Desde Roma

Hay en el mundo unos 100 millones de refugiados, es decir, personas que han escapado de sus países a causa de conflictos, guerras, persecuciones (cifra en la que no están incluidos los que escapan por razones económicas y son considerados sólo migrantes). El año pasado había 49 conflictos en curso en distintos países. De Ucrania, a causa de la guerra , han escapado 6,9 millones de personas. Pero el 89% de los refugiados se va a vivir a los países vecinos, no necesariamente a Europa como en cambio piensa equivocadamente mucha gente.

Estos datos fueron difundidos por la representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Italia, Chiara Condoletti, que participó de una conferencia sobre este tema en ocasión de la Jornada Mundial del Refugiado el 20 de junio.

Y a estas cifras hay que agregar otras alarmantes referidas a los miles de migrantes y refugiados que mueren en el mar tratando de atravesarlo para llegar a los países llamados “desarrollados” luego de haber pagado miles de dólares o euros a los traficantes de seres humanos. Según ACNUR, en 2021 se registraron 3.231 muertos o desaparecidos en el Mediterráneo contra 1.881 en 2020 y 1.510 en 2019. A esto hay que agregar los desaparecidos en el Sahara -de los que no hay muchas cifras- desde los países subsaharianos a Libia u otros países del norte de África, donde los traficantes prometen (no siempre cumplen) embarcarlos hacia Europa.

Y los que llegan tienen inmensas dificultades para integrarse en la nueva sociedad donde viven y a la que podrían contribuir con su experiencia. “Si nosotros lográramos explicar e involucrar a los ciudadanos en estos procesos y convencerlos de que vivimos en un ‘condominio mundo’, todo sería más fácil”, comentó Fabrizio Curcio del Departamento de Protección Civil, un ente del gobierno nacido en 1982 para asistir a la población en caso de emergencias.

Los pasos para integrar a los refugiados

“La integración no se puede improvisar. Hay que entender de quien se trata, cuáles son sus competencias y sus sueños, cómo hacer la integración y acompañarlo en todo”, dijo Condoletti.

Dos refugiados provenientes de países en conflicto contaron sus propias experiencias. Yasmine Abdul Azeem, nacida en Siria, llegó a Italia en 2016, estudió en la universidad y se desempeña como mediadora cultural. Fundó la asociación de mujeres “Las gelsominas sirias” que hacen catering de comida siria para así difundir en parte su cultura. Abdullah Ahmed, originario de Somalia, llegó a la isla italiana de Lampedusa atravesando el Mediterráneo, en 2008. En 2016 obtuvo la ciudadanía italiana y luego de ser el organizador de un festival en la isla de Ventotene, “Europa solidaria y del Mediterráneo” y fundar la asociación “Generación Puente”, actualmente es consejero del Municipio de la ciudad de Turín (norte de Italia).

“Lo primero que los refugiados tienen que aprender es el idioma y también conocer el territorio y sus derechos como refugiados”, dijo Yasmine. Es importante que esta gente tenga el apoyo de distintas organizaciones porque la burocracia es complicada para obtener todo lo que merecen, a no ser que ellos lleguen por los llamados “corredores humanitarios”, generalmente organizados y garantizados por organizaciones internacionales, explicó.

“No se puede ser extranjeros siempre – subrayó por su parte Abdullah que tenía 19 años cuando llegó y es el hijo mayor de una familia numerosa -. Yo no conocía el italiano pero Italia me ayudó. En Italia he nacido de nuevo. Gracias a mi trabajo puedo ayudar a mis hermanos que viven en Somalia”. “La sociedad está cambiando cada día ayudando a los refugiados. Pasar de objeto de ayudas a sujeto activo para ayudar a otros, me ayudó mucho. Sé que acoger a la gente no es fácil. Es difícil convencer a los temerosos o a los que no les importa nada”, añadió contando una anécdota cuando hace algunos años, la profesora de una escuela secundaria lo llamó porque una parte de los alumnos de su clase no habían querido hacer un minuto de silencio por los cerca de 360 migrantes que habían muerto en el Mediterráneo, cerca de la isla de Lampedusa, en 2013. “Fui a la escuela y hablé con los chicos contándoles mi experiencia y eso me ayudó a mí y a ellos a entender mejor el problema”, dijo.

La viceministra de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de Italia, Marina Sereni, destacó por su parte el fundamental papel de ACNUR en este tema y la importancia del Pacto Mundial sobre Refugiados votado por la ONU en 2018, que establece una distribución previsible y equitativa de la carga y la responsabilidad, reconociendo que una solución sostenible a las situaciones de refugiados no se puede lograr sin la cooperación internacional. Subrayó además que el tema inmigrantes y refugiados es complejo y que seguramente no se resuelve con las odiosas frases anti migrantes que repiten algunos políticos en sus campañas electorales.

No sólo el Estado que los recibe debe ayudarlos

Otros de los participantes en la conferencia explicaron que no sólo el Estado debe hacerse cargo de los refugiados sino que deberían colaborar también empresas, bancos, universidades, sindicatos y otras instituciones. Uno de ellos, Simone Bemporad, exponente del Grupo Generali, una empresa de seguros y otras actividades financieras nacida en 1831, dijo que su empresa ayuda a los refugiados que quieren crear pequeñas empresas y que unas 300 de ellas han sido así creadas en Francia, Alemania y Suiza.

Mientras Alessandro Ramazza, presidente de Assolavoro, una asociación que ayuda a refugiados a buscar trabajo, dijo que ellos ayudan financieramente a las familias que los reciben en su casa y que también organizan cursos de italiano para ellos y otros cursos que les permitirán incorporarse al mundo laboral. Contó el caso de una empresa que fabrica cosméticos y sostiene que ellos deben mirar hacia el mundo para fabricar cosas que interesen a todo el mundo y por eso, dicen, “todo el mundo debe estar dentro de nosotros” incorporando a refugiados en la fábrica.

Educación y medios de comunicación

El profesor Carlo Ceretti por su parte contó cómo la Universidad La Sapienza de Roma ha ayudado y está ayudando a traer a Italia a un centenar de estudiantes universitarios de varios países en conflicto que no pueden terminar por eso sus carreras.

Y sobre el rol de los medios de comunicación, la directora de la RAI, Marinella Soldi, explicó que los medios pueden servir de “puente”, explicando a los ciudadanos el porqué de los refugiados, de dónde vienen y lo que vivieron.

Pero lamentablemente buena parte de los medios italianos y en particular la televisión, no actúan así, dando preeminencia sobre todo a lo que en estos momentos sucede en Ucrania, como si el resto del mundo en conflicto no existiera. Y esto lo destacó de alguna manera Marco Impagliato. Presidente de una de las más importantes y respetadas organizaciones católicas de ayuda internacional, la Comunidad de San Egidio, Impagliato puso el acento en la discriminación que se hace sobre ciertos refugiados. En muchos países del mundo “todavía faltan los instrumentos legales para acoger a los refugiados”, explicó. En Italia mucha gente dice hoy que “la sociedad civil tiene ahora una gran y distinta sensibilidad” respecto a los refugiados. “Pero entonces, ¿por qué dan ayuda sólo a los ucranianos?”, se preguntó, cuando hay muchos otros millones de desesperados que andan dando vuelta por el mundo en busca de ayuda.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/432381-refugiados-todo-lo-que-se-puede-hacer-por-ellos