró que no fuimos ni pobres chicos, ni Rambos. Fuimos personas, con dignidad, que fuimos a cumplir con nuestro deber», marca con claridad y emoción.
«Eso no nos eleva del resto, pero tampoco justifica que nos escondan del resto, como pasó. Porque yo no lloré en Malvinas. Lloré cuando bajé las escalinatas del (avión) Canberrra y vi que era un páramo, no había nadie. Me metieron en un Unimog, me taparon con una lona y la cerraron, así escondidos volvimos. Fuimos ocultados por la dictadura y por la democracia naciente de Alfonsín», lamenta. «Siento que este acto nos devuelve, por primera vez completa, nuestra dignidad de excombatientes», concluye.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/412724-jamas-cederemos-nuestro-reclamo-por-malvinas