La historia del Movimiento Popular Neuquino es la historia de la única fuerza política provincial que en los últimos sesenta años flotó durante todos los gobiernos, reacomodándose a cada signo partidario y sin discriminación de alianzas ni de coyunturas. 

Gobernó con radicales, peronistas, militares, progresistas y conservadores. Su vigencia es tal que ni su caída del poder lo pone en riesgo y el dirigente que lo derrotó en los últimos comicios proviene de sus filas.

El movimiento surgió en un contexto controvertido del país y como fruto de una controversia mayor dentro del peronismo. Fue a principios de la década del ’60, seis años después del reconocimiento de Neuquén como provincia y del golpe contra Juan Domingo Perón.

En ese momento, el líder estaba exiliado, el peronismo proscripto y desde las entrañas de esa fuerza inobjetablemente mayoritaria se hablaba de un “peronismo sin Perón”.

Al impulso de la nueva fuerza política lo dio la familia Sapag, junto con un conjunto de referentes políticos provenientes del peronismo y varios dirigentes sindicales que tramaron una experiencia que los exima de la proscripción.

Los Sapag crearon una dinastía bajo ese sello. Si bien Amado y Elías Sapag estuvieron en el puntapié inicial, el primero en asumir un cargo electivo fue Felipe, que en distintas décadas ganó cuatro elecciones con un promedio del 55 por ciento de los votos.

El primer comicio en que triunfó fue el de 1962. Duró hasta el golpe de Estado contra Arturo Frondizi y luego el voto lo repuso en 1963, por tres años hasta la dictadura de Juan Carlos Onganía. Durante este gobierno de facto, también fue gobernador aunque bajo la figura de “interventor”.

Asumió así durante un año hasta que fue elegido tras el retorno del peronismo en 1973. Diez años después, el retorno de la democracia lo devolvió al cargo y con un período de discontinuidad, volvió a ser elegido en 1995, durante el menemismo.

La supervivencia del MPN durante el menemismo fue al costo de la entrega de los principales recursos de la provincia, lo que derivó en protestas sociales que la convirtieron en uno de los primeros y emblemáticos focos de resistencia nacionales, con los piquetes en Cutral Co y Plaza Hincul, ya bajo la visera de Jorge Sobisch.

Tres veces fue electo Sobisch, en 1991, 1999 y 2003. Las dos primeras gestiones fueron selladas mediante alianzas con partidos (Apertura Popular y Opción Federal) surgidos tras la crisis de 2001, año que marcó la creación de nuevas y diversas fuerzas políticas.

En la última gestión, su final fue marcado tras el asesinato del maestro Carlos Fuentealba. El último intento de Sobisch para volver al poder fue mediante una alianza entre el MPN y Mauricio Macri. Tras el crimen, la unión no prosperó y las ambiciones del segundo fueron mayores.

El retorno formal de los Sapag en el poder fue de la mano de Jorge, ya durante la presidencia de Cristina Kirchner. Fue posible por un enroque de nuevas alianzas con sellos de distintos perfiles (Apertura Popular, Opción Federal y Servicio y Comunidad) que facilitó la convivencia con el perfil del nuevo gobierno nacional.

Omar Gutiérrez fue el último gobernador del MPN. Llegó al poder en 2015 (año en que Mauricio Macri llegó a la Presidencia aunque perdiendo en Neuquén), mediante una alianza más amplia que a los tres sellos existentes sumó otros tres (Adelante Neuquén y los frentes Integrador Neuquino y Popular por la Dignidad). Fue reelecto en 2019 y finalizará su cargo en el año en curso.

La continuidad del Movimiento Popular Neuquino en el Congreso de la Nación era garantizada por su único diputado, Rolando Figueroa, quien ayer fue electo como nuevo gobernador por el partido Comunidad, una escisión del MPN. En Senadores, quien custodia la permanencia del MPN es Lucila Crexell, hija de la mítica Luz María Sapag, fallecida en 2010 y una de las más reconocidas referentas de ese espacio.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/541272-luces-y-sombras-de-los-sapag-la-dinastia-que-goberno-neuquen

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