Yo hice lo que sentía que tenía que hacer para defenderlos. Fue una situación muy dolorosa”, afirmó el papa Francisco en un diálogo que mantuvo con sacerdotes jesuitas el pasado 29 de abril, segundo día de su visita a Hungría, refiriéndose al secuestro, tortura y prisión de los sacerdotes argentinos Francisco Jalics y Orlando Yorio durante la dictadura militar. El testimonio de Bergoglio fue publicado a modo de entrevista en el periódico La Civilt­a Cattolica

El Papa explicó que “los padres Ferenc Jálics y Orlando Yorio trabajaban en un barrio popular, y trabajaban bien. Jálics fue mi padre espiritual y mi confesor durante los primeros dos años de teología. En el barrio en que trabajaba había una célula guerrillera. Pero los dos jesuitas no tenían nada que ver con ellos: eran pastores, no políticos”. Sin embargo, agregó, “fueron hechos prisioneros, siendo inocentes”.

Los dos sacerdotes fueron secuestrados por bandas armadas y alojados en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde sufrieron graves torturas. Francisco sostuvo que los militares “no encontraron nada con que acusarlos, pero tuvieron que cumplir nueve meses de cárcel, sufriendo amenazas y torturas. Luego fueron liberados, pero estas cosas dejan heridas profundas. Jálics vino a verme inmediatamente, y charlamos. Yo le aconsejé ir a ver a su madre a Estados Unidos. La situación era realmente demasiado incierta y confusa”.

El Papa, que siendo arzobispo de Buenos Aires recibió acusaciones de complicidad respeto del secuestro de ambos sacerdotes se refirió al tema señalando que “después surgió la leyenda de que había sido yo el que los había entregado para que fueran encarcelados”. Existen también diferentes interpretaciones sobre los mismos hechos según consta, entre otros, en el testimonio de los hijos de Emilio Mignone  y de acuerdo a lo publicado por el periodista Horacio Verbitsky

Sobre el particular Bergoglio se explayó ahora diciendo que “cuando se fueron los militares, Jálics me pidió permiso para venir a Argentina y hacer un curso de Ejercicios espirituales. Lo hice venir, e incluso celebramos una misa juntos. Después lo volví a ver como arzobispo y luego también como Papa: vino a Roma a verme. Siempre habíamos tenido esta relación. Pero cuando vino a verme al Vaticano la última vez, vi que sufría porque no sabía cómo hablarme. Había una distancia. Las heridas de esos años pasados permanecían en mí y en él, porque los dos vivimos esa persecución”.

En relación a la declaración judicial que tuvo que hacer años después, el 8 de noviembre de 2010, el Papa afirmó que “algunos en el gobierno querían ‘cortarme la cabeza’, y sacaron a relucir no tanto este asunto de Jálics, sino que pusieron en duda todo mi modo de actuar durante la dictadura. Entonces, me llamaron a juicio. Me dieron la posibilidad de elegir el lugar en el cual realizar el interrogatorio. Elegí hacerlo en el episcopado. Duró 4 horas y 10 minutos”.

Precisó además que “uno de los jueces insistía mucho en mi modo de comportarme. Yo siempre respondí con la verdad. Pero, para mí, la única pregunta seria y bien fundada, fue la del abogado que pertenecía al Partido Comunista. Y gracias a esa pregunta las cosas se aclararon. Al final, se comprobó mi inocencia. Pero en ese juicio no se habló casi nada de Jálics, sino de otros casos de personas que habían pedido ayuda”.

Abundando en su versión sobre el episodio que ocurrió mientras Jorge Bergoglio era superior de los jesuitas en Argentina, Francisco agregó que “cuando Jálics y Yorio fueron apresados por los militares, la situación que se vivía en Argentina era confusa y no estaba para nada claro qué se debía hacer. Yo hice lo que sentía que tenía que hacer para defenderlos. Fue una situación muy dolorosa”.

Según él, Jálics “era un buen hombre, un hombre de Dios, un hombre que buscaba a Dios, pero fue víctima de un entorno al que no pertenecía. Él mismo se dio cuenta. Era el entorno de la guerrilla activa en el lugar donde él se desempeñaba como capellán” y remitió a los documentos recientemente publicado por la Conferencia Episcopal Argentina (“La verdad los hará libres. La Iglesia católica en la espiral de violencia en la Argentina 1966-1983″, editorial Planeta, que contiene documentación desclasificada del Vaticano y la Conferencia Episcopal Argentina en tiempos de la dictadura) donde “podrán encontrar la verdad sobre este caso”, afirmó el Papa.

Francisco Jálics murió de una enfermedad coronaria en Budapest (Hungría) en febrero de 2021 a los 93 años. Orlando Yorio falleció en Uruguay en el año 2000.

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/547753-hice-lo-que-tenia-que-hacer-para-defenderlos