17 de octubre de 2025

El Jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, anunció su renuncia en medio del operativo militar en el Mar Caribe que eleva la tensión con Venezuela. La salida fue sorpresiva y se predice luego que Pentágono aumentara a 10.000 fuerzas en la región en lo que dice ser una importante misión antidroga y antiterrorista en territorio venezolano.

El New York Times citó a un funcionario estadounidense y un exfuncionario, que hablaron bajo condición de anonimato que dijeron que Holsey había expresado su preocupación por la misión y los ataques a los supuestos barcos de la droga.

En un comunicado en las redes sociales, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, no mencionó ningún roce con su comandante de cuatro estrellas. “En nombre del Departamento de Guerra, expresamos nuestra más profunda gratitud al almirante Alvin Holsey por sus más de 37 años de distinguido servicio a nuestra nación, ya que tiene previsto jubilarse a finales de año”, reza el texto. 

Pero, según el prestigioso periódico neoyorquino, otros funcionarios del Pentágono y del Capitolio dijeron que “los elogios ocultaban verdaderas tensiones políticas en relación con Venezuela que el almirante y su jefe civil trataban de disimular”.

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“Antes de Trump, no se me ocurre ningún comandante jefe que haya abandonado su puesto antes de tiempo”, dijo Adam Smith, congresista por Washington, el demócrata de mayor rango en el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

Por otro lado, Jack Reed, senador por Rhode Island, principal demócrata en el Comité de Servicios Armados del Senado, fue aún más mordaz en sus críticas. “En un momento en que las fuerzas estadounidenses se están concentrando en el Caribe y las tensiones con Venezuela están en un punto de ebullición, la partida de nuestro principal comandante militar en la región envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando”, dijo Reed en un comunicado. 

En un momento en que las fuerzas estadounidenses se están concentrando en el Caribe y las tensiones con Venezuela están en un punto de ebullición, la partida de nuestro principal comandante militar en la región envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando

Desde principios de septiembre, las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses han atacado al menos cinco embarcaciones frente a la costa venezolana que, según la Casa Blanca, transportaban drogas, matando a 27 personas. Funcionarios estadounidenses han dejado claro en privado que el objetivo principal es expulsar del poder a Nicolás Maduro en una escalada que amenaza con una intervención militar por tierra.

Hace unas dos semanas, Hegseth convocó a cientos de generales y almirantes de todo el mundo a una reunión en la base Quantico del Cuerpo de Marines, en el norte de Virginia. Fue una reunión sin precedentes en la memoria reciente. El secretario dijo a los oficiales superiores que iba a endurecer las normas de aptitud física y preparación, reprimir aún más rigurosamente la “basura woke” y rechazar la noción de liderazgo “tóxico”.

Pete Hegseth, secretario de Guerra.

El jueves no estaba claro quién iba a sustituir a Holsey, que esta misma semana visitó las islas de Antigua y Barbuda y Granada.

Asimismo, la noticia de la salida del almirante se produjo un día después de que The New York Times informó que el gobierno de Trump había autorizado en secreto a la CIA a llevar a cabo acciones encubiertas en Venezuela.

El propio Trump reconoció el miércoles que había autorizado la acción encubierta y dijo que Estados Unidos estaba considerando ataques en territorio venezolano.

Todos estos acontecimientos se producen cuando el ejército estadounidense planea su propia posible escalada, preparando opciones para consideración de Trump, entre las que se encuentran ataques dentro de Venezuela.

“Cualquier operación para intervenir militarmente en Venezuela -especialmente sin autorización del Congreso- sería imprudente y peligrosa. La dimisión del almirante Holsey solo profundiza mi preocupación de que este gobierno esté ignorando las lecciones duramente aprendidas de anteriores campañas militares estadounidenses y los consejos de nuestros combatientes de guerra más experimentados”, dijo Reed. 

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Actualmente hay unos 10.000 soldados estadounidenses, la mayoría en bases de Puerto Rico, pero también unos 2200 marines en buques de asalto anfibio. En total, la Armada tiene ocho buques de guerra y un submarino en el Caribe.

El abrupto final del almirante Holsey también coincide con la toma del control de Marco Rubio de la estrategia respecto a Venezuela. El Secretario de Estado desplazó al enviado especial, Richard Grenell, que había construido una relación de confianza con Nicolás Maduro.

Fuente: LaPoliticaOnLine.com