Desde Brasilia

Bolsonaro, irremediablemente aislado. Con Luiz Inácio Lula da Silva, Alberto Fernández y Cristina Fernández subidos al palco montado en la Plaza de Mayo este viernes posiblemente el capitán/presidente y sus asesores del «gabinete del odio «, grupo de funcionarios dedicado a divulgar fake news y propaganda, asistieron a la transmisión televisiva del evento conmemorativo del trigésimo octavo aniversario de la recuperación democrática.

Es impensable un festejo democrático similar en Brasilia donde el régimen propone erradicar de los textos escolares la palabra «golpe» para referir a la asonada que derrocó a Joao Goulart el 31 de marzo de 1964, fecha que pasó a ser conmemorada como una «revolución» por el actual gobierno.

Pese a no ser un mandatario en ejercicio Lula fue recibido como si lo fuera: se reunió con el jefe de Estado argentino y con la vicepresidenta, y se mostró ante decenas de miles de personas haciendo gala de una popularidad «extraterritorial» de la que no goza Bolsonaro, quien fue advertido de que si alguna vez vuelve a Buenos Aires tendrá que enfrentar protestas como la realizada hace un mes en Glasgow, Esocia, durante la cumbre ambientalista COP 26, donde una manifestación de jóvenes lo evocó al grito de «genocida».

Al vicepresiente Hamilton Mourao le preguntaron por qué su jefe no fue a la conferencia donde hubo decenas de mandatarios, a lo que respondió: «porque lo iban a recibir a piedrazos». El general Mourao manifestó algo que traduce la preocupación del gobierno sobre la pésima imagen global de este mandatario que prácticamente no salido del país desde que tomó pose del cargo hace tres años, y cuando lo hizo fue para visitar con harta frecuencia a al ex presidente Donald Trump.

«Muito irritado»

El diario O Globo publicó este jueves un artículo acerca del mal humor imperante en el Palacio del Planalto debido al viaje del líder del Partido de los Trabajadores a Buenos Aires. Bolsonaro está «muito irritado» informó la portada electrónica del periódico.

Presumiblemente malhumorado, o tal vez descontrolado, el capitán retirado canceló la cumbre presidencial del Mercosur del 17 de diciembre, en la que habría de mantener su primera reunión cara a cara con Alberto Fernández, a quien ha insultado a menudo desde julio de 2019, cuando el entonces candidato presidencial visitó a Lula en la sede de la Policía Federal de Curitiba, donde ésbate purga una condena armada por el exjuez, y ahora pre candidato presidencial, Sergio Moro.

Vestido de militar

El encuentro Fernández-Bolsonaro fue anunciado la semana pasada por el embajador argentino, Daniel Scioli, durante una ceremonia junto a ministros brasileños en la sede diplomática ambientada con una amplia foto de los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney, tomada en las Cataratas del Iguazú, donde a mediado de los años 80 se inició el deshielo, la desmilitarización y la desnuclearización (las dictaduras se enfrascaron en una carrera por la bomba) de las relaciones bilaterales.

Fernández y Bolsonaro enviaron mensajes grabados alusivos al Día de la Amistad entre ambos países que se proyectaron en la velada de la Embajada. De traje, el presidente agentino subrayó la importancia de la relación para el presente y el futuro. Por su parte Bolsonaro mencionó el peso estratégica del vínculo. Un detalle: el brasileño habló visitiendo mameluco militar, justificándose en que se aprestaba a viajar a una base de la Fuerza Aérea donde iba a supervisar los recién llegados cazabombardeos suecos Gripen. ¿No tenía un traje a mano?.

Ómicron

Para justificar la suspensión de la reunión presencial del Mercosur y reemplazarla por otra virtual, Brasilia alegó el riesgo que supone la aparición de la cepa Omicrón, un argumento vacio de credibilidad, porque al presidente lo tiene sin cuidado la pandemia.

Esta semana Bolsonaro vetó el certificado de vacunación obligataria para viajeros extranjeros y reiteró que la pandemia se combate con la «inmunidad de rebaño» al costo de la muerte de los más débiles: Brasil superó los 616 mil fallecimientos por el coronavirus, el 50 por ciento de los cuales son responsabilidad del presidente, aseguró Lula. Se trata de una afirmación seria, respaldada en los datos presentados por Comisión Parlamentaria de la Pandemia, que acusó al gobernante de «crimen contra la humanidad», y llevará la denuncia próximamente ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Paraíso de Negacionistas

A primera vista resulta incomprensible que Bolsonaro sea uno de los contados presidentes en todo el mundo que se opone tanto a la vacuna, como al barbijo como al certificado de inmunización para extranjeros a pesar del riesgo que esto entraña tras la apareición de la variante Omicron.

Lo cierto es que en su carrera obsesiva para suceder a Donald Trump como rockstar del neofascismo, sabotea el pasaporte de vacunación buscando convertir a su país en el destino turístico de los negacionistas, una suerte de meca de la barbarie que puede proyectar su imagen entre los ultras que simpatizan con José Antonio Kast en Chile, Santiago Abascal en España o Matteo Salvini en Italia.

A propósito, en su reciente viaje a Roma para la cumbre del G20, Bolsonaro fue ninguneado por sus colegas, con los que no pudo cerrar ni una sola audiencia bilateral. Luego de deambular algunos días por Italia, sin mucho que hacer, finalmente fue recibido por el extremista Salvini.

Lula

Luiz Inácio Lula da Silva aterrizó en Ezeiza un mes después de realizar una gira internacional en la que fue recibido por los dos líderes más poderosos de la Unión Europea: el presidente francés Emmanuel Macron y el flamante canciller alemán, Olaf Scholz. La cita con el primero fue precedida por el protocolo reservado para gobernantes y concluyó con un abrazo a los pies de las escalinatas del Palacio del Eliseo.

No fueron meros gestos escenográficos: Macron puso de manifiesto la consideración hacia Lula como una personalidad relevante con quien habló sobre democracia y la devastación de la Amazonia.

Días después Bolsonaro formuló declaraciones despectivas sobre esa cita parisina, en las que apenas pudo disimular su disgusto. Y volvió a mentir respecto de la situación de la Amazonia, al asegurar que allí no ocurren incendios intencionales.

Campaña 2022

El viaje del líder del Partido de los Trabajadores a la Argentina puede ser considerado como el último que realiza al exterior en 2021 o el primero de 2022, ya que empalma con la campaña hacia las elecciones presidencial del 2 de octubre Las últimas encuestas ubican a Lula con el 48 por ciento de las intenciones de voto, el doble que Bolsonaro, y en el tercer lugar con un 10 por ciento se ubica el ex juez Moro. Cada vez más la realidad interna de Brasil impacta en la de Argentina y viceversa: una victoria de Lula oxigenará a la democracia argentina y si el ganador fuera Bolsonaro, esto alentará a los extremistas argentinos. También a los ultras chilenos, bolivianos y paraguayos .

Por lo mismo las eventualese imágenes de un Lula recibiendo este viernes un baño de multitudes entre banderas celestes y blancas son un buen pistoletazo de largada para una disputa que se presume tendrá la forma de una guerra política.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/388604-los-ecos-en-brasil-del-viaje-de-lula-da-silva-a-argentina