Desde instrucciones para clonar un perro a referencias sobre  dolarización, lo trash y queer a changuitos de compras, más unos 50 artistas en escena. Todos estos elementos y personas dan vida a la acción inaugural de “Ópera Povera”, el nuevo proyecto del colectivo Ópera Periférica, un grupo que no se achica ante un contexto de destrucción masiva del país y que apuesta, desde el arte y lo simbólico, a despertar sensibilidades y resistencia.

Pero “Oratorio de guerra” también es estudio, investigación y una respuesta ante la coyuntura, tras el cambio de gestión política iniciado en diciembre pasado y condensada en una hora y media, con una orquesta de unos 20 músicos, 10 tambores y un director, unas 5 personalidades que ofician de oradores y otros tantos cantantes líricos, y por supuesto “les performes”, y algo más, y todo bajo la dirección de Pablo Foladori y Gerardo Cardozo.
Estrenada hace una semana en un silencioso microcentro porteño de sábado, este 8 de junio a las 19 tendrá lugar la última presentación en el histórico edificio que aloja el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, a metros del CCK.

Un espacio de reivindicación

Ya el año pasado el “Paco Urondo” acogió al colectivo después del “problema” suscitado con la performance “Sirenas en Jardines electrónicos“ en el recoleto Museo Hispanoamericano Fernández Blanco presentada en el marco de Bienalsur. La invitación al espacio cultural fue “para reivindicar esa acción”, según cuenta Foladori en diálogo con Somos Télam. 

Este es uno de los motivos de la elección del espacio, el otro su cariño especial por la facultad donde Foladori estudió Letras, en Puán, y ante la amenaza del desfinanciamiento de las universidades públicas por parte del Estado, la elección resultó ser la adecuada.

Es que “para llevar esta primera acción por el formato de oratorio y la reflexión que esta trabajando dentro del dispositivo además de lo escénico y musical, existe algo del orden de la palabra que se inscribe dentro de otras disciplinas” y las ubica en mayor cercanía al ámbito académico, por lo cual, “se buscó el diálogo con este espacio”.

Así, “la primera acción (operística) es un ´Oratorio de Guerra´, un grito impulsado por las atrocidades que nos tocan vivir”, donde “performers, cantantes, artistxs sonorxs, una murga y una orquesta contemporánea se sublevan junto con el público en un oratorio noise, un oratorio colectivo que se apropia de espacios emblemáticos de nuestra ciudad para constituirse como una trinchera de la potencia insurrecta del arte”, proponen directores y artistas.

Un oratorio performativo

Foto: prensa.

¿Cómo definen este tipo de obra? “El proyecto es de una definición compleja. Me gusta trabajar con dispositivos escénicos y musicales difíciles de clasificar”, y “la ingeniería de cada uno depende mucho del lugar en que se haga, y la coyuntura y los cuerpos con los  que estamos trabajando”, explica Foladori.

Cuando después del período de investigación decidieron que tenían que hacer un oratorio de guerra, dice: ”ahí empecé a entender que el dispositivo tenía que ser multidisciplinar y transdisciplinar y de alguna manera inclasificable, y también tener cierta fuerza de insurrección respecto de los géneros”.

Me gusta trabajar con dispositivos escénicos y musicales difíciles de clasificar”.

PABLO FOLADORI.

“Podríamos decir que toma algunos rasgos del oratorio musical más tradicional para después romper con esos rasgos”, que “se trata de un oratorio performativo, un oratorio de guerra, pero al que se le pueden dar otros nombres”, como “oratorio de la frustración, del ruido, del cansancio o trash”, enumera.

“Esto tiene que ver con cierta potencia precaria que tiene el proyecto en el sentido que es un dispositivo que esta en permanente movimiento y ésto es lo que le da la fuerza política”, indica.

Más allá de esto, también estaba el interés de lograr que “sobre el trabajo con el ruido y la música, dejar que por encima de eso quedarán suspendidas tanto las palabras de les oradores como les cuerpos de les performers”, con el objetivo de que el dispositivo pudiese “leerse también como una suerte de manifestación performativa”, explica. 

La ópera fuera de los grandes teatros

Ahora bien, llevar la ópera o el oratorio fuera de los grandes teatros y transformarlos esta en la génesis del “trabajo que hace Ópera Periférica desde sus inicios, hace casi 10 años”, algo iniciado con esa “primera intervención en el 2015 en un galpón del barrio de Lugano” donde montaron “con los vecinos una ópera de Mozart”, relata. Y argumenta: “hay algo de transformación, de búsqueda de nuevos públicos, de superar de alguna manera esta ambivalencia entre música popular y música académica”.

“Pensamos nuestros dispositivos por fuera de esa caja, así que quizás la transformación tiene que ver con eso, pero lo cierto es que cada dispositivo, antes de ser pensado como un formato determinado, primero investigamos el espacio y los cuerpos o la comunidad con los que vamos a trabajar, y qué es lo que ese dispositivo busca, y después se decide cuál es el paisaje sonoro”, explica.

La acción enmarcada dentro del proyecto mayor como es “Ópera povera” se compone de “una suerte de acciones que dialogan con la realidad, e indica su deseo sobre la continuidad de la performance” de “hacer otros oratorios con distintos ensambles musicales y oradores”, con el mismo tipo de operación sobre la realidad y las nuevas problemáticas gestadas.

Algo tal vez más distante a esa primera etapa de investigación “atravesada por las marchas” tempranas contra la nueva gestión en tanto límite y desacuerdo.

Marchas en las que fue registrando lo que sucedía “con esos paisajes sonoros”, lo cual los hizo decidirse en tanto colectivo “por la predominancia de lo disonante, del género noise, y que existiera en vivo una disputa de géneros”, entre la música académica y la experimental o popular, presente en las voces de artistas sonoros y en los tambores ubicado al fondo de la espaciosa sala blanca con columnas.

“Son disputas que se desarrollan en la escena y hacen que el oratorio se siente como un objeto vivo, y eso era lo más importante de conseguir, porque si algo quería era que el oratorio pudiera tener incidencia en el orden simbólico, que pudiera decir algo sobre lo que estaba y esta pasando y alertar y reflexionar”.

“Buscamos que el oratorio sea una experiencia y una performance colectiva que se produzca una retroalimentación entre la escena y el público” así como una reflexión entre los artistas del proyecto, y también se busca “responder a la crueldad de este tiempo presente, a no quedarnos callados y provocar el mayor ruido posible, y responder poéticamente a la agresión que estamos recibiendo”, concluye Foladori.

Buscamos que el oratorio sea una experiencia y una performance colectiva que se produzca una retroalimentación entre la escena y el público”.

En esta sintonía, Mabel, una de las performer que arrastra en su canto la palabra “dolarizar”, el Oratorio “es una búsqueda colectiva, una forma de mezclar ópera con performance, con sonido contemporáneo, para pensar y trabajar sobre lo que esta ocurriendo”. 

Foto: Dagurke.

En su performance como guerrera canta y usa la voz provocando “un punto de quiebre en donde aparece el cuerpo cuir que rompe con lo que parece ser una canción o una obra de teatro”, porque “con Ópera venimos a traer algo nuevo, a provocar”, y a poner al espectador “en un lugar donde nada es seguro”, expresaba a días del estreno. 

El proyecto

Desde 2015 el colectivo promueve el diálogo entre artistas, territorios y nuevas tecnologías, y que “entiende la ópera como un artefacto transdisciplinar con incidencia en el orden simbólico contemporáneo” desarrollando cada proyecto con “un equipo de artistas, curadores e investigadores desde una perspectiva de género, diversidad y transformación social”.

Se presentaron en Bienalsur (2021), PROA 21 (2022), Festival de Arte Queer (2022), Festival Nueva Ópera Buenos Aires (2022), CCUPU (2023) y los centros culturales Haroldo Conti y de la Ciencia, entre otros espacios. Sus directores, Pablo Foladori y Gerardo Cardozo obtuvieron becas del Fondo Nacional de las Artes en 2016, 2021 y 2022, y el premio HEM en 2022.

En 2023 fue el turno de las óperas “Eduarda” en Planta Inclán, “Barroco Transplatino” en el Conti -en el marco del Festival Futuros-; la performance “Sirenas …“ que forma parte de la serie Barroco Furioso en el Museo Hispanoamericano Ferández Blanco y luego en el CCUPU, y “Neobarrosas“ en la Federación Argentina de Box y LABA.

Ficha artística

Oradorxs: Feda Baeza, Luki la Puti, Liliana Cabrera
Guerreras: Mabel, Nube, Jorge Thefs, Patricia Villanova  
Lloronas : Luz Matas, Sabrina Schulthess , Ricx, Ariel Osiris (Bocouche) 
Politicxs clonadxs: Luchi de Gyldenfeldt, Carolina Béjar, Sofía Dever, Iván Bertone, Nicolás Foresti, Patricia Villanova, Luz Matas y Annanda Samarine  
Una médium: Bocouche

Lila Limón (una cosplayer): Ricx; clon de Lila Limón, Annanda Samarine.
Murray, Conan, Milton, Robert y Lucas: Luchi de Gyldenfeldt, Carolina Béjar, Sofía Drever, Iván Bertone, Nicolás Foresti.

Textos: Luki la Puti, Liliana Cabrera, Jorge Thefs, Nube, Mabel, Ariel Osiris y Pablo Foladori.

Ensamble Oratorio de Guerra

Músico invitado: Evar Cativiela  
Música y producción: Kuo  
Interpretes en vivo: El Piyi y Gracia Fernández  
Remix: Franco D ‘  
Percusión: Luchin Fernández, Isa Gadán, Flor Zagales + Ensamble

Dirección del ensamble: Mariana Ferrer  
Composición musical para cantantes y ensamble: Guillermo Vega Fischer  
Fotos: Estrella Herrera  
Asistencia: Leni y Alexis Ruiz  
Dirección de escena y coordinación: Gerardo Cardozo  
Dirección general y de escena: Pablo Foladori  
Producción: Ópera Periférica

El acceso es con bono contribución a adquirir en https://www.passline.com/eventos/oratorio-de-guerra-cuadrilla-barroca