Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta llevaron este martes su disputa por el liderazgo de la oposición a un punto de casi no retorno. La política de alianzas, con Juan Schiaretti en el epicentro de la discordia, fue el disparador que expuso como nunca la fractura entre ambos, que amenaza con extenderse como una mancha corrosiva hacia el resto de Juntos por el Cambio. El expresidente desembarcó en Córdoba para apoyar la candidatura del radical Luis Juez, pero se dedicó mayormente a confrontar con el Jefe de Gobierno, a quien acusó de «poner en crisis todo el sistema de la coalición» con su postura de sumar al referente del Peronismo Federal. «Tiene que parar», disparó, para despejar cualquier duda sobre su disgusto con la jugada, a la que además calificó como «improvisada» e «irrespetuosa». El alcalde porteño, lejos de achicarse, replicó con la convocatoria intempestiva a una reunión del PRO, en la que impuso unilateralmente la incorporación de José Luis Espert. Fue una muestra de hasta dónde es capaz de tensar la cuerda. El resto de los referentes de la alianza, como Gerardo Morales, Elisa Carrió y hasta Miguel Pichetto, por ahora tampoco se mueven en la idea de ampliar el espacio y lo apoyan en la cruzada.
Córdoba, la meca opositora, recibió a un Macri furioso. El expresidente eligió términos muy duros para referirse a las negociaciones en danza entre Larreta y Schiaretti. Habló de «improvisación», de «estafa» y de «espejitos de colores». Sólo le faltó pronunciar en voz alta la palabra ruptura, una amenaza que sin embargo seguirá latente al menos hasta el próximo 14 de junio, cuando vence el plazo para la inscripción de frentes electorales.
También dejó indicios de que el acercamiento con el gobernador cordebés se tramitó a sus espaldas. «Todo sería distinto si el peronismo republicano se hubiese incorporado de forma virtuosa, planificada, con discusión interna. Pero a ocho días para presentar alianzas, resulta improvisado, lo que puso en crisis a la coalición», dijo. «Espero que se recupere el respeto y el diálogo», pidió.
Larreta, sin embargo, no se mostró dispuesto a cumplir con ese reclamo. Por el contrario, ensayó en la tarde del martes una jugada al límite: convocó vía Zoom a una reunión de urgencia del PRO en la que se le dió el mandato a Federico Angelini, delegado partidario ante la mesa chica de JxC, de sumar a Espert. La misma directiva recibió Eduardo Machiavelli, mano derecha de Larreta, quien también se sumará de ahora en más a los plenarios nacionales de la alianza. Lo propio podría pasar en los próximos días con Margarita Stolbizer. El mensaje subyacente es claro: lo mismo podría suceder en el corto plazo con el propio Schiaretti. Con o sin el visto bueno de Macri.
El comunicado del PRO post Zoom incluye palabras que parecen calcaldas del discurso de Larreta. «Se ratificó la vocación permanente e irrenunciable del PRO en la búsqueda de ampliación del frente JxC», dice. Y especifica que «en ese marco se designó con firma conjunta a Federico Angelini y Eduardo Macchiavelli, presidente y secretario general del Consejo respectivamente, para avanzar en las tratativas tendientes a la incorporación de Espert».
“Juntos por el Cambio necesita seguir sumando y es lo que venimos haciendo desde hace muchos años: sumar para ganarle al kirchnerismo. Pero además, ganarle con el mayor margen posible, para tener presencia en el Congreso. No es solo ganar la presidencia”, argumentó Larreta más temprano. Fiel a su estilo, evitó confrontar directamente con su ex jefe político y eludió referirse explícitamente a la interna. “Jamás he criticado a nadie en Juntos por el Cambio, yo no me meto en peleas porque no creo en eso. En todo caso peleo contra la inflación o por tener una educación de calidad”, se excusó.
El fantasma de la ruptura y la opción Milei
El fracaso del lunes de la mesa nacional de la alianza opositora dejó en el aire un olor a ruptura. Si bien se convocó a un cuarto intermedio ante la falta de acuerdo por la incorporación de Schiaretti, no se puede descartar que el bloque integrado por Larreta, Carrió, Morales y Pichetto opte por imponer su mayoría en lugar de seguir insistiendo en el consenso. La líder de la Coalición Cívica fue la primera en abrir esa puerta. “El lado oscuro de Mauricio está jugando para que pierda Juntos por el Cambio. Pero nosotros tenemos dos tercios de la alianza para avanzar con nuestras condiciones”, amenazó.
Macri, irónico, replicó la chicana. «Tengo que hacer una confesión, que mejor que acá con los cordobeses. Tengo un lado oscuro, soy Batman», bromeó. De todos modos, no se refirió a la posibilidad de una rebelión en la mesa chica. El último tapón que le queda es Angelini, un dirigente de su riñón. Su voto negativo forzó el cuarto intermedio este lunes. Es una traba de tipo burocrática, pero puede dejar de serlo si “los dos tercios” con que amenaza Carrió logran imponerse. Rodríguez Larreta ya tomó nota de esa situación e intentará sumar a Machiavelli a la mesa chica.
El presidente de la UCR, Gerardo Morales, manifestó su hartazgo con la situación y aseguró que “Juntos por el Cambio está hace tres meses en una meseta, en caída, por culpa de la interna del PRO”. El radical es uno de que empujan para formar un nuevo frente lejos de Macri y de Bullrich, pero que contenga al peronismo federal.
Pichetto, excompañero de fórmula de Macri, también reclamó en voz alta «la necesidad de ampliar». Lo hizo de la mano del propio Larreta, durante un acto de campaña en la Ciudad. Los dos bloques quedaron, así, claramente diferenciados.
Lejos de la idea de centro que propone la mayoría del espacio, Macri volvió a coquetear con la opción Javier Milei, a quien dedica más elogios que a sus propios compañeros de JxC. Dijo, entre otras cosas, que entre el libertario y Bullrich no hay diferencias sino “matices”. Los “matices” incluyen la dolarización y el rol del Banco Central. Y agregó que “lo mejor para todos es ir a una segunda vuelta” contra La Libertad Avanza.
Milei, rápido de reflejos, abrió la puerta a un posible acuerdo en caso que la oposición vuele por los aires. «Llamaría a Bullrich para una alianza de gobierno, porque a todos aquellos que están de acuerdo con la libertad, nosotros le abrimos las puertas», dijo, y calificó a JxC como «un espacio destinado al fracaso, porque se están matando por los cargos».
La interna en Córdoba
En la Bolsa de Comercio cordobesa, Macri jugó de local: el titular de esa entidad, Manuel Tagle, es uno de los empresarios más cercanos al expresidente. Tagle se metió en la interna y le pidió él mismo a Rodríguez Larreta que se “retracte” de la jugada de incorporar a Schiaretti. Uno de los que aplaudieron esa intromisión fue Luis Juez, cuya candidatura a gobernador quedó golpeada tras la discusión pública en torno a una posible alianza.
Juez se había presentado este lunes en la sede de la UCR en Buenos Aires, donde se estaba celebrando el encuentro de la mesa nacional de JxC, con el objetivo de frenar como sea la incorporación de Schiaretti. “Nos quita identidad. Nos desperfila y nos pone en un lugar incómodo. Por ahí no es la cosa. Somos el cambio o no somos nada”, había dicho. Su irrupción intempestiva desnudó la falta de apoyo de su propio partido. En ese marco, la llegada de Macri a Córdoba le aportó el respaldo que no había encontrado en sus correligionarios.
“Respeto a Luis Juez y lo apoyo como candidato a gobernador”, intentó moderar Larreta. Sin embargo, el cordobés le asestó un golpe a la mandíbula. Lo acusó de dejarse llevar por consultores, y señaló a Guillermo Seita, que trabaja tanto para Schiaretti como para el Jefe de Gobierno, como el ideólogo detrás del acercamiento entre ambos.
Macri también tuvo que contestar por qué cambió de opinión respecto de Schiaretti. «El peronismo cordobés no puede venir antes; puede sumarse después y de decir que se equivocaron en votarle las leyes al kirchnerismo», dijo.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/555948-la-disputa-entre-macri-y-larreta-por-los-aliados-deja-a-junt