Llegó el día. Este domingo, en un campo minado de incertidumbre, el país elige al próximo presidente de la Nación, así como la mitad de los de diputados y un tercio de los senadores que digitarán las gobernabilidad del próximo gobierno. Más de 35 millones de argentinas y argentinos están habilitados para votar a quien reemplazará a Alberto Fernández en la Casa Rosada y, si bien cada candidato revolea vaticinios optimistas para inflar expectativas, una cosa es segura: nadie está seguro de nada. Sergio Massa, Patricia Bullrich y Javier Mieli son los tres candidatos más competitivos que dejaron, en las PASO, un escenario de tercios que concentró el 85 por ciento de los votos. El libertario es el preferido de todas las encuestas para ocupar el primer lugar y fantasea con evitar la vuelta. El ministro candidato de Unión por la Patria tiene un desafío doble: no solo llegar al balotaje con Milei, sino hacerlo con comodidad y un discurso ya preparado para el día después. En el oficialismo incluso hay quienes se ilusionan con un relevamiento que habla de un triunfo en primera vuelta. La candidata de Juntos por el Cambio, mientras tanto, enfrenta una pelea cuesta arriba, ya que deberá retener los votos de Horacio Rodríguez Larreta y evitar fugas por voto útil hacia Milei.

La postulante de izquierda, Myriam Bregman, y el cordobés Juan Schiaretti, por otro lado, también buscarán evitar que una fuga de votos les impida robustecer su presencia en la Cámara de Diputados.

Se elegirá, además, gobernador en Provincia de Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos y al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Massa y el día después

El panperonismo pendula entre el optimismo febril y la desconfianza tremendista. La inmensa mayoría de UxP coincide en que la elección se polarizó y que el resultado del domingo dejará un escenario de balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa. Los más entusiastas se agarran de los pronósticos esperanzadores de las últimas encuestas que posicionan a Massa a uno o dos puntos debajo (e, incluso, por encima) del libertario. Hay una que marca un triunfo en primera vuelta. Los más mesurados vaticinan que Milei saldrá primero, pero que Massa crecerá en comparación a las PASO y quedará en un cercano segundo lugar. Otros, más desconfiados, machacan con que la incertidumbre generalizada, agravada por la corrida cambiaria, podría derivar en un aluvión violeta que los deje fuera de carrera.

El ministro candidato, sin embargo, transmite confianza respecto a una inevitable segunda vuelta. El verdadero desafío llegará el domingo a la medianoche, cuando ya estén los resultados y Massa deba subirse al escenario del búnker en el Complejo C Art Media e inaugure la tercera (y última) etapa de la campaña. «Acá la clave es cómo arrancamos el lunes», sintetiza un importante funcionario nacional, molesto aún por el espíritu derrotista con el que se encaró el resultado de las PASO. El objetivo central es el día después, es decir: el mensaje que Massa le enviará a el sector electorado que no lo votó para que sí lo haga en noviembre. Será el momento de consolidar la idea de «gobierno de unidad nacional» y convocar, desde esa misma noche, los votos radicales, larretistas, cordobeses, de izquierda e, incluso, del PRO. Será una lógica de polarización confrontativa que, en UxP, imaginan como la batalla final entre Lula y Bolsonaro en Brasil.

«No nos comamos el postre antes de la cena», advierte, mientras tanto, un dirigente norteño. En las PASO, UxP terminó tercero – con el 27,2 por ciento de los votos – y, de no ampliar su base, podría volver a darse el mismo escenario y quedar afuera del balotaje. La esperanza del oficialismo está depositada en dos regiones: el Norte argentino y la Provincia de Buenos Aires. En el primer caso, los gobernadores norteños le prometieron a Massa que le aportarían un millón de votos. En el comando de campaña de UxP son escépticos respecto a ese número, pero sí confían en que el desempeño será mucho mejor que en las PASO, cuando provincias históricamente peronistas fueron arrasadas por la ola libertaria. A diferencia de agosto, los gobernadores se pusieron la campaña al hombro, ya fuera por temor ante la amenaza libertaria – que promete eliminar la coparticipación – o porque ponen en juego sus legisladores nacionales. Hay expectativa de dar vuelta el resultado en Tucumán y La Rioja, pero en el oficialismo coinciden en que Milei ha logrado retener su caudal de votos en la región.

La suerte electoral de UxP depende, entonces, de PBA. En las primarias, el peronismo sacó unos 2,8 millones de votos: más del 40 por ciento de lo que sacó en todo el país. En la mesa de campaña bonaerense se muestran seguros de que no solo Axel Kicillof será reelecto como gobernador – y se consagrará, así, como líder del peronismo k -, sino que Massa crecerá varios puntos respecto a las PASO. Los intendentes peronistas salieron con el padrón marcado a buscar a los ausentes que, en el pasado, ya los habían votado y confían que eso le aportara el empujón que Massa necesita para entrar al balotaje. Había temor de que el escándalo de Martín Insaurralde y el yate en Marbella fuera un alud que los sepultara, pero, a 24 horas de las elecciones, la mayoría de los intendentes del conurbano coincide en que se logró encapsular el problema en Lomas de Zamora.

Milei y la apuesta a ganar en primera vuelta

El ganador de las PASO ya se siente el favorito del 22-O y descuenta que no solo será el candidato más votado sino que superará ampliamente los 29,8 puntos que sacó en agosto. Javier Milei tiene una obsesión para este domingo, que es, a su vez, el día de su cumpleaños: ganar en primera vuelta y celebrar sus 53 años como presidente electo. El escenario es difícil pero no imposible: la mayoría de las encuestas ubican al economista de ultraderecha entre los 36 y los 37 puntos, es decir a solo 3 o 4 puntos del 40 por ciento mínimo indispensable para ganar en primera vuelta. En la Libertad Avanza miran con atención ese porcentaje de la población que no fue a votar: «Las encuestas nos muestran que 5 de cada 10 que no fueron a votar lo harían por Milei», explican.

La madre de todas las batallas es, nuevamente, la Provincia de Buenos Aires. Milei tiene que sacar al menos tres millones de votos más para ganar en primera vuelta y no tiene de donde sacarlos si no es de PBA. «En Mendoza, Córdoba, Santa Fe podemos crecer, pero no tenemos de donde sacar cuantitativamente los votos para ganar en primera vuelta. Es matemática pura: la clave esta en la Provincia», explica un armador bonaerense de Milei. Fue por este motivo que Milei concentró sus últimos esfuerzos de campaña en el conurbano bonaerense: hizo caravanas por La Matanza, Merlo, Moreno y Lomas de Zamora, buscando – motosierra en mano – dar vuelta el resultado de las PASO. A contramano del tablero nacional, PBA y CABA habían permanecido más inmunes a la ola libertaria, por lo que el objetivo central es dar el batacazo en el AMBA y minar, así, las posibilidades de Massa y Bullrich de forzar un balotaje.

En el comando de campaña de Carolina Píparo aseguran que su candidata está peleando, mano a mano, con Axel Kicillof por la gobernación. El ojo está puesto en ese casi 30 por ciento de la población que no fue a votar, pero también en aprovechar la tendencia de las últimas semanas – que imagina un balotaje entre Milei y Massa – para rasquetear el voto útil del votante de Patricia Bullrich. En LLA han hecho una campaña intensa para convencer al elector desencantado con el gobierno que el único voto útil es el voto a Milei y que, en cambio, el voto a Bullrich es un voto «perdido». «El que puede derrotar al kirchnerismo es Milei, no Bullrich», repiten, como un mantra, en las filas libertarias.

El otro desafío será retener las provincias del Norte y el Centro del país que sucumbieron a la ola libertaria en agosto. Para ello, LLA desplegará un ejército de fiscales que convocó a través de sus redes sociales. Los libertarios ya vienen agitando la paranoia de un supuesto «fraude», por lo que pondrán mucha atención a la coordinación de la fiscalización y la distribución de boletas. El líder sindical de Gastronómicos, Luis Barrionuevo, aportará estructura.

El recuento se seguirá, al igual que el 13A, en el bunker del Hotel Libertador. Estarán presentes no solo les principales dirigentes nacionales – como Victoria Villarruel, Píparo, Ramiro Marra, Guillermo Francos, «Bertie» Benegas Lynch, Lilia Lemoine -, sino también referentes de la ultraderecha europea y brasileña, como Eduardo Bolsonaro y referentes de VOX.

Bullrich y una pelea cuesta arriba

La ganadora de la interna cambiemita es quien tiene por delante el desafío más grande. La sorpresiva irrupción de Javier Milei en la competencia le arrebató a Patricia Bullrich la bandera del «cambio» y atrás quedó la premisa que vaticinaba que quien ganase la guerra interna de Juntos por el Cambio sería el próximo presidente (o presidenta) de la Argentina. Bullrich juega de atrás en una carrera que, en las últimas semanas, tendió hacia una polarización entre Massa y Milei, sin embargo en su equipo de campaña no se resignan: las últimas encuestas les vienen dando que, mientras el caudal de votos de Massa se estabilizó, Milei fue cayendo y Bullrich fue subiendo. «La elección se transformó en una elección de miedos. Miedo a que continúe este gobierno y miedo a que gane este tipo», sintetizan en su círculo íntimo, desde donde analizan que pueden capitalizar ambos «miedos».

El mayor temor del bullrichismo es la fuga de «voto útil» antikirchnerista. Pese al acercamiento de Massa a algunos sectores del radicalismo, en el comando de campaña de Bullrich analizan que no hubo gran migración de votos larretistas y que lograrán contener al 11 por ciento que, en las PASO, votó al jefe de Gobierno porteño. El problema, en cambio, son los votos duros propios: preocupa que la lógica de la polarización lleve a que quienes habían votado por Bullrich en las PASO se fuguen a Milei ante la perspectiva de que pueda ganar en primera vuelta. Fue por este motivo que Bullrich apostó, durante toda la segunda etapa de campaña, a mostrar músculo y estructura. Se machacó con fotos y videos con gobernadores radicales y legisladores cambiemitas, buscando instalar así que solo JxC contaba con la espalda política para impulsar «el cambio verdadero».

JxC apuesta, además, a mejorar la performance en algunas provincias como Santa Fe, Córdoba y Jujuy. «Los gobernadores radicales se están jugando su propia interna, así que van a jugar», afirmó un dirigente bullrichista. Se espera, a su vez, que un incremento de la participación en CABA, en donde Jorge Macri compite para retener el terruño PRO, signifique un incremento del caudal de votos para Bullrich.

 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/601229-todo-preparado-para-el-veredicto-de-las-urnas