Las diferencias entre los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y las elecciones generales impactaron en el escenario político. Cunde la indignación en tertulias, quinchos y medios VIP, en las huestes de Juntos por el Cambio (JpC). Nada cambió, nada debió moverse, vociferan aunque se reacomodan. Eppur algo se mueve. El domingo pasado se comentaron en esta columna algunas consecuencias rotundas, inmediatas.

JxC debió renunciar a quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados. Un puñado de candidatos que no llegaron hicieron la diferencia entre alzarse con la primera minoría y subsistir como segunda.

El lunes 15 no se concretó una blitzkrieg devaluatoria. La cabeza del ministro de Economía Martín Guzmán se mantuvo en sus hombros cuando sus sucesores se probaban el traje.

Esos jaques mate se habían planificado, preanunciado en la prensa in the pendiente.

En el plano de la disputa política vale la pena mirar dos sucedidos; se hará en los próximos párrafos. Uno, los intendentes peronistas bonaerenses se perciben empoderados, diagnóstico compartido por otros protagonistas relevantes, compañeros en particular.

Dos, se reacomodan los melones de las internas en JpC. La coalición opositora creció, se “nacionalizó”. La favorecieron el esquema bipartidista y la alta polarización. La unidad rindió frutos. La base está y se sostiene… pero en otro contexto. Ergo, se reperfilan las internas.

Faltan casi dos años para las presidenciales, una eternidad en la aldea global, dos eternidades en la Argentina. De cualquier manera, el oficialismo necesita relanzarse, acordar con el FMI, cumplir las promesas de la campaña 2019, redistribuir riqueza, poder y esperanzas. Un montonazo, con la ventaja relativa que ya enunciamos: gobierna y el veredicto de las urnas dependerá de los resultados que consiga más que de las polémicas actuales. En 2023, presumiblemente, solo serán estudiadas por los arqueólogos.

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Los cumpas alcaldes van por más: Numerosos intendentes bonaerenses del Frente de Todos (FdT) ganaron de local, varios como torazos en rodeo propio. Son adalides del triunfo en sus respectivos Partidos. Poco afectos a comer vidrio no suponen ser mariscales de la victoria provincial, que no existe. Tampoco del empate electoral, resultado desconocido por la CONMEBOL. Se autodefinen como adalides de la remontada, del consiguiente alivio en la Casa Rosada, del cambio de clima tan transitorio como palpable. Los gestaron militando, caminando el territorio… hay vida más allá de las redes sociales y los spots publicitarios.

El presidente Alberto Fernández reconoció el esfuerzo y el logro. El ingreso del intendente lomense Martín Insaurralde al gabinete provincial por iniciativa de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner contribuyó al viraje táctico.

Con el escrutinio definitivo acabado, los intendentes potenciados inquieren “¿dónde está la mía?”, bolilla uno del manual. En parte la demanda se complace con palmadas presidenciales, con un convite del gobernador Axel Kicillof que incluye asado, foto panorámica con todos y todas. Cada quien podrá regresar al pago y comentar con los compañeros “Hablé con Axel… Axel me dijo..”. En una de esas exageran un poco al referir cantidad y hondura de los diálogos. No le hace. El capital simbólico no es estático; puede multiplicarse. Keynes, corazón.

El espaldarazo público gratifica pero no sacia. Los artífices de la remontada desean-piden revisar la ley provincial que restringe las reelecciones para intendentes que acumulan dos mandatos consecutivos. La promovieron la ahora diputada María Eugenia Vidal cuando era gobernadora y el presidente del cuerpo Sergio Massa cuando transitaba la menguante avenida del medio.

Los alcaldes pretenden una modificación interpretativa: que el actual mandato se considere como primero para aplicar la norma. Contarían entonces, con chances de una reválida más… si el padrón ciudadano los acompaña. Uno de los nodos de la cuestión ignorados por los “republicanos” encendidos: ningún cargo se consigue sin pasar por la ordalía del cuarto oscuro. 

Una ley es revocable o re-interpretable por otra posterior pero pinta como antipático para la opinión pública (piantavotos si permite una ironía) motorizar un cambio en beneficio propio u ocuparse de “un tema que no le interesa a la gente”.

El poroteo de apoyos en la Legislatura provincial es incierto o difícil: Vidal y Massa sostendrán su propuesta y cuentan con parlamentarios fieles.

Judicializar el planteo arguyendo que la limitación no debe tener carácter retroactivo surge como atajo posible. Tiene sabor jurídico pero si algún intendente (o un buen “Amicus Curiae”) lo instara será puesto en la picota. Unpopular opinion, la restricción es discutible desde el punto de vista jurídico; un límite al derecho de ser elegido no regulado en la Constitución. Más de un tratado internacional fulmina las limitaciones al “sufragio pasivo”.

Fernández y Kicillof dieron alas a la movida, poniendo al criterio democrático (“que resuelva la gente”) sobre las restricciones pretensamente republicanas. De nuevo y por última vez: una cosa es tener un derecho posible y muy otra convencer en el Ágora.

Las aguas se dividen entre los cambiemitas. Sencillo adivinar cómo: en función de las posiciones o intereses relativos. Quienes están en el llano despotrican contra los feudos o “la reelección indefinida” (que no es el caso, pero no importa…). Los intendentes que perderían su chance de refrendar en 2023 miran con cariño la iniciativa a condición de no quedar enlodados con los colegas peronistas. Animémonos y vayan, clásico adagio. Que “ellos” paguen el precio y, si les sale bien, todos mojaremos el pancito en el tuco maquinan sin confesarlo. Bolilla dos del manual, pongalé. El muy serio alcalde de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, desliza que es chocante que una ley proyecte efectos al pasado. No es tan chocante ni está prohibido si somos francos… pero el hombre demarca territorio sin exponerse mucho.

La historia reciente es impiadosa con reformas pro-reelección. La gente común acaso haya olvidado al obispo Joaquín Piña quien pasó al estrellato encabezando la campaña contra una modificación de la Constitución misionera en 2006… Seguro que dirigentes políticos fogueados lo tendrán in mente cuando evalúen repetir la experiencia con variantes de tiempo y lugar. La saga continuará, con final abierto, en el año no electoral.

Hay más aspiraciones en danza ya que los beneficios diferidos y (ay) hipotéticos no son todo en la vida. Portavoces del “territorio”, en sagrado off the record, sinceran pretensiones de ganar espacio en el gobierno provincial. No se charlaron en el asado con Kicillof, tampoco de las reelecciones. Cónclaves masivos impiden conversar a fondo, la sintonía fina se relega para ámbitos propicios, menos poblados. El verano, presto a estallar, develará si se producen novedades.

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Internas de tranco largo: Seis meses ha, el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta habría bailado en una pata con el veredicto electoral. Las PASO acrecentaron sus ambiciones y fantasías, la remontada le cayó mal. Ahora dice que no importa pero olvidó comunicárselo a su rostro en aquella noche del domingo.

Las interpretaciones “del palo” le agregaron malestar: le bajaron el precio a su posición interna, propagan proyecciones sobre los presidenciables de JxC: son cerca de una decena entre vecinos de PRO y correligionarios radicales. Se le agrió el presente aunque sigue siendo el primus inter pares. Gestiona la Ciudad Autónoma (CABA), ya dos Jefes de Gobierno llegaron a presidentes. Ninguna otra provincia iguala esa marca que cuenta quienes llegaron y no lo horrible de sus gestiones.

El diputado Diego Santilli dio el batacazo por una cabeza, Vidal se impuso con menos votos de los imaginados. Es un capital estimable que sustenta sumando al intendente Jorge Macri a su gabinete. A cooptar, a cooptar.

La red de protección mediática de HRL es imbatible. La riega todos los días. La Policía asesina a Lucas González, los medios afines y casi toda Corea del Centro lo excluyen de las causas, las consecuencias, las responsabilidades. Anche de las menciones. Se derrumba un cine en la Ciudad, la Vulgata resuelve que el caso no atañe al mix de alcalde y gobernador. Los negocios inmobiliarios son escandalosos, un velo de silencio los recubre. Un aceitado sistema de favores y una pauta transversal refulgen entre los recursos usados.

La vida cotidiana de Larreta se empiojó con la reaparición del expresidente Mauricio Macri. Las paradojas forman parte de lo que suele llamarse “realidad”. Macri cobró protagonismo en la segunda etapa de las campañas. Es verosímil que haya favorecido más al FdT que a su fuerza… se agrandó igual. Ajeno a cualquier realismo, narcisista, Macri se mira al espejo, sueña con la pinta de Carlos Gardel, con el «Segundo Tiempo». Las encuestas no le sonríen, sus compañeros de ruta preferirían tenerlo lejos. Pero también cuenta con medios amigables incluyendo uno que no es suyo (dicen) pero se empecina en parecerlo.

El activismo de “Mauricio” refuta un viejo vaticinio de Larreta. Siempre creyó que la pereza del expresidente prevalecería sobre la ambición; que no retornaría luego de las debacles en la presidencia y en las urnas. HRL compartió el presagio con periodistas y prohombres del establishment. Falló. De nuevo: Larreta dispone de tiempo y de recursos para ser presidenciable y hasta presidente pero en el corto plazo por adentro se le animan muchos, demasiados.

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Adelante sin cesar: Facundo Manes fue batido por Santilli en la PASO bonaerense, cumpliendo una buena performance. Los radicales capitalinos que enfrentaron a Vidal perdieron por paliza. El diputado cordobés Mario Negri volvió a ser superado en una interna, se va haciendo costumbre. Los boinas blancas prevalecieron por goleada en las provincias que gobiernan. En base a ese mapa, variopinto, cunde el optimismo de la voluntad: se auto definen como los grandes vencedores en las elecciones generales. 

Proliferan aspirantes a la presidencia, empezando por Manes (que se tiene fe para pasar de canillita a campeón en dos añitos) siguiendo por los gobernadores Gerardo Morales y Gustavo Valdés. El senador mendocino Alfredo Cornejo está inscripto de antemano.. El senador Martín Lousteau se inscribe en la lista. Autoestima no falta, por lo visto,

La ex ministra Patricia Bullrich milita para el bullrichismo, partido pequeño que ha paseado por un montón de alianzas. El despliegue mediático no le alcanzó para destronar a Cristian Ritondo de la presidencia del bloque PRO en Diputados. Bullrich fomenta y capitaliza la división virtual entre “halcones” y “palomas” cambiemitas cada vez más imperceptible en el mundo real.

Timbear quien podría prevalecer en dos años es, opina con respeto este cronista, una timba mayúscula. La impredecibilidad signa la etapa. La polarización política está muy condicionada por la influencia de la extrema derecha en fuerzas lindantes. Las relaciones futuras entre la extrema derecha argentina y JpC configuran un enigma inquietante. La deriva más factible es que los diputados José Luis Espert y Javier Milei se sumen, de algún modo, a la gravitante coalición mayor. O que sus votantes se vuelquen a ella, inducidos por la polarización y el voto útil. Ese devenir es consistente con una situación político-social estable, continuidad de lo dado. Un horizonte catastrófico podría convulsionar identidades políticas y generar porvenires (aún) más espantosos.

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Breve historia sobre malos perdedores: Un conjunto llamativo de opineitors y académicos escribe un corolario tan falaz como divertido acerca del debate post electoral. Denuncian cuan grave es que el peronismo desconozca el resultado y añaden un dato histórico, de su invención. Los peronistas siempre fueron malos perdedores desde los orígenes del movimiento… lo que causa terribles daños institucionales.

Tanto énfasis merece una aclaración: el oficialismo no desconoció el resultado, no lo judicializó ni lo impugnó por fraudulento. Diputados y senadores electos ocuparán su bancas. El oficialismo tendrá que esmerarse y sudar la gota gorda para sancionar leyes.

Si recapitulamos los años recientes en Argentina notamos que las resonantes denuncias de fraude provinieron de la oposición. Nuestra aldea se asemeja al mundo: la derecha mundial consuma a menudo ese tipo de maniobras. Es reincidente: Donald Trump, Janine Áñez, Jair Bolsonaro, sin ir más lejos.

Como cierre, apenas para conversar, pensemos en el pasado nacional en clave de “quiénes desconocen resultados electorales”. Dividamos el universo entre el peronismo y sus adversarios. Llamémoslos “no peronistas, antiperonistas o gorilas” (np-ap-g en adelante).
Los np-ap-g desconocieron las presidenciales de 1952 de modo sangriento, al consumar la autodenominada Revolución Libertadora.

La proscripción del peronismo durante 18 años es una mecanismo pre envasado, infalible para desconocer a priori resultados incómodos. Los presidentes radicales Arturo Frondizi y Arturo Illia llegaron a serlo en base a esa trampa.

El derrocamiento de Frondizi aconteció como daño colateral del desconocimiento de la elección del dirigente sindical justicialista Andrés Framini en la provincia de Buenos Aires.

En fin y como cierre de este repaso exótico. El peronismo lleva perdidas varias elecciones desde 1983, en ninguna tiró del mantel. Dos presidentes de ese origen entregaron el mando en tiempo y forma.

La actual gestión terminará el mandato dentro del difícil cuadro institucional derivado de las decisiones populares.

Eso sí, volviendo al principio y al desarrollo de esta nota. La remontada incide en lo que viene pasando. Tal vez se la valore mal, se exagere la incidencia (¿cómo saberlo a ciencia cierta?). Pero vale la pena recordar el sabio “teorema (sociológico) de Thomas”: «Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”.

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/385650-movidas-mirando-el-resultado-electoral