A días del 24 de marzo, Victoria Villarruel salió a dar públicamente sus propias disputas políticas. En una larga entrevista anoche en TN, la vicepresidenta buscó diferenciarse de Javier Milei, al que llegó a bautizar como «Pobre Jamoncito», en medio del vaivén de la tensión interna. Marcó distancias sobre el rol de las Fuerzas Armadas en la llamada guerra contra el narcotráfico en la que está embarcado el gobierno y también sobre el aumento de sueldos en el Senado o la decisión de tratar el DNU en la Cámara alta. Fue severamente enfática con su posturas negacionistas sobre el pasado reciente. «En los 70 se combatió al terrorismo y ¿dónde están los que lo combatieron? Presos», señaló y a días de la conmemoración del inicio del golpe pegó contra la histórica marcha que recuerda a las víctimas.

“Hay un morbo con la fecha del 24 de marzo”, dijo e inmediatamente criticó a “toda la izquierda” por repetir el homenaje al que llamó “festejo” de cada año: “Si quieren festejar el golpe –provocó– que lo hagan, yo no lo festejo”, arremetió. También reiteró su latiguillo de «memoria para todos».

La vicepresidenta aludió a las versiones sobre un indulto a genocidas y afirmó: «A mí no me consta que se esté analizando un indulto. La solución de la cuestión a los que estén detenidos por causas de lesa humanidad no es el indulto ni la amnistía, la solución es jurídica», dijo.

También se refirió al ataque a la militante de H.I.J.O.S (ver aparte) y ahí no se diferenció de Milei: lo puso en duda. «Eso lo tiene que investigar la Justicia», dijo, pero añadió que «estuvieron varios años hablando sobre Santiago Maldonado y Julio López y estaban ellos en el poder. Nunca llegaron a la verdad. O cuando se supo, como la verdad de Santiago Maldonado, no les gustó. Hay que cortarla con el relato que hace la izquierda».

Las Fuerzas Armadas y la seguridad interior

Sí tomó distancia del Presidente respecto del rol de las Fuerzas Armadas, a las que Milei, a través de los ministerio de Seguridad y Defensa, pretende involucrar en el combate del narcotráfico en Rosario, iniciativa con la que se mostró taxativamente en desacuerdo, sobre todo por lo que considera que terminarán siendo las consecuencias para los propios militares.

 «La función de las Fuerzas Armadas no es combatir a civiles, creo que había quedado claro con el tema de los 70. El narco es un civil para el derecho. En los 70 se combatió el terrorismo, y los que lo combatieron están presos», dijo.

De lleno en el tema, marcó su disgusto sobre la decisión presidencial de apartarla de las áreas de Seguridad y Defensa en abierta contradicción con lo que Milei le había prometido en la campaña. «No me agradó», fue la respuesta textual, a la que agregó una serie de quejas por el tiempo perdido por ella preparando su desembarco en esas dos temáticas.

Milei y «los ricos, los corruptos, los narcos o los sponsoreados»

También defendió el aumento de sueldo de los senadores, que ella había resuelto y que el Presidente ordenó revertir en medio de un show mediático. «Los legisladores tienen que ser retribuidos en forma digna. Para mí tienen que ganar bien, y no ganan bien. Un senador gana menos de 2 millones. Tampoco me parece bien lo que ganan los jubilados, no hay que seguir equiparando todo hacia abajo», expresó Villarruel. Y agregó: «A los senadores le delegamos nuestra vida porque promulgan leyes sobre la propiedad y la vida, después hablamos si lo hacen bien, mal o poco. Si les pagás poco van a ser susceptibles a la corrupción». 

Lejos de la posición histórica del presidente, que llegó a sortear su sueldo cuando era diputado, Villarruel sostuvo si no tienen buenos sueldos «sólo va a poder llegar al Congreso los ricos, los corruptos, los narcos o los que tengan un sponsor atrás». Por si hacía falta, enseguida reafirmó que no estaba de acuerdo con su visión del tema.

Entrando en detalles, la vicepresidenta explicó que «creía que el aumento que se les dio estaba por debajo de la inflación». «Di marcha atrás porque me lo pidió el Presidente. Nosotros hicimos un esfuerzo en el Poder Legislativo, espero que en el Poder Ejecutivo lo hagan también», sentenció.

Discutir el DNU o reinado

Otra fuerte diferencia con el Presidente que expuso fue sobre la convocatoria a la sesión del Senado que trató, y rechazó, el DNU 70. “Estaba en juego la institucionalidad. Yo no puedo hacer lo que quiera, esto tiene que funcionar, se tienen que debatir las leyes. Yo soy un árbitro. El
DNU ya tenía varios pedidos de muchos senadores para que se tratara.
Puedo buscar el momento, pero no estar eternamente deteniéndolo”, dijo, respecto de la intención presidencial. «Esto no es un reinado», tomó aún más distancia con el estilo de Milei, «existen las leyes y hay que respetarlas para evitar un daño mayor».

Tampoco perdió la oportunidad de criticar a José Luis Espert, que ofició de vocero de los ataques que le dirigió la Casa Rosada cuando decidió seguir adelante con la convocatoria a tratar el DNU en el Senado. En plena operación contra la vice, Espert había dejado abierta la posibilidad de que ella buscara desestabilizar al presidente. «Si no sabés para qué opinás», le respondió ahora Villarruel con una sonrisa gastadora. 

La venganza contra el ahora diputado preferido de Milei se extendió a otro tema caliente que también roza al presidente: el llamado a una rebelión fiscal en la provincia de Buenos Aires. «Mientras sea un ciudadano común puede decir lo que quiera, pero como funcionario no puede llamar a desobedecer la ley. Hay que pagar los impuestos», lo fulminó. 

La Corte, fuente de más diferencias

«Me enteré por los medios», confesó cuando le preguntaron si la habían consultado antes de presentar los nombres de los dos candidatos oficiales a integrar la Corte Suprema. Más allá del desplante, se deshizo en elogios al decano de la Universidad Austral, Manuel García Mansilla, con el que comparte una visión más que conservadora del mundo, pero tomó distancias del juez Ariel Lijo.

Igualmente dejó claro que a la hora de impulsar la propuesta oficial en el Senado ella tiene «que mantener cierta independencia» y que no va «a estar presionando».

Karina, Victoria y el Jamoncito

Aseguró que se llevaba bien con la hermana del Presidente, cuyo nombre había ya surgido en la charla a la hora de hablar de las acusaciones de nepotismo contra una senadora de La Libertad Avanza, pero reconoció que las dos son mujeres «con caracter fuerte». 

«Las dos queremos lo mejor para Javier», explicó para enseguida agregar que en algunas cosas «somos bastante parecidas». «Cuando se juntan dos del mismo polo, las cosas se recalientan y pueden explotar», dijo entonces con sonrisas el entrevistador. «Claro –completo Villarruel–. Y en el medio está Javier… ¡Pobre Jamoncito!

Señora presidente

«¿Presidente?, No sé, no lo descarto», respondió cuando le preguntaron por sus aspiraciones. Poco después de asumir se había declarado «preparada para todo» en una entrevista con el Financial Times y las versiones sobre su apuro por llegar a ese puesto se multiplicaron por sus contactos con Mauricio Macri. Por las dudas, en el reportaje aclaró que quiere que Milei termine su mandato y, «si quiere renovar, que lo pueda hacer».

Para tratar de alejar las sospechas se quiso mostrar desinteresada por su carrera política pero no resultó demasiado convincente. «Trato de no creérmela, no leo encuestas, solo me entero de ellas cuando todos los demás ya las conocen», aseguró con cara de medir mejor que el presidente.

Por las dudas, un final feliz

Pese a marcar todos esas diferencias con el Presidente, Villarruel insistió en que ambos tienen un buen vínculo. «Mi relación con Milei está bien», señaló y añadió: «Somos dos personas que se complementan». «Él es vehemente en la vida pública y es más tranquilo en la vida privada y yo soy al revés y nos complementamos. Yo soy más templada en la vida pública y en privado soy más extrovertida», argumentó. «Eso es lo que privilegió el pueblo argentino cuando nos eligió», elucubró.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/723126-victoria-villarruel-el-latiguillo-de-la-memoria-completa-y-l