Si la lluvia del jueves fue la nota distintiva de la jornada –hasta marcó los tiempos e hizo que el discurso se adelantara media hora–, también fue la que dio el marco épico a una plaza desbordada y encendida, que terminó haciendo de la adversidad, virtud: algo de la lógica del «aguante», de la resistencia y el llamado a la acción que transmitió el discurso de Cristina Kirchner, se escenificó también en una multitud expectante y entregada a múltiples demostraciones de fervor popular, que en las vistas aéreas se verificaba extendida más y más allá, a lo largo de cuadras y cuadras.

«Lo que Ella diga, eso se hará». «Ya entregó demasiado, no le podemos pedir más». «Venimos a agradecerle, no a pedirle». Pero también: «No perdemos la esperanza». «Puede haber una sorpresa». «Es Ella, tiene que ser Ella». Los testimonios recogidos por Página/12 resumen anhelos y expectativas, proyecciones e incertidumbres. Durante el discurso se escenifican: Siete veces fue cortado por esa letanía, coreada por la multitud: «¡Presidenta, Cristina Presidenta!»… «¡Una más, y no jodemos más!». Y la oradora, que supo conversar con la multitud, escuchar y responder, tirar guiños, dichos camperos, «subir» al escenario a le gente común recordándolas con su nombre, habilitar, en fin, el ida y vuelta, evitó cualquier forma de respuesta, gesto o palabra, ante cada sonora interrupción.  

La multitud que coreó «Una más, y no jodemos más».

Frente a la multitudinaria incomprensión de texto, Cristina plantó a su lado, en cambio, la foto en la que hoy se buscan rastros, claves de lectura: Wado de Pedro y Sergio Massa por un lado, Axel Kicillof y Alicia Kirchner por el otro, secundándola. También Máximo Kirchner, sus hijos, su ex pareja, detrás el cuervo Larroque, Cecilia Moreau. Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, representantes de organismos de derechos humanos, sentados en primera fila del escenario. Y los históricos e incondicionales, Carlos Zannini, Oscar Parrilli, sumados a ese aura que sale en la foto.

Oscar, con DNI. Foto: Guadalupe Lombardo.

Barro tal vez

Los que llegaron temprano y pudieron caminar un tramo sin lluvia –y, además, llegar a la plaza, algo que pronto se tornaría imposible–, se encontraron con el barrial que los recibió en los espacios verdes que quedan en la remodelada Plaza de Mayo. Pero ya los vendedores de capitas –a 1000 pesos y con cartel «Acepto Mercado Pago»– hacían su agosto en mayo, con la amenaza gris del cielo. Un rato antes de las 2, las gotas comenzaban a caer, cada vez más persistentes. Así todo el acto, a excepción de un exacto momento: cuando Cristina Kirchner comenzó a hablar, el agua se detuvo. La gente se lo hizo saber, cuando ella arrancó y les preguntó cómo estaban. «¿Vieron? Es Dios. ¡Y yo que quería ser una figurita de Billiken!», les devolvió acariciando su rosario. 

Foto: Guadalupe Lombardo.

«A los peronistas nunca nos dio miedo la lluvia. Macri dijo qué lástima, feo día, cuando no lo iba a ver ni el gato. ¡Mirá el feo día nuestro lo que es!», exclamaba Martín Valdez más temprano, un par de horas antes de que comenzara el acto, trepado a una maceta y haciendo flamear su bandera con la foto de CFK y la inscripción: «Cada día te queremos más». La gente que pasaba le respondía con los dedos en V, y eran muchos y muchas los que se sorprendían al llegar y ver el tamaño de la concurrencia. Como Agustina, Nicolás y su hijo Noa, que llegaron del barrio 25 de Mayo de Moreno enfundados en la remera que dice «Nunca se hizo tanto». «Necesitamos conducción», pedían. 

Foto: Guadalupe Lombardo.

Oscar llegó desde 3 de Febrero luciendo orgulloso la remera que le regalaron, con el DNI de Fernández, Cristina Elisabet estampado a tamaño gigante. «Este acto es histórico y esta lluvia lo vuelve más histórico. Como aquel primer 25 de mayo», dice, ya empapado. A medida que se acerca la hora anunciada para el discurso, las columnas de gente se hacen más densas, comparten paraguas y capas en ese «tetris humano» que forman los cuerpos húmedos. Aunque la mayoría renuncia a la idea de hacerse un reparo hasta que llegue el acto, y se entregan a los saltos y cantos que dotan a la previa de cierto espíritu de festival.      

Devenir Diverse, desde Córdoba. Foto: Guadalupe Lombardo.

Entre ellos, les chiques de Devenir Diverse, una agrupación de militancia LGBT, con lazos con La Cámpora, que llegó desde Córdoba para el acto. «¡Que nos sorprenda, que nos sorprenda!», piden cuando se les pregunta qué esperan del acto. Piden verla a Ella. Llegaron bien temprano y consiguieron lugar bien cerca de la pirámide. Son muchos y muchas los que se organizaron para venir de lejos. 

Devenir Diverse, desde Córdoba. Foto: Guadalupe Lombardo.

Perón, Hebe, Walsh

Frente al Cabildo se apostó un entusiasta grupo que llegó de Trenque Lauquen. Cuentan cómo alquilaron la combi, viajaron bajo la lluvia, pidieron ayuda para el cuidado de hijes, regresan sobre la marcha, cansados pero felices. «Venimos porque cada vez que llama Cristina, llama la Patria. Y la historia. Y la memoria política y militante. Y más hoy, en este día y en este contexto», dice Leticia Badino, concejal del FdT, docente y militante de Asamblea Bicentenario. Mientras acepta las torta fritas que reparten en este sector, describe con emoción lo que significa llegar a esta plaza en un relato en el que se cruzan Perón, Hebe, Walsh. También el peso de la historia se hace sentir en esta plaza histórica. 

Enfrente, en el estudio móvil de la AM 750 que transmitió en una programación especial durante toda la jornada, la gente se agolpa para saludar a los conductores de los programas, a Cynthia García, a Nora Veiras, a Alejandro Apo. Víctor Hugo no puede llegar al estudio por la cantidad de gente: termina transmitiendo algunos metros antes, desde el Cabildo y entre la multitud.  

La AM 750 en la plaza. Foto: Guadalupe Lombardo.

«Imitemos el ejemplo. 20 años. NK», es el lema elegido, que se repite en carteles con una moderna silueta dibujada de Néstor Kirchner, en colores fuertes, en las pantallas gigantes a los costados del escenario que muestran simultáneamente imágenes de su presidencia y de la multitud allí reunida. Las pulseras de prensa dicen en cambio «CFK. 25.05.23. Plaza de Mayo». Habilitan el acceso hasta una carpa de prensa a la que van llegando los invitados del palco que acceden a hablar, bajo la lluvia. Kicillof es uno de ellos, junto a Carlos Blanco. Llega empapado a su lugar central en el escenario

Termina el acto, llueve más fuerte, muchas y muchos no escucharon lo que fueron a escuchar. Sorprende la cantidad de gente mayor, de niños, la desconcentración se dificulta pero transcurre con una sorprendente fluidez. «¡Tiene razón Cristina loco, ella siempre va a ser nuestra!», grita alguien, y todos empiezan a cantar, sin importar su edad: «¡Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación!». Cierto sentimiento de comunión atraviesa el momento. Qué se hace con toda esta energía, cómo se canaliza, quién o quiénes la vehiculizan, también lo dirá la historia.  

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/552855-tiene-razon-cristina-ella-siempre-sera-nuestra