A falta de menos de una semana para asumir como presidente, Javier Milei intenta terminar de definir el nuevo organigrama de su gabinete nacional. Y mientras se van conociendo, de a poco, los elegidos para sentarse en las sillas de los nuevos ministerios (la mayoría de ellos con pasado de «casta» noventosa) quedan boyando -como un juego de suma cero- los «descartados»: aquellos que, o eran número puesto para ser parte del gobierno antes de la elección, o bien intentaron instalarse a fuerza de operaciones y presiones de los aliados políticos del ultraderechista pero sin éxito.

A continuación, un repaso por los que, en el juego de la silla, no lograron sentarse y perdieron la partida.

Economía

Vayamos, primero, a lo que Milei define como los cargos «más importantes»: el equipo económico. Al inicio de la campaña, el fundador de La Libertad Avanza levantó tres banderas para intentar seducir a los votantes. Se trataba de la lucha «contra la casta», un plan de dolarización para «exterminar» a la inflación y el cierre/quema/destrucción del Banco Central. Para cumplir con esas tres cosas, dijo, su elegido iba a ser Emilio Ocampo, quien lo había seducido con una propuesta para eliminar la moneda nacional y reemplazarla por los billetes que contienen los rostros de Lincoln, Washington, Franklin, Grant, Jackson, Hamilton y Jefferson.

En su cabeza Milei tenía en mente darle las llaves del BCRA a Ocampo. «Por favor, Emilio, cerralo», era el comentario que repetía el ultraderechista cada vez que anunciaba que su colega iba a formar partedel gobierno. Luego llegó lo que este diario ya contó: el presidente electo se decantó por Luis «Toto» Caputo –el «casta» responsable de la deuda que adquirió Mauricio Macri– y Ocampo salió del mapa. Con él, también, se enroló y se guardó la bandera de la dolarización.

Pero Ocampo no fue el único. Los otros dos referentes con el que Milei se jactaba de ser «distinto» a los dirigentes económicos de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio eran los gallegos Roque Fernández y Carlos Rodríguez. Con pasado menemista, ambos eran los destacados del equipo técnico que diagramaba los pasos a seguir en La Libertad Avanza. Pero a la par de las reuniones con epicentro en el Hotel Libertador, se cocinaba el arribo de Caputo y sus secuaces con la venía -o exigencia- de Mauricio Macri.

Los dos economistas detectaron que perdían terreno e intentaron demostrar que ellos decidieron no ser parte del nuevo Gobierno. En el camino dejaron perlitas como estas

Ritondo y Randazzo

Otro de los frentes abiertos que debe solucionar Milei es la situación parlamentaria. Es que en el mapa del Congreso nacional, los violetas son, apenas, una pequeña porción de una paleta con mayoría de celeste (Unión por la Patria) y amarillo (Juntos por el Cambio).  Con números, el escenario es aún más claro: La Libertad Avanza tiene 38 diputados y 7 senadores. Para alcanzar el quorum debe conseguir casi el triple de legisladores con los que cuenta en la Cámara Baja y más de cuatro veces lo que tiene en el Senado.

Ante ese escenario, dos legisladores autodefinidos peronistas salieron a la caza de la verdad número 21: salir en auxilio de los ganadores. Se trata de Cristian Ritondo y Florencio Randazzo, quienes con señales implícitasy no tanto- celebraron la victoria de Milei e intentaron posicionarse para que el ultraderechista los elija como presidente de Diputados. 

Desde el Pro, incluso, deslizaron que el nombramiento del exministro de Seguridad bonaerense podía acercar a 50 diputados, mientras que las promesas del sector que articula Schiaretti indicaban que el diputado anti k -y exministro del Frente para la Victoria- traía consigo el aval de algunos gobernadores peronistas.

Apoyado en el todoterreno Guillermo Francos, Milei se decantó por dos «propios». Martín Menem para Diputados y Francisco Paoltroni para Senado confirmaron la línea sucesoria presidencial. 

Pese a su motosierra, Ritondo no terminó de enamorar a Milei

Píparo, Talerico y los nombres en Salud y Educación

Un caso paradigmático de «los descartados» tiene nombre (Carolina) pero sobre todo apellido (Píparo). Tras la camapaña, la candidata a gobernadora bonaerense era número puesto para ocupar el despacho más grande en ANSES. Incluso promocionó su cumbre con Fernanda Raverta para agilizar la transición. 

Sin embargo, la alianza con el cordobesisimo de Schiaretti fue más fuerte que la gratitud de Milei con su dirigente y Osvaldo Giordano fue designado, en la cuenta de la Oficina del Presidente Electo, para quedar al frente de la Administración Nacional de la Seguridad Social.

El último caso de quien se quedó a la orilla del gabinete fue María Eugenia TalericoAbogada penalista y exvicepresidenta de Unidad de Información Financiera (UIF) durante el gobierno de Mauricio Macri, confirmó que no será titular de la Dirección Nacional de Migraciones de la gestión de Javier Milei, luego de varias versiones que circularon la semana pasada que la señalaban al frente del organismo.

El juego de la silla también se recreó en áreas menores, según la perspectiva del propio Milei. En Seguridad, el nombramiento de Patricia Bullrich esmeriló la oportunidad de Victoria Villarruel en dedicarse a su «expertice» y parece que deberá dedicarse a los entretelones del Senado. , Villarruel se encargó de visitar –y de publicar un video de su visita– el Departamento Central de Policía y reunirse con la plana mayor de la Policía Federal. «Voy a tomar contacto con cada una de las fuerzas federales, las Fuerzas Armadas, más allá de quiénes sean los ministros designados por el presidente Milei», señaló, a modo de advertencia, a la salida.

El médico Eduardo Filgueira Lima, uno de los nombres que más sonaban para la futura Secretaría de Salud del gobierno de La Libertad Avanza (LLA), decidió la última semana dar un paso al costado. «Razones personales», argumentó, cuando cada vez suena con peso las versiones que indican que su salida se debió a un cortocircuito con Sandra Pettovello, futura ministra de Capital Humano.

Por último en Educación la “Oficina del Presidente electo” designó a Carlos Torrendell, un profesor de la UCA que cumple el physique du rol pretendido por La Libertad Avanza: privatizador, conservador y católico. Con su elección minimizó a dos dirigentes que parecían número puesto para el área que pasará de Ministerio a Secretaria: Martín Krause -quien dijo que el problema de la Gestapo fue «que eran alemanes y no argentinos»- y Elena Urrutia, abogada negacionista y con vínculos muy cercanos a la dictadura de Pinochet.

El 10 de diciembre se apagará la música y la danza de nombres dejará de bailar. Allí se conocerán quienes se sentarán en las últimas sillas del gabinete y quienes se sumarán a esta extensa lista de descartados.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/691572-los-perdedores-en-el-juego-de-la-silla