El Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad en Jujuy estuvo a la altura de los pronósticos y salió tercera fuerza en las elecciones del domingo pasado, pero muy cerca del segundo lugar del peronismo con casi el 13 por ciento de los votos. «Hicimos una campaña militante con trabajadores de la Puna, de la Quebrada y de los Valles, en una disputa contra el aparato del oficialismo de Morales y el de Rivarola apoyado por el gobierno nacional. Pudimos hacer una importante fiscalización y fue determinante porque al ser una elección ejecutiva se jugaba cada distrito municipal, el punteraje, el robo de boletas y otras irregularidades son moneda corriente, desde la primera hora nos faltaban boletas en las mesas», resume el diputado nacional, trotskista y colla, al enumerar en qué consistieron las maniobras fraudulentas que el Frente de Izquierda-Unidad venía anticipando.

— ¿Cuáles fueron las irregularidades más graves?

— En varias escuelas no dejaban ingresar a nuestros fiscales con cualquier excusa; también el armado de mesas exclusivas paralelas para el PJ y la UCR, y en otra mesa el resto de las boletas de las demás fuerzas. Lo más grave fue el caso de personas que iban a votar y ya alguien había votado por ellos, bastante espúreo, lo denunciamos en la justicia pero acá como obedece a Morales es muy difícil que eso prospere. Gastón Remy (candidato a intendente de San Salvador) subió las actas a las redes, fue burdo y se estaba repitiendo en varios lugares. En los cuartos oscuros había una mesa para el PJ y la UCR, y el resto de las listas estaban atrás con todas las boletas mezcladas. Armaron un escenario para que la gente votara sólo a radicales y peronistas. Esto se vio venir hace tiempo, con la impugnación de la justicia a otros candidatos a gobernador. 

–Aún así hicieron una buena elección, ¿no?

–Sí. Sin pauta oficial y a pulmón, a pesar de todo esto, pudimos hacer una buena elección. Jujuy tiene muchas colectoras, son acoples como hay en Tucumán, eso confunde más al elector y demora mucho el recuento de datos. Pero en San Salvador de Jujuy pudimos cubrir con fiscales toda la capital, y así mantuvimos un buen resultado. En el interior era mucho más complejo. Hicimos una de las mejores elecciones de la izquierda a nivel nacional desde la vuelta de la democracia, casi un 13 por ciento, cuadruplicamos la anterior elección a gobernador, y además logramos diputados, volver a la Legislatura, concejales en varias ciudades, y por primera vez en Humahuaca. 

–¿No es contradictorio cuestionar una votación en la que fue tan bien?

–Sí, nos queda el sabor amargo porque no queremos naturalizar que nos roben. El problema es que acá son tan comunes esas maniobras, pretenden que sea algo folklórico. No es que le roban a la izquierda algunos cientos de votos sino que se vulnera la voluntad popular en un marco de crisis, donde seguramente se iba a expresar el voto de repudio contra los que nos vienen ajustando. Se vulnera la expresión más democrática que tiene la gente. Afloran viejos métodos, el clientelismo que paga por el voto, que entrega el bolsón o el colchón, es tan impune que lo hacen a la vista de todos. Una fuerza como la nuestra que intenta sentar otra tradición y otros métodos, otra forma de hacer política, desprecia todo eso. Instalamos un debate sobre qué provincia queremos, la de Morales con sus cómplices del PJ, para pocos, donde sigan ganando los empresarios, siga la entrega de la minería y del litio, con trabajadores pobres y desocupación. O una donde toda la riqueza esté al servicio de las necesidades sociales, con un gobierno de los trabajadores que planifique un futuro para todos los jujeños. 

–¿Es el voto bronca o la adhesión a su ideología este triunfo del FIT-U?

–Siempre se subestima el voto que obtiene la izquierda, que es pasajero, que es voto prestado, pero venimos haciendo muy buenas elecciones desde 2017. En estas elecciones hubo un abanico de todas las propuestas, desde Juntos por el Cambio con todas sus colectoras de radicales y del PRO, y dentro del PJ estaban los massistas, los albertistas, los kirchneristas; también estaban los libertarios que se dicen originales, los más truchos, estaban todos. Y aún así la izquierda hizo una elección histórica, lo que demuestra que empezamos a sentar cada vez más las ideas de la izquierda en la conciencia de la clase trabajadora, en las mujeres y en los jóvenes, que empiezan a tener un sentido de pertenencia y a formar parte de estas banderas de lucha. Todos los sectores que nos subestimaron se vieron impactados, en San Salvador fuimos la segunda fuerza superando al PJ por varios puntos. Eso es muy valioso.

–¿Esta cosecha de votos lo reubica en el escenario político? ¿Cómo sigue su vida?

–Me quedan dos años de mandato como diputado nacional. Militamos por la revolución, para cambiar esta sociedad de cuajo, terminar con el capitalismo e imponer el gobierno de los trabajadores. Está bueno ser protagonista en un cambio pero siempre me ubico como parte de mi organización, el PTS, que ha batallado muchísimo para sentar otras ideas en la clase trabajadora, tenemos una gran oportunidad, nuestro programa merece ser conocido en todo el país, es una construcción desde abajo. Si hubiéramos salido todos los días en los medios como Milei nos hubiera ido muchísimo mejor aún. Cuando salí diputado fue con un 25 por ciento, y hablaban del 17 de él. La política siempre estuvo restringida a las familias aristocráticas, demostramos que es una herramienta transformadora muy potente en manos de los trabajadores. Además de ser recolector de residuos, no me considero un político sino un obrero revolucionario que da una batalla electoral, siempre en la perspectiva de cambiar el mundo. 

–¿Algunos votos suyos vinieron desde la Tupac Amaru?

–Ellos fueron con su propia representación, cuando empezamos con el FIT sacábamos más votos que ellos en algunos lugares de Alto Comedero, hemos sentado una base propia, nuestro voto es claramente diferenciado. Milagro Sala y su fuerza jugó fuerte en que haya habido tres listas dentro del PJ.

–¿Se considera un referente de los pueblos originarios?

–Me reconozco miembro de la comunidad colla. Aunque no sea activo militante de una organización, pero la pelea por la autodeterminación de los pueblos originarios, el reconocimiento de la cultura y la lengua, y el control de los recursos son también nuestras banderas. El poder político jujeño es patronal, explotador y profundamente racista, la mayoría de los trabajadores somos descendientes de los pueblos originarios. No hay apellidos originarios dentro de los partidos tradicionales. Compartimos la pelea contra un mismo opresor. Morales tuvo una política de garrote muy duro en las zonas mineras donde reprime y busca cooptar con dinero.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/548195-jujuy-una-de-las-mejores-elecciones-de-la-izquierda-desde-la