31 de octubre de 2025

 El Banco Central decidió aliviar los encajes, aunque en una magnitud tan moderada que dejó a los bancos con sabor a poco. Esperaban una liberación amplia de liquidez pero el llegó “por goteo”. En el mercado leen la decisión como una señal de prudencia -o de miedo-: después del traspié con las LEFI, el equipo económico prefiere mojar los pies antes que tirarse a la pileta. 

La resolución del BCRA dispuso que, a partir del 1° de noviembre, los bancos podrán reducir la integración de encajes al 95%, aunque el núcleo duro del 55% sigue inalterable. En la práctica, el cambio libera una porción mínima de los depósitos que las entidades mantienen inmovilizados como garantía. 

La intención oficial es reactivar algo la rueda del crédito sin desbordar la plaza de pesos, pero los bancos esperaban mucho más. El malestar en el sistema financiero es palpable. “Liberaron monedas, no liquidez”, ironizó un ejecutivo bancario consultado por LPO. 

Economía consiguió renovar sólo el 60% de los vencimientos y complica la baja de encajes

En la city interpretan que el Gobierno teme abrir demasiado la canilla y que los fondos liberados terminen en el dólar. El antecedente inmediato fue la licitación de la semana pasada, cuando el Tesoro sólo consiguió renovar el 60% de los vencimientos: unos $4,5 billones quedaron sueltos en el mercado, una masa de pesos que Economía intenta canalizar “con cautela” hacia el crédito productivo y no a la brecha cambiaria. 

Respecto a la baja de tasas que busca el gobierno, el dato concreto es que esta semana los principales bancos empezaron a recortar lo que pagan por los plazos fijos. En algunos casos, los rendimientos bajaron varios puntos porcentuales, acercándose al 90% anual. Pero las tasas activas, las que los bancos cobran por prestar, todavía no se movieron. El verdadero test será el próximo lunes, cuando empiece a regir plenamente la nueva integración. 

Respecto a la baja de tasas que busca el gobierno, el dato concreto es que esta semana los principales bancos empezaron a recortar lo que pagan por los plazos fijos. En algunos casos, los rendimientos bajaron varios puntos porcentuales, acercándose al 90% anual. Pero las tasas activas, las que los bancos cobran por prestar, todavía no se movieron.

En el Central aseguran que “el cambio es gradual” y que habrá nuevas flexibilizaciones si no se observan tensiones en el mercado cambiario. Pero el sistema financiero desconfía: sin una baja más profunda, no habrá margen para prestar más ni para reactivar el crédito privado, que sigue en mínimos históricos. 

Mientras tanto, en el plano político, Milei volvió a defender su idea de que las tasas “deben ser endógenas”, es decir, determinadas por el propio mercado y no por la intervención estatal. Una definición que suena bien en los manuales, pero que choca con los fundamentos de Santiago Bausili, titular del BCRA, que sigue manejando con cautela las perillas de la liquidez. 

La definición del Presidente en este contexto no es menor. Con esto reconoce que fue quién orquestó el fallido desarme de las LEFI, la experiencia que casi hace naufragar la estrategia de “dólar planchado”. 

Fuente: LaPoliticaOnLine.com