En la compleja trama que articula el trabajo docente al estatuto que reglamenta la actividad en la Ciudad de Buenos Aires, un alerta surgió luego de que Horacio Rodríguez Larreta cumpliera con lo que anunció en la apertura de sesiones legislativas porteñas: “Vamos a mandar un proyecto de ley para avanzar en una reforma al estatuto que permita implementar una nueva carrera docente”. El proyecto ya fue presentado por el Ejecutivo, y este martes pasará a la comisión de Educación. Aunque el jefe de Gobierno habló de «jerarquizar la carrera docente», a la luz de los antecedentes que su gestión le imprime a la educación, que siempre excluye a los docentes como parte en el asunto, la comunidad educativa se puso en alerta.
Desde el discurso “todo parece lindo, lógico y necesario” señalan los docentes y los gremios del sector consultados por Página/12. “Articular la formación con incentivos salariales”, “equilibrar la formación con la antigüedad, en el puntaje para el ingreso y el ascenso” a los cargos, y dotar al preceptor de “responsabilidad tutorial” podrían ser, a simple vista, auspiciosos. Pero la letra chica del proyecto está en análisis. Y nada indica que considere lo que realmente “se necesita” señalan las legisladoras del Frente de Todos María Bielli y Laura Velasco, desde la Comisión de Educación.
En primer lugar, porque «para cambiar el Estatuto del docente porteño se debería tomar en cuenta la palabra de los docentes y sus gremios», razonan los docentes consultados. Y solo se valora una “encuesta solapada vía mail”, que no llegó a todos los interesados. Ante la consulta de este diario, desde el Gobierno de la Ciudad informaron que ningún funcionario iba a hablar sobre este tema.
«La intención es eliminar el estatuto»
Para Julia Parody, docente a cargo un séptimo grado de una escuela de Barracas, “no sorprende que vuelvan a arremeter contra la educación y el Estatuto, que siempre está en disputa porque es nuestra herramienta de derechos laborales, y tocarlo es ir contra esos derechos”, reflexiona. Ariadna Meilán, docente de educación media para adultos, expresa su preocupación por el destino del plan “que a priori es bueno, pero introducirá modificaciones al estatuto que, si bien tiene cosas a mejorar, es nuestro marco y sostiene nuestras conquistas laborales”.
Entre las filas de UTE, el gremio que concentra la mayor cantidad de afiliados, el plan se rechazó de plano. En palabras de su secretario, Eduardo López, la “intención es eliminar el estatuto tal como fue concebido”. Por Ademys, Mariana Scayola sostuvo que, de prosperar la reforma “ya no será el estatuto la herramienta rectora en el acceso a cargos y a la carrera docente sino la discrecionalidad del gobierno porteño”. El gremio Seduca, que representa a una parte minoritaria de los docentes porteños, fue el único que se pronunció a favor: “Garantiza la capacitación continua y valora al que lo hace, ya que hoy, una vez que se toman cargos y se titularizan, no hace falta seguir tomando puntaje y muchos docentes dejan de capacitarse”, valoró su secretario general, Facundo Lancioni.
Premiar «el mérito»
“Ganar más sin salir del aula”, es el slogan con el que el ministerio de Educación porteño publicita su proyecto. La Ciudad “pagará más a quienes se especialicen”, con incentivos “de hasta el 20 por ciento a quien más se capacite”, prometen. Se busca “premiar el mérito y actualizar los contenidos de formación” añaden sobre el proyecto que ya se envió a la Legislatura.
“La propuesta se basa en la premisa previa de que los docentes no se forman» –señala Bielli–. Incluso señalando la caducidad de la formación, como si el conocimiento caducara. Eso lo impusó el PRO hace unos años y ahora redobla la apuesta”, evalúa. Según su visión, el proyecto se pega al “discurso imperante sobre el rol docente que se intenta construir sobre el imaginario que existe de la tarea docente, por parte de la ministra Soledad Acuña y de Larreta, donde el docente no se capacita, no se esmera ni hace esfuerzos”.
“Es indisociable la necesidad de reivindicar material y simbólicamente la figura del docente de la mano de cualquier modificación que se pretenda del Estatuto”, asevera Bielli. Para Velasco los cambios deben responder a “una escucha real del ministerio a la comunidad educativa”. La ‘seño Julia’ Parody agrega: “El docente, las organizaciones sociales activas en lo educativo, y las familias, tenemos en este plan un lugar nulo”.
Desde Educación sostienen que la propuesta recaba información, demandas y aportes de más de 15.000 docentes “en un proceso participativo iniciado en 2020”. “Eso no es participación y marca el espíritu de esta reforma”, subraya Jonathan Bellot, docente de la escuela media que integra la Corriente Docente Conti-Santoro.
La carrera docente
El proyecto en rigor promueve “la creación de una nueva carrera docente”, por eso afecta al estatuto. Además “regulariza la situación” de quienes trabajan de forma interina en secundarios. Velasco reconoce: “Son reivindicaciones históricas de los trabajadores y es positivo”. Pero advierte “no solo se incrementaría el salario por antigüedad y escalafón; que es cuando se pasa a cargos jerárquicos; sino por formación y especialidad pedagógica, pero no define cómo sería”.
Es una “intencionalidad positiva”, retoma Velasco, porque “hoy el puntaje docente valora más un curso que puede ser de pocas horas que una carrera universitaria”. El plan habla de “dos nuevas opciones” de especialización: Los “maestros especialistas” que profundizan “áreas de conocimiento prioritarias”. Y los “maestros coordinadores”, que pueden orientar a los estudiantes en sus trayectorias escolares. Esto incidiría en el recorrido laboral y en lo remunerativo.
Es que según el anuncio del jefe de Gobierno, la primera condición para ascender es la antigüedad. “Pero esto no es real, porque los docentes se forman permanentemente porque necesitan puntaje para titularizar, y a eso se accede no sólo con la carrera sino con cursos y formación. Si fuese cierto lo que dice, no habría en las conducciones de colegios personas jóvenes, pero las hay porque se formaron, no por ser viejos y tener antigüedad”, razona Emmanuel Farina, docente de primaria.
La formación
La discusión sobre cómo y dónde se deberá formar el docente abre el debate. “Si es la Escuela de Maestros, que ha sido desfinanciada por la gestión –aporta Bielli–, o en otros espacios, y tenemos que ver cómo se construye la autoridad de esos espacios porque muchas capacitaciones privadas otorgan puntaje a los trabajadores, hay que repensar eso”. Muchos docentes reclaman que los cursos que dan puntaje son pagos: los
brindan sindicatos en línea con el Ministerio. “No es así –contesta Lancioni–, el Gobierno y este sindicato los dan gratis y son gratis en la Escuela de Maestros”. Aunque en los institutos privados “deben ser pagos” admite Lancioni.
“Muchos cursos tienen que ver con acuerdos de la Ciudad con sindicatos docentes –explica Velasco–, y preocupa que esto tenga relación con la Unicaba (la nueva «Universidad de la Ciudad»), que desestructuró a los Institutos de Formación docente”. Esto colisiona con la decisión de “jerarquizar el valor pedagógico de la práctica docente”, si se horadan sus fuentes naturales. A esto se suma “la intención de vaciar la Escuela de Maestros que comenzó hace un par de años», indica Parody. «Tenemos capacitación situada y unos encuentros al año, pero quienes los llevan adelante están precarizados», denuncia.
Tutores
Otra novedad para la formación de nivel medio “nace del aprendizaje en la pandemia sobre la importancia del acompañamiento socio-vincular” de los estudiantes, dice el plan. El proyecto propone que el «preceptor» pase a ser «tutor», «con una mejora salarial y desarrollo profesional». «Hoy cuando falta un profe queda un preceptor –grafica Lancioni–, y si, una vez que tomo el cargo no se capacita, pero convive con los chicos y los docentes, está bueno que se prepare para ser una guía, para retener y orientar a los chicos».
La titularidad
En nivel medio también se prevé “dar estabilidad” y “titularizar a quienes al momento de la sanción de la ley no lo hayan hecho, y ejercieran en forma interina al 31 de marzo de 2020”. Para Bellot, la fecha no es antojadiza, expone parte de las intenciones no dichas vinculadas al cálculo de haberes al momento de la jubilación del docente y no de la titularidad del cargo.
Hoy para tomar un cargo hay “puntaje por antigüedad, títulos y antecedentes”. Esto se coteja en actos públicos “que son virtuales –señala Parody– porque no volvieron a la presencialidad. Los docentes se postulan y ‘en sistema’ aparecen los cargos donde quedaste. Ahí entran a jugar lo digital, y no estamos contra eso, pero no es accesible para todos, hay maestros que no tienen las herramientas y quedan en desventaja”. En línea con el reclamo de los gremios mayoritarios, le preocupa la «discrecionalidad» en el funcionamiento del sistema al otorgar estos cargos.
Pero la “deuda de la ciudad con la titularización y la estabilidad laboral es histórica”, repasa Bielli, quien ya presentó un proyecto de titularidad en áreas socioeducativas y artísticas. Justo las que no entraron en la reforma. “Esperamos que aquel proyecto pueda retomado en esta iniciativa”, agrega.
En la vista panorámica del proyecto ya presentado, los puntos más críticos son “los cambios en la valoración del puntaje, y la regularización de los concursos”, sintetiza Bellot. Sobre regular los concursos, agrega, la consecuencia “será su impacto en las jubilaciones futuras, ya que no se computará el total de horas trabajadas”.
Así, desde distintos ámbitos se expresa la necesidad de “analizar con atención el plan” en un contexto estructural que sigue empeorando: se calcula que este año, más de 56.000 niños, niñas y adolescentes no pudieron iniciar las clases por falta de vacantes en el distrito más rico del país. En paralelo, se sigue reduciendo el presupuesto educativo en CABA: del 27 por ciento en 2011, al 17 por ciento en 2021. “Se subejecutó en 1.600 millones en los últimos años, se pierde un 12 por ciento respecto al presupuesto general y se reduce inversión en infraestructura”, apunta Meilán. En la zona sur esto implicó menos colegios secundarios. En todo CABA falta de espacios del nivel inicial. “Con estos antecedentes, es de suponer que no será todo lo bueno que vaticinan. Y más si lo hacen a espaldas de la comunidad educativa”, concluye la docente.
«Pedimos que nos escuchen»
“No es la primera vez que quieren avanzar sobre el Estatuto. La reforma puede tener puntos que sería interesante modificar, pero preocupa que quienes la impulsan lo hagan no expresando la voz de la escuela pública, sino discursos meritócratas», reflexiona la docente de primaria Julia Parody. «La ministra habló de los pibes ‘perdidos en los pasillos de la villa’, y piensa que los docentes elegimos ser docentes por ‘fracasados’. Ahí dejan ver lo que realmente piensan y creen de la educación pública».
“Que nos escuchen como comunidad educativa, y también a los gremios docentes”, es el pedido. “Que no vengan con algún as bajo de la manga para recortar derechos, porque lamentablemente Acuña acostumbra hablar mal de los docentes y se refiere a ellos como ‘facilitadores’. Si hubiese un cambio en esa mirada y se quisiera construir una reforma positiva, sería muy interesante. Si no, nos va a encontrar defendiendo los intereses de los docentes, de la comunidad educativa y la educación pública”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/407816-con-la-mira-puesta-en-la-carrera-docente