En el marco de la audiencia por la causa de Vialidad que se celebró este viernes, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió sus sospechas sobre el grupo que se organizó para intentar asesinarla, consideró que no fueron los «autores intelectuales» del ataque y apuntó a las conexiones políticas detrás del atentado.

En su extensa exposición, la expresidenta hizo alusión al día que le gatillaron «una pistola a 15 centímetros» de su cabeza el 1 de septiembre pasado, y enfatizó que las cuatro personas detenidas por el intento de magnicidio «no son autoras intelectuales» de ese hecho.

«Yo hasta el 1 de septiembre creía que era estigmatizarme, proscribirme, calumniarme, pero a partir del 1 de septiembre me di cuenta de que puede haber algo más detrás de todo esto», resaltó en otro tramo, cuando aseguró que la conducta del Poder Judicial «da permiso para pensar y hacer cualquier cosa».

En este sentido, la vicepresidenta reparó en los vínculos políticos que aparecen en el caso y remarcó que los abogados que defienden los detenidos por el intento de magnicidio-en referencia a Gastón Marano y Brenda Salva, letrados de Gabriel Carrizo- «eran asesores de un senador de la Nación, alguien que se sienta a 20 metros mío».

Salva formaba parte del staff de asesores de la diputada del PRO por San Luis, Karina Bachey, mientras que Marano estaba en el equipo del senador del PRO, Ignacio Torres, en la comisión Bicameral Permanente de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia. Ambos letrados fueron separados de sus funciones.

«El abogado de quien me quiso matar es asesor de un senador de la oposición. Me siento en estado de indefensión. ¿Cómo se sentiría usted doctor Gorini si le pasara a usted lo mismo que a mí?», inquirió Cristina Kirchner.

La defensa de Cristina Kirchner apuntó a la organización y financiamiento del grupo detenido

José Manuel Ubeira, abogado de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en otras causas, alertó que detrás del intento de magnicidio contra la vicepresidenta no sólo hay una organización primaria sino también una «secundaria», y juzgó que hacia esa dirección hay que «encaminar la cuestión».

«Está claro que no es lumpen, es otra cosa. Hay una organización primaria y la investigación esta orientada a ver concretamente como fue del punto económico. Tienen que abrirse tantas causas como sean necesarias en todo el territorio cada vez que haya una amenaza que comprometa a un funcionario o en el ejercicio de la política», manifestó.

«Pretendemos averiguar quién es el jefe de esta estructura, quién los financia y por qué su abogado (por Gastón Marano) tiene conexiones con la Embajada de Estados Unidos», expresó luego de que Página|12 revelara que el abogado que representa al detenido Gabriel Nicolás Carrizo no solo tiene vínculos con esa representación diplomática sino que también trabajó con referentes del partido La Libertad Avanza de Javier Milei y hasta el viernes era asesor del senador nacional de Juntos por el Cambio (JxC) Ignacio Torres en la Bicameral de Inteligencia.

El rol de Nicolás Gabriel Carrizo

La querella de la vicepresidenta realizó esta semana una presentación judicial con el objetivo de que se investigue quién está por arriba del detenido Nicolás Gabriel Carrizo en el plan que desembocó en el intento de magnicidio.

El equipo de abogados que representa a la exmandataria aportó un dato sensible al expediente vinculado con un posible nexo de Carrizo y solicitó que sea investigado en un legajo reservado.

Carrizo es el cuarto detenido por el ataque: de su celular surgieron conversaciones en las que se hablaba de matar a la expresidenta con otra de las imputadas, Brenda Uliarte, que a su vez es pareja de Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó concretar el asesinato.

«Gaby», como le decían en las conversaciones de Whatsapp analizadas por la Justicia, se hizo conocido el 2 de septiembre cuando protagonizó una entrevista con el noticiero de Telefe en la que se presentó para acompañar a Uliarte, y a un grupo de supuestos vendedores de copos de nieve.

Dos días más tarde, Uliarte fue detenida y Carrizo junto al resto de los integrantes de la banda de «los copitos» se presentaron ante la Justicia para ofrecer una declaración testimonial y entregar de modo voluntarios sus teléfonos celulares.

En los últimos días, Ubeira puso el foco en Carrizo y consideró que «tiene características de organizador». «Carrizo no es un participe, sino que tiene características de organizador, pretendemos averiguar quién es el jefe de esta estructura y quién los financia. Quedó descartado que sea un grupo de loquitos como se dijo en algún momento. Carrizo sorprende por muchas cosas, su abogado fue funcionario de la embajada de Estados Unidos», insistió.

La clave de los chats

El miércoles de la semana pasada Carrizo fue detenido por orden de la jueza María Eugenia Capuchetti luego de que en su celular se encontraran conversaciones anteriores al ataque fallido en las que ya hablaba sobre la idea de matar a la vicepresidenta y otras posteriores vinculadas con la voluntad de ocultar material probatorio; incluso hablaba de una pistola que él supuestamente les había dado a los agresores y que no se utilizó para el ataque.

«Estuvo muy cerca, falló el arma, no lo entiendo, andaba bien», se lamentó el acusado en un intercambio de mensaje que tuvo con una persona de su confianza identificada entre sus contactos telefónicos como «Andrea».

Cuando le preguntaron por esa y otras conversaciones de tono similar, en el marco de su indagatoria, Carrizo respondió: «Yo se lo juro por Dios, yo lo que quería hacerles creer a Andrea y a mi hermanastro era que esto era un plan, con fines de joder, hacer show, no era en serio, no existe esa arma no hay nada. Investiguen, fíjense, yo nunca estuve cerca ni de la casa de Cristina. Vine acá con los celulares, yo no tuve nada que ver».

Del análisis de sus comunicaciones surge que en los primeros diálogos que mantiene posteriores al hecho ocurrido el 1° de septiembre cerca de las 21 en el cruce de las calles Juncal y Uruguay hablaba en un tono que no parecía ser de «broma», como le dijo a los investigadores.

Con el paso de las horas, sin embargo, el tono de sus charlas sí habría comenzado a cambiar y, a la vez que avisaba a sus contactos y a la propia Uliarte que seguramente ya los estuvieran investigando, buscaba aparentar que tomaba el tema con menos seriedad.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/484416-la-sospecha-de-cristina-kirchner-sobre-los-copitos-y-su-cone