Terroristas. Asesinos. Zurdos de mierda. Montonera. No fueron 30.000. Milei 2023. Las placas que recuerdan a las y los desparecidos de los colegios Carlos Pellegrini, N° 7 María Claudia Falcone, N° 6 Manuel Belgrano y comercial N° 2 «Antonio Bermejo» en la Ciudad de Buenos Aires, amanecieron el viernes vandalizadas, tapadas con pintura, grafiteadas con estas leyendas. No fue de cualquier modo, ni en cualquier momento: el ataque pareció coordinado, con las consignas casi calcadas. Golpeó especialmente a horas de las elecciones, en un clima atravesado por el asesinato de un militante en la represión de la policía porteña, la muerte de la niña Morena Domínguez, la conmoción que causaron estos hechos y sus consecuencias políticas. Tras el estupor, la bronca, la indignación, las pibas y pibes pasaron a la acción: la jornada de limpieza pronto se transformó en acto de desagravio y reafirmación de la memoria, y frente al Pellegrini miles de personas de todas las edades acompañaron, hablaron y cantaron por los 30.000. Chicos y chicas, integrantes de centros de estudiantes y autoridades de distintas escuelas, representantes de organismos de derechos humanos, gremios y legisladores, profesores y familias se sumaron a un grito que sigue siendo urgente a 40 años de democracia: Nunca Más. 

«Los saludos a tooodes los que hoy están reparando esas placas ante el ataque vandálico de esos repudiables negacionistas. Chicos, ¡no abandonen la lucha! ¡No bajen los brazos! Recuerden lo que hacemos y decimos las Madres desde hace 47 años: ¡La única lucha que se pierde es la que se abandonaaa! ¡Se los decimos nosotras! ¡Las locas! Que a pesar de los bastones y las sillas de ruedas…. ¡Seguimos de pie! ¡No nos han vencido! Las palabras que Taty Almeida envió al no poder llegar a estar presente (el acto fue a pocas horas de la vandalización, la organización corrió rápidamente por WhatsApp durante la mañana) sonaron potentes en la voz de una alumna, y parecía que se estaba escuchando allí mismo, así escrito tal como habla, a la referenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. 

Hablaron las legisladoras Victoria Montenegro y Ofelia Fernández, representantes del Cels, Memoria Abierta, de los sindicatos UTE y AGD, de distintos centros de estudiantes. Llegaron repudios y solidaridades múltiples. «A 40 años de la democracia más larga, a los discursos de odio les decimos Nunca Más», decía la de Abuelas. Desde el Pellegrini fueron militantes de las tres agrupaciones del colegio –La Creciente, El Estallido y Oktubre– los que leyeron los nombres de sus 34 compañeras y compañeros y dos profesores desaparecidos, resaltando la importancia de hacerlo «en unidad». Entre los integrantes de H.I.J.O.S. presentes, Diego Belaunzarán Colombo, expresidente del Centro de Estudiantes, fundador de la agrupación Les Jóvenes, recordó a su tío entre esos nombres al sumarse al grito colectivo: Presentes, Ahora y Siempre.

Consultados por Página/12, desde el espacio La Libertad Avanza dijeron no tener «nada para decir» sobre los ataques, a pesar de que en todos se reivindicaba a «Milei 2023». «Desconocemos la autoría de quienes lo hicieron» (sic) fue la única respuesta. En las redes, en cambio, bots y seguidores del precandidato presidencial se ensañaron durante todo el día celebrando y redoblando las amenazas. 

De la bronca a la esperanza alerta

«Hoy a la mañana fue un impacto, nos cargamos de bronca, íbamos a tener asambleas por el asesinato de Facundo Molares y, con eso atravesado, nos enteramos de esto. Sentimos mucha angustia y, en lo personal, una sensación de derrota: da mucha impotencia ver la avanzada de derecha sobre ciertos sentidos comunes que pensamos que teníamos incorporados a 40 años de democracia, como la bandera básica de los derechos humanos», lamenta Malena Strauchler, presidenta del Centro de Estudiantes del Pellegrini. «El acto, tan convocante, nos revitalizó. Todas las personas con las que hablé quedaron un poco más esperanzadas al poder responder con organización y con tanta presencia. Fue como decir colectivamente: no, no los vamos a dejar avanzar«, evalúa. 

En la escuela María Claudia Falcone esta es la tercera vez en poco tiempo que vandalizan las baldosas: la primera fue el 5 de junio; dos semanas después, antes de un festival para recaudar fondos para ir al Encuentro Plurinacional, sumaron a modo de «regalo» una bandera con la cara de Milei en la puerta del colegio; el viernes nuevamente las placas de memoria aparecieron tachoneadas e inscriptas. «Esto no es algo menor y ocurre en un contexto muy violento de la Argentina, que especialmente sufrimos los pibes, que siempre quedamos afuera de todas las discusiones», reflexiona Constanza Rodríguez, vocera del Centro de Estudiantes de esa escuela. Enumera los hechos recientes, el asesinato de Molares, la represión en Jujuy, unas inminentes elecciones en las que «ningún candidato toma seriamente en su agenda a la juventud», las tomas que los marcaron el año pasado, con la persecución y criminalización del gobierno de Educación porteño. «Observamos que todo está muy, muy, demasiado violento. De hecho queríamos ir a la marcha por Facundo Molares y por primera vez votamos no hacerlo por una cuestión de seguridad, porque somos menores cuidando menores y entendimos que el contexto está muy complejo», cuenta. 

Esta vez, el Ministerio de Educación porteño se pronunció expresando que «repudia absolutamente los hechos». «Las pintadas en la vereda de la escuela Manuel Belgrano fueron removidas inmediatamente esta misma mañana por los auxiliares de la institución. En cuanto a la limpieza de las pintadas en la Escuela Claudia Falcone se coordinó con personal de la comuna, quienes ya pudieron remover las pintadas», informaron.

Sobre el final del acto comenzaron a llegar noticias de la marcha por Facundo Molares, que estaba terminando a pocas cuadras, en el obelisco. En particular, de la detención del docente del colegio Mariano Acosta y del Comercial 27 Tomás Romero Obligado. «Es la continuidad represiva y de disciplinamiento del Gobierno de la Ciudad», denunciaban desde UTE-Ctera, narrando cómo en la desconcentración había sido patoteado por alguien a quien sindicaban como «un policía infiltrado, de civil» para provocar su reacción. Al cierre de esta edición, el docente permanecía «detenido ilegalmente por la policía de Larreta», repudiaron, en la Comisaría Primera de Tacuarí e Independencia, donde se convocaron agrupaciones gremiales y políticas para exigir su libertad. 

Guardianes de la democracia

Visiblemente emocionada en un acto que sumó muchas adhesiones de organismos, un costado celebratorio con los cánticos de los pibes y las pibas, y mucha presencia de toda la comunidad escolar –incluida una gran cantidad de padres y madres–, Victoria Montenegro agradeció estar unidos «en defensa de cada uno de esos nombres que se multiplican por otros miles, que también quieren borrar de la historia», y recordó que hace unos días encontraron el nieto 133. «Estos 30.000 están bien presentes en cada una de sus luchas, y así como hoy vinieron tantos y tantas, volverán a estar presentes cada vez que quieran venir a intentar borrar nuestra historia, esa historia que costó tanto construir. Nunca van a poder», advirtió. 

«Esa placa recuerda a los compañeros y compañeras que desaparecieron luchando en esta escuela con las mismas alegrías y tristezas que ustedes, transitando las mismas aulas, dando las mismas peleas. Elegimos placas de material espejado para que veamos nuestras caras reflejadas en esos nombres y entendamos lo parecidos que somos», recordaba Ofelia Fernández, expresidenta del Centro de Estudiantes del Pelle. «Somos los hijos de la Madres de Plaza de Mayo, los nietos de las Abuelas, somos la generación que fue a la ex Esma con la escuela, que vio a Videla morir en la cárcel. Somos los guardianes de la democracia, y eso demanda una gran responsabilidad», advirtió. 

Vientos por derecha

«Así amaneció el Comercial Antonio Bermejo con las baldosas vandalizadas, en una está el nombre de mi mamá. Agradezco el amor y la solidaridad de la comunidad educativa que las limpió», se leía en uno de los mensajes que circulaban en los celulares. Era un posteo de Paula Sansone, hija de los  militantes detenidos desaparecidos Liliana Policastro y Daniel Sansone, e integrante de Abuelas. 

Las conversaciones sumaban preocupación y cierto alivio esperanzado por la cantidad de gente que se seguía sumando a un acto tan rápidamente organizado. «No se dan cuenta de que cuanto más amenazan, más fuertes nos ponemos«, decía un padre. Hugo, papá de Eluney de tercer año y de Camilo, ya egresado del Pelle, recordaba la canción que Luis Alberto Spinetta compuso para los desaparecidos de esta escuela, «Crisantemo». «Ver a todos estos pibes, escuchando tan atentamente, es emocionante y un poco te tranquiliza. Es reparador cuando lo que más resuena por todos lados, también en los grupos de padres, en las redes, son las voces de derecha», lamentaba. 

«Fue una bocanada de esperanza importante», coincidían Irina e Ignacio, papás de Amanda, de segundo año. «Venimos muy golpeados, esta misma mañana tuvimos la movilización por el asesinato de un militante. Ver semejante contraste levanta el ánimo y deja bien claro que tenemos mucho futuro. Esta gran fuerza no la van a poder parar, aunque intenten. Los chicos nos están enseñando en momentos tan duros como estos». A Amanda le había dejado Taty la cartita para leer, cuando ella le pidió que viniera. «Hoy temprano cuando vimos las placas manchadas fue bastante impactante. Terminar el día así nos dio mucho impulso, y una forma de alegría, pudimos cantar y saltar juntos, nos descargamos», sumaron con su amiga Morena. 

Además de ser exministro nacional y ministro provincial de Educación, Eduardo Sileoni tiene una nieta que va a la Falcone y otro que va al Pellegrini. «Se ha revitalizado el pensamiento negacionista en la Argentina, y entre 2016 y 2019 tomó impulso con un expresidente que hablaba de guerra sucia y relativizaba el número 30.000, con una exministra que hoy como precandidata a presidenta reafirma su línea represiva. Más acá en el tiempo, con tantas manifestaciones de ultra derecha, sin olvidarme del intento de asesinato a Cristina», advierte. «Nos están avisando que no sólo están en el pasado, que están dispuestos a volver. Y saben que la escuela es un sitio de resguardo de la memoria, un lugar donde circula la reflexión sobre el pasado reciente. Eso a la derecha les molesta mucho, buscan cortar eso. Y hay que estar muy alertas». 

Finalizado el acto, grandes y chicos pusieron manos a la obra para limpiar las placas. Pero antes las rodearon de carteles urgentes: «Las memorias no se vandalizan». «Ni asesinos, ni terroristas». «No hay futuro sin memoria». Y cantaron, una vez más: «Como a los nazis, les va a pasar… adonde vayan los iremos a buscar…». 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/577192-nunca-van-a-poder-borrar-nuestra-historia