Una clara mayoría de la población está a favor de firmar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional pero, en paralelo, hay proporciones importantes, cercanas al 60 por ciento, que son muy críticas del FMI. También existe un porcentaje que directamente considera que debe revisarse la deuda en cuanto a su legalidad. La amplia mayoría a favor del acuerdo no se constituye sólo con votantes del Frente de Todos (FdT) sino también de los independientes y de Juntos por el Cambio (JxC). Al mismo tiempo, lo acordado por el gobierno de Alberto Fernández produjo diferencias, en principio dentro del oficialismo, con un punto alto en la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de Diputados. Están los que consideran que en las dos grandes coaliciones saben que una ruptura los pone al borde de la derrota electoral en 2023, pero también los que creen que estas polémicas, en una cuestión tan importante, tienen un final imprevisible. Por eso, hay una fuerte tendencia a contener rupturas, aunque no está dicha la última palabra.

Las conclusiones surgen de la opinión de algunos de los encuestadores y consultores en campañas electorales más conocidos del país. Los profesionales trabajan y asesoran a candidatos de distintas fuerzas. Igualmente, todos ellos consideran que la situación política es muy fluida y que todo está por verse.

El acuerdo con el FMI

«No es una preocupación fundamental para la gente»

“Inicialmente el acuerdo con el FMI, no es un tema predominante, o sea no surge entre los principales que preocupan a la población -explica Analía Del Franco, de Del Franco Consultores– . De todos modos, si indagamos específicamente acerca de qué debe hacer la Argentina respecto del FMI, casi un 80 por ciento (79) se muestra a favor de firmar un acuerdo para arreglar el pago de la deuda hoy vigente. Esta postura con sus más y sus menos resulta transversal a los diferentes sectores socio-demográficos. En los cercanos al FdT el 59 está a favor y el 28 en contra. En tanto, los que votaron a Mauricio Macri, los cercanos a JxC y a Espert y Milei, concentran más del 80 por ciento de apoyo a acordar, antagónicamente a lo que proponen los propios Espert y Milei. Yo diría que la percepción general, que es lo que sale de nuestra encuesta, es que no acordar se asocia a un futuro con muy mal pronóstico y la gran mayoría considera que nos encaminaríamos a una fuerte crisis económica”.

«El 28% neoliberal quiere un acuerdo más duro, con reformas estructurales»

Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), vuelca los datos de una encuesta aún más reciente, posterior al anuncio del acuerdo con el FMI. “Claramente son más los que están a favor (48,6 por ciento) que los que están en contra (33 por ciento), en especial si se tiene en cuenta que hay casi un 20 por ciento que no sabe o no contesta”.

Hay un elemento curioso pero previsible. Parte de los ciudadanos que votaron a JxC o a Mauricio Macri, cuando el Presidente anunció el acuerdo, súbitamente se pusieron en contra, porque su reacción suele ser la de oponerse a cualquier propuesta de la Casa Rosada. “Cuando nosotros hicimos el trabajo -continúa Bacman-, ya se conocían los aspectos y términos que lo componen, tal como fuese anunciado por el presidente Alberto Fernández y que, luego, explicaron en la conferencia de prensa del jefe de Gabinete y el ministro de Economía. La reacción fue de aceptación (lógicamente) por una mayoría de aquellos argentinos que pueden categorizarse como oficialistas. Y, además, también impactó de manera positiva entre los independientes, un segmento de la sociedad argentina que se ubica por fuera de la polarización. En general, lo que se percibe es que el acuerdo permite bajar la incertidumbre, que en los últimos tiempos llegó a convertirse en la sensación predominante. Entre los que rechazan el acuerdo, se pueden mencionar dos segmentos: la gran parte, un 28,4 por ciento, se caracterizan por un fuerte anclaje ideológico neoliberal y están convencidos que ‘solo con reformas económica profundas y estructurales’ (que este entendimiento no las incluye) se puede mejorar la economía; y por el otro, un cinco por ciento, que se ubica en la izquierda y que muestran su convencimiento ‘que la deuda es ilegítima’ y que, por consiguiente, ‘no debe pagarse’”.

«Algo que había que arreglar y se va arreglando»

La opinión de Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, recoge las dos vertientes: “por lo que sabemos la gran mayoría de la población quería que se pagara la deuda, aunque el FMI mantiene su impopularidad como organismo relacionado con EEUU y otras naciones poderosas. La aparición del entendimiento que marcha a definir un acuerdo es bien recibido por la población, como algo que había que arreglar y se va arreglando, aunque la mayoría de la opinión pública desconoce los aspectos técnicos y las consecuencias en la economía nacional. Por lo tanto, a lo que se llegó es un logro para el gobierno. Y se evitó algo peor. Diría que la fuerte preocupación de la sociedad es por la inflación, que relativiza cualquier otra cuestión de política económica, y, si no es controlada, puede afectar cualquier tipo de acuerdo”.

«El mal menor frente a los costos de entrar en default»

Facundo Nejamkis, de Opina Argentina, también ve un cuadro parecido. “Existen dos valoraciones que pueden parecer contradictorias pero que expresan las propias diferencias que atraviesan a la sociedad argentina. En lo que refiere a su evaluación del FMI existe una imagen mayoritariamente negativa (superior al 60 por ciento), y no es visualizada su presencia como un factor positivo que pueda ayudar a mejorar las condiciones de la economía. Sin embargo, en lo que refiere al acuerdo, existe también una mayoría (cercana al 65 por ciento) que señala que es necesario. Ya sea para evitar el impacto de entrar en default o porque creen que hay que honrar las deudas contraídas. Se aceptan en estos sectores como un mal menor los costos que pueda traer aparejado el propio acuerdo”.

«Solo el 10,7% apoya el no pago»

Artemio López, de la consultora Equis, coincide con datos categóricos. “La opinión pública rechaza el default o no pago que reúne apenas el 10,7 por ciento de las opiniones favorables. En sentido contrario los respondentes exigen una quita en el monto de la deuda en un 44,5 por ciento, contra un 33,1 por ciento que admite pagar sin quita, en las condiciones pactadas”. Los números de Equis plantean una cuestión que seguramente alimentará las polémicas: hay un sí al acuerdo, tal vez se debió negociar ésta o aquella condición, pero es difícil distinguir si eso era posible en la negociación.

«El FMI genera tan poca confianza como la Bonaerense y el Poder Judicial»

Santiago Giorgetta, de Proyección, coincide con la mayoría de sus colegas. “En nuestros sondeos observamos que no llegar a un acuerdo con el FMI y entrar en default generaba una gran preocupación en la opinión pública, las tres principales sensaciones que se manifestaban al respecto, eran incertidumbre, preocupación y déjà vu (esto ya lo vivimos). Solamente un 10 por ciento de los encuestados indicaban que no se debía pagar al Fondo. También debemos decir que una gran mayoría de los encuestados 70 por ciento cree que se debe investigar la deuda contraída en el 2018. El FMI es uno de los actores que genera menor confianza en la sociedad compartiendo el podio con la Policía Bonaerense y el Poder Judicial”.

¿Habrá rupturas por las diferencias sobre el acuerdo?

La mayoría de los consultores analiza que las diferencias no producirán rupturas, en esencia porque las dos grandes fuerzas, el FdT y JxC perciben que dividirse es entregarle la victoria al oponente. De hecho, desde las cercanías de Máximo Kirchner tratan de amortiguar los efectos de la polémica y no hay declaraciones explosivas: al menos hasta ahora.

No creo que ninguna de las dos fuerzas vaya a romperse con motivo del debate legislativo que viene -señala Eduardo Fidanza de Poliarquía-. Cuando digo romperse significa: ninguno generará una escisión que ponga en riesgo el recuento electoral en 2023. Ahora, lo que sí habrá son tensiones, rechazo a votar a favor o en contra, discusiones internas, que es lo que ya estamos viendo. El incentivo para mantener la unidad sigue siendo mayor que el incentivo para romper”.

«La ruptura no forma parte del menú»

Artemio López tiene una mirada similar. “No parece estar el oficialismo en condiciones de producir rupturas. Es una opinión de consenso que por fuera del FdT ningún sector o liderazgo tiene destino, al menos en el corto y mediano plazo. Sí es evidente que los equilibrios internos para lograr consensos no son los adecuados para una etapa tan compleja. Hay mucho poder decisorio donde en términos relativos el poder electoral es bajo y poco poder en las decisiones allí donde el poder electoral es alto. En la oposición más allá de divergencias coyunturales no parece que la ruptura forme parte del menú de opciones, sobre todo al ver el resultado favorable de las últimas elecciones de medio término y la unanimidad de toda la dirigencia – sea del PRO, Halcón o Paloma, Radical o de la Coalición Cívica – respecto al modelo de país: el mismo que desplegaron cuando fueron gobierno, adaptado desde luego a la nueva coyuntura local e internacional”

«No es la primera diferencia pública en el oficialismo»

“En lo que refiere al oficialismo -dice Facundo Nejamkis– no se trata de la primera diferencia que sale a la luz pública dentro de la coalición sin haberse podido procesar internamente, pero sí podríamos estar frente a una situación inédita en la que el bloque del FdT no respaldase en forma unánime la propuesta del ejecutivo. En ese caso habría que mirar detenidamente qué sucede, no solo con los sectores más próximos a Maximo Kirchner, sino también con el espacio que en su conjunto conduce la vicepresidenta. Solo resta saber cómo se va a procesar. Del otro lado, es obvio que hay tensiones que a JxC le generan el crecimiento de los grupos libertarios entre aquellos que plantean ampliar la coalición y los otros que ponen ciertos límites”.

«Cualquier ruptura pone en riesgo el potencial electoral de las dos coaliciones»

Para Roberto Bacman, “no hay que perder de vista que las dos fuerzas más importantes son coaliciones, y por lo visto en los últimos meses, especialmente luego de las elecciones de medio término, han surgido diferencias en ambas coaliciones. No cabe la menor duda que cualquier ruptura pone en riesgo el potencial electoral de ambas coaliciones. En ambos casos, su principal potencial electoral se irá construyendo en base a la fuerza del candidato que lo represente, pero también estará presente la potencia de la coalición. Esto significa que para el núcleo duro del PRO los radicales siguen siendo necesarios (y vaya si lo son) y que la fuerza del peronismo unido sigue siendo el principal principio que sostiene al actual oficialismo. Todos lo saben, sin excepciones. Pero también saben que deben ser muy cuidadosos, que deben evitar, cueste lo que cueste, que la sangre llegue al río”.

«La clave es que se consigan los votos en el Congreso»

“En el caso del FdT, en los últimos días se ha observado una predisposición a mostrar y mantener unidad, aceptando las diferencias proclamadas por Máximo –explica Analía Del Franco-. Pero considerando el famoso poroteo, es decir la cantidad de legisladores a favor o en contra del acuerdo con el FMI, antes del voto en el recinto, la unidad es importante, pero hoy aún más lo es el voto positivo al acuerdo”. En síntesis, la clave es que se consigan los votos en el Congreso, lo que implicará sumar diputados y senadores de la oposición, algunos en línea con los gobernadores. Del Franco entonces deja planteados dos ángulos de la situación: la interna en el oficialismo, pero también la cuestión de lograr los votos en las cámaras.

«La convicción personal y el interés del Frente de Todos»

Para Ricardo Rouvier, “el entendimiento con el Fondo es un punto más, sin duda de gran importancia, que agudiza las contradicciones en el seno del Frente. Están aquellos que consideran que este es el único camino posible para saldar la cuestión del FMI, que aparece como una posición realista, y otros que esgrimen la interpelación más ideológica; considerando, desde su origen, que este es un mal camino que conduce a provocar más resultados negativos para la economía, y la situación social. La renuncia de Máximo a la jefatura del bloque, sin duda interviene por su significación en la diferencia entre ambos sectores del oficialismo. En este caso privilegió su propia convicción que el interés del Frente como tal, y esta decisión generó más dudas y críticas que unidad de las fuerzas detrás de su paso al costado. Cómo es obvio, la oposición va a exigir y señalar la necesidad de que el oficialismo acompañe al gobierno, sabiendo que este tembladeral en el Frente los favorece con vistas al 2023. Y con la aspiración de que el avance del acuerdo vaya disolviendo su propia responsabilidad en el endeudamiento”.

«Solo la oposición se beneficia de una ruptura en el Frente de Todos»

Para Santiago Giorgetta “del lado de la oposición es muy difícil que se produzca una ruptura, el ordenamiento y disciplinamiento que se ejerce en ese espacio es muy fuerte y sólido. A falta de ideología prevalece la disciplina, si bien puede haber discusiones que se tornen públicas no creemos que pueda generar ningún tipo de ruptura y menos en un contexto en que se ven favorecidos políticamente por las diferencias en el oficialismo. Por otra parte en el oficialismo la situación hoy es más compleja, el alejamiento de la presidencia del bloque de Máximo Kirchner pone en duda la mayoría en el Congreso a la hora de votar el acuerdo, esa situación podría llegar a detonar una ruptura en el frente de todos, que nadie salvo la oposición considera beneficiosa”.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/399932-que-dicen-las-encuestas-sobre-el-acuerdo-con-el-fmi