El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, dijo que no cree en la posibilidad de «un ataque directo de Rusia a una central nuclear en Ucrania», aunque advirtió que la situación es «crítica» porque no puede descartarse un accidente atómico. «No son escenarios teóricos sino muy posibles. Estamos viendo frente a nuestros ojos, uno tras otro, episodios que afectan la seguridad nuclear», remarcó Grossi en una conferencia que dio desde Viena, donde tiene su sede el OIEA, para la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. El diplomático viene insistiendo desde hace días en la necesidad de que las dos partes enfrentadas en el conflicto coincidan en un acuerdo marco para «proteger la seguridad fisica y tecnológica de las 15 centrales» nucleares ucranianas, que ya sufrieron pequeños incendios y caída de líneas de alta tensión que encendieron las alarmas.

Grossi comentó que la crisis actual en Ucrania puede analizarse desde dos lugares: la «vertiente» de las armas nucleares y la de la energía nuclear. Sobre el primer punto, recordó que Ucrania es un país que supo tener armas nucleares hasta la disolución de la Unión Soviética. «Algunos creen que la decisión de deshacerse de esas armas nucleares fue una mala decisión por la situación en que se encuentra ahora frente a la amenaza rusa. Creo que se habla con cierta ligereza de esto. Aquellas armas nucleares que poseía Ucrania eran armas por las que Kiev carecía de un control operacional. Hay que dejar de lado esa hipótesis de que Ucrania hubiese podido ser una potencia con un poder disuasivo nuclear», explicó el director del OIEA.

La segunda vertiente, la posibilidad de un accidente nuclear, aparece según Grossi con mayor nitidez. «Todos recordamos Chernobyl como el peor accidente nuclear de la historia, provocado por impericia, por opacidad o por la ineficacia de un sistema burocrático fallido. Ahora la situación es distinta. Tenemos un conflicto armado de naturaleza convencional con desplazamiento importante de tropas en un territorio que tiene 15 centrales nucleares, reactores nucleares que son de tecnología rusa», aseguró el diplomático argentino.

Peligro nuclear en Chernobyl y Zaporiyia

Los dos mayores riesgos atómicos están radicados en Chernobyl y en Zaporiyia, la central nuclear más grande de Europa. Sobre la primera, Grossi subrayó que allí el OIEA «está prestando asistencia en una tarea que es muy difícil, de desmantelamiento y de tratamiento de los restos aún altamente radiactivos que se sitúan en el núcleo de aquel golpeado reactor 4» en 1986. 

La central de Chernobyl fue tomada por las fuerzas rusas «muy rápido luego del inicio de la campaña de invasión a Ucrania» el 24 de febrero, según Grossi. La razón que adujeron las autoridades de Moscú en conversaciones con el OIEA es que «contaban con información de inteligencia que indicaba que podía haber un acto de sabotaje de parte de la nación invadida, y ellos querían evitarlo». Inmediatamente los rusos asumieron el control técnico de la planta, es decir el «control de los accesos y de seguridad de la planta, que sigue siendo operada por sus operadores ucranianos».

Chernobyl volvió a estar conectada a la red eléctrica en las últimas horas luego de una breve interrupción por la caída de una de las líneas de alta tensión que alimentan a la planta. «El peligro teórico está dado por el hecho de que, sin alimentación eléctrica exterior, el sistema de refrigeración de las piletas donde se encuentra el combustible de la planta y parte de lo que se ha rescatado del núcleo del reactor golpeado en 1986 carecerían del enfriamiento necesario, pudiéndose producir un accidente», explicó Grossi, quien agregó que «el accidente en este caso estaría motivado por una causa deficiente de naturaleza indirecta, no por un ataque directo a la instalación».

En tanto, «otro hecho muy inquietante» fue el que ocurrió en la noche del tres de marzo en la central de Zaporiyia, que tiene «seis reactores uno al lado del otro a lo largo de un kilómetro», donde se produjo un intercambio de fuego entre una patrulla rusa y las fuerzas ucranianas con versiones cruzadas de ambos bandos. «En nuestra agencia hablamos del impacto de un proyectil que generó un incendio. Dos flashes grandes en el tablero de la seguridad que podrían haber derivado en situaciones críticas», aseguró el diplomático.

Operarios sin descanso

Grossi destacó que otro factor que puede afectar la seguridad en Zaporiyia y Chernobyl es la delicada situación del personal, al que los rusos permitieron salir solo después de varios días en el primer caso y aún no lo hicieron desde el 24 de febrero en el segundo. «En Chernobyl no trabajan sin parar, comen y descansan pero es una situación de absoluta anormalidad. La posibilidad de equivocarse y la presión psicológica es muy grande», describió el diplomático argentino.

Más allá de ese escenario, que viola uno de los «siete pilares de la seguridad nuclear» recomendados por la OIEA, Grossi remarcó que «un ataque ruso debería ser muy fuerte para llegar a un reactor». Recordó en ese sentido el caso de Irak, cuando atacó la central nuclear de Bushehr en Irán generando muy poco daño. «Descreo de un ataque directo de Rusia a una central nuclear. Es algo que he hablado personalmente con los rusos, que jamás tendrían como meta conquistar una central nuclear«, aseguró el exmbajador argentino en Austria.

En búsqueda de un acuerdo

«Hacemos un informe diario sobre la situación que toma varias horas» porque «cuando hay una guerra, la primera víctima es la verdad» y mientras «la parte ucraniana muchas veces describe las situaciones con extrema gravedad, los rusos dicen ‘acá no pasa nada'», describió Grossi. En ese sentido, manifestó que «el único punto de referencia objetivo que tiene la comunidad internacional es el del OIEA, porque es el único que habla con todos y evalúa la potencial gravedad de lo que está pasando».

Grossi destacó que sigue «negociando» un acuerdo marco que le propuso a los cancilleres ucraniano y ruso, Dmitri Kuleba y Serguei Lavrov, con quienes conversó la semana pasada en Turquía, y que espera que sea aceptado por ambas partes. Sostuvo que para ello cuenta con el «apoyo de la comunidad internacional», de la cual destacó el «gran respaldo» del presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien convenció a los mandatarios de Ucrania y Rusia, Volodimir Zelenski y Vladimir Putin, de que la iniciativa del OIEA es «una propuesta útil».

Con respecto al pedido de Ucrania de establecer zonas de exclusión alrededor de una planta nuclear, Grossi sostuvo que es un punto muy difícil porque su mandato y sus capacidades lo exceden. De todos formas dijo entender la desesperación de Ucrania por la situación que está atravesando. «¿Quién puede perder la paciencia con alguien que está invadido? Hay que tener enorme comprensión por lo que están viviendo», advirtió.

«Tenemos toda la logística preparada para desplazarnos a Ucrania. Creo que es lo que la comunidad internacional espera, haciendo tuits desde Viena no es suficiente», remarcó el diplomático argentino de 61 años sobre la posibilidad de viajar a Kiev. Grossi planteó que «la inmediata reacción favorable a las iniciativas del OIEA» en la comunidad internacional se debe a la «percepción muy clara» de que este conflicto «va a dejar muchas cicatrices, y quizás el régimen de no proliferación de armas nucleares sufra por eso»

Para el director del máximo organismo de energía atómica, «todos esos espectros vuelven a aparecer» después de «unas cuantas décadas de bastante confort». En ese sentido, expresó que «mantener incólume el régimen de no proliferación deviene una prioridad absoluta» y «se trata de que el genio no salga de la botella, si es que no salió ya».

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/408587-rafael-grossi-estamos-viendo-episodios-que-afectan-la-seguri

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