El jefe de la Casa Militar, Alejandro Guglielmi, había cosechado una buena relación con Javier Milei y su hermana, Karina, la secretaria general de la Presidencia. Pero algo quebró ese vínculo con el coronel encargado de la seguridad del Presidente y ni siquiera hubo un preámbulo antes de correrlo del cargo. La noticia le llegó de boca de quien tomará su lugar, el coronel Sebastián Ignacio Ibáñez. Hay quienes asocian la salida de Guglielmi a una rivalidad con un militar retirado que talla fuerte en la Jefatura de Gabinete, a cargo del silente Nicolás Posse. Según declaró Milei, Karina no se sentía cómoda con Guglielmi.
Guglielmi lleva siete años en la Casa Rosada. Atravesó las administraciones de Mauricio Macri, de Alberto Fernández y de Milei. Sabe interactuar con sus interlocutores, lo que le aseguró durante largo tiempo su permanencia en uno de los cargos más altos a los que puede aspirar un militar.
En enero de 2017, Macri creó el cargo de segundo jefe de la Casa Militar. El elegido para ocuparlo fue Guglielmi. De esa forma, secundó a José Luis Yofre. Guglielmi permaneció cuando Yofre pasó a retiro. Fue el encargado de la seguridad de la asunción de Fernández. Trabó una buena relación con el entonces Presidente y con su secretario general, Julio Vitobello, y se quedó. Se mantuvo incluso a pesar de las críticas por el operativo fallido que acompañó al velatorio de Diego Armando Maradona en la Rosada.
Con el cambio de gobierno, Guglielmi hizo un listado de militares que podrían ocupar el cargo si lo relevaban. Uno de los mencionados fue Ibáñez, que había sido el edecán de Macri. Pero no hubo señales del cambio hasta que se filtró la decisión el viernes por la tarde. Tampoco hubo comunicación oficial. Cuentan que Ibáñez se lo terminó blanqueando a Guglielmi después de haber mantenido, al menos, dos reuniones con Karina Milei –de quien depende la Casa Militar– en la Rosada.
Es difícil que Guglielmi no se haya enterado antes de esos encuentros. Esos detalles no se le escapan al jefe de la Casa Militar, que se encarga de controlar también quiénes ingresan a la Casa Rosada o a la Quinta de Olivos. Sin embargo, Guglielmi masticó furia. Pidió explicaciones formales al jefe del Ejército, Carlos Presti, pero, por el momento, no las hubo. Fuentes militares dicen que hubo alguna comunicación –no del todo distendida– con el brigadier Xavier Isaac, jefe del Estado Mayor Conjunto (EMC).
La sombra de Victoria Villarruel
El desplazamiento de Guglielmi se produjo mientras crece la tensión entre Milei y Victoria Villarruel pese a los mensajes públicos de ambos que buscan mostrar que hay paz –una paz armada. Guglielmi tenía algún vínculo con la vicepresidenta. Los dos son parte de la familia militar y le prestó su oficina en un par de oportunidades en las que Villarruel estuvo en la Casa de Gobierno.
El padre del jefe de la Casa Militar es Carlos Alejandro Guglielmi. Su nombre aparece mencionado en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) como uno de los represores que operaron en el Campito, uno de los centros clandestinos que funcionaron dentro de la guarnición de Campo de Mayo. Guglielmi (padre) también tuvo una Sociedad Anónima (SA) con Horacio Pedro Estrada, uno de los jefes del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Estrada apareció muerto en pleno menemismo con una bala en la cabeza después de que apareciera vinculado al tráfico de armas en Ecuador.
La hermana del jefe de la Casa Militar, Constanza Guglielmi, fue una de las impulsoras de las marchas para pedir mano dura en la época en la que Juan Carlos Blumberg presionaba por cambios al gobierno de Néstor Kirchner. Todos estos antecedentes familiares posiblemente no hayan ayudado para que su pliego tuviera éxito en el Senado mientras Cristina Fernández de Kirchner lo manejaba.
La mano de Nicolás Posse
En los últimos meses, Guglielmi acumuló tensiones con Jorge Jesús Antelo, el secretario de Estrategia Nacional. Antelo, que es brigadier retirado, se va ganando fama de monje negro dentro del gobierno de Milei. Mano derecha de Posse, muchos ven que su influencia se extiende hacia las Fuerzas Armadas y particularmente hacia la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), donde recaló una camada de militares retirados para hacerse cargo de los áreas más sensibles. La tirria entre Guglielmi y Antelo tuvo un capítulo reciente con el manejo de los aviones presidenciales.
Todo indica que Gugliemi pedirá el pase a retiro. El gobierno también removerá a Walter Rovira como segundo jefe de la Casa Militar. Sus lugares serán ocupados por Ibáñez y por Fernando Tereso, según trascendió.
Ibáñez fue comandante de la V Brigada de Montaña de Salta. Fuentes de Defensa aseguran que es hermano de Gerardo Ibáñez, un abogado que actúa como defensor en los juicios por crímenes de lesa humanidad, donde repite que los procesos son ilegales y un “injerto” que se realiza para “perseguir” a los militares.
El apellido Tereso tuvo bastante protagonismo durante los gobiernos kirchneristas. En diciembre de 2003, Jorge Tereso, por entonces secretario General del Ejército, hizo llegar a la justicia federal un pedido para que un grupo de represores pasara las fiestas en casa, lo que generó un escándalo y terminó con su remoción del cargo. En 2007, Perfil reveló que había sido condecorado en 1978 por la Armada. Al tiempo, Tereso pasó a retiro.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/721528-los-entretelones-de-la-salida-del-jefe-de-la-casa-militar