Francisco está en África. Se trata del viaje número cuarenta de su pontificado, una travesía que le permite completar diez países en ese continente en igual cantidad de años que lleva al frente de la Iglesia Católica universal. Ahora comenzó en la República Democrática del Congo (ex Zaire) y continúa por Sudán del Sur, la joven nación independizada en 2011. Antes Jorge Bergoglio estuvo en Kenia, Uganda y República Centroafricana (2015), Egipto (2017) y Marruecos (2019).
El viaje se inscribe dentro de la estrategia misionera de Francisco, por una parte, pero dando también continuidad a su mensaje social de justicia social, paz y diálogo en compañía de otros líderes religiosos.
«África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear», dijo poco después de pisar el continente y recordó que «el veneno de la avaricia ha ensangrentado sus diamantes» en directa referencia a la explotación minera que esclaviza trabajadores y genera muerte, especialmente entre niños. En el mismo tono el Papa exigió que “quiten las manos de África. Dejen de asfixiarla, porque África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear«.
En otro momento también en clave social y política pidió que “»que África sea protagonista de su propio destino. Que el mundo recuerde los desastres cometidos a lo largo de los siglos en detrimento de las poblaciones locales y no se olvide de este país (R.D. del Congo) y de este continente».
La grave situación social de los países ahora visitados y los problemas de injusticia que atraviesa toda África han estado presentes en la agenda de Francisco, impulsaron su actual viaje y los anteriores. En diciembre pasado Bergoglio le concedió una entrevista a la revista “Mundo Negro”, de los misioneros combonianos de España. En esa ocasión además de reconocer que “África es original y te sopapea” denunció la existencia de un “inconsciente colectivo que, en italiano dice que África sará sfruttata, que África es para explotarla. (…) Esa idea de que África existe para ser explotada es lo más injusto que hay, pero está en el inconsciente colectivo de mucha gente y hay que cambiarla”.
En la misma ocasión Francisco dijo que “hay que hacerse cargo de la riqueza que tiene África, no solo de la riqueza mineral, sino intelectual”. Al respecto recordó un diálogo que mantuvo con universitarios africanos. “Son muy inteligentes y tienen una inteligencia intuitiva que, unida a la deductiva, hace que vayan más allá”, afirmó Bergoglio. Y se lamentó que, pese a ello, “la promoción intelectual de los africanos y la educación no es la primera preocupación”.
En los discursos pronunciados ahora hubo también un mensaje para la dirigencia política acusada de corrupción y a la que exigió “actuar con transparencia, ejerciendo el cargo recibido como un medio para servir a la sociedad” ampliando la participación “en los procesos de paz a las mujeres, los jóvenes y los grupos marginados”.
Sin embargo, la cuestión social no es el único objetivo de Francisco que no pierde la impronta misionera que le da su condición de sacerdote jesuita. Mientras la Iglesia Católica ve disminuida su feligresía en muchas partes del mundo, el catolicismo crece en África. Sólo a modo de ejemplo vale recordar que la R.D. de Congo es el país africano con mayor cantidad de católicos (aproximadamente la mitad de sus 105 millones de habitantes) y, según las estadísticas eclesiásticas, hay allí seis mil sacerdotes, diez mil religiosas y más de cuatro mil seminaristas. Todo ello transforma en suficiente motivo para que Bergoglio fije su mirada en esa parte del mundo y la convierta en escenario de su estrategia pastoral y para que, con su presencia, Francisco avive el fervor del catolicismo. Bergoglio entiende, sin embargo, que “la misión católica no es proselitista, sino que anuncia el Evangelio según la cultura de cada lugar” porque “no hay una cultura católica como tal; sí un pensamiento católico, pero en lo católico se enraízan cada una de las culturas” tal como lo manifestó en su entrevista con “Mundo Negro”.
Tanto estos países ahora visitados como buena parte del continente africano se encuentran sometidos a múltiples situaciones de violencia, enfrentamientos políticos y derivados de disputas económicas. A tal punto que el Papa canceló una escala inicialmente prevista en Goma (Congo) por la presencia de la guerrilla hostil al gobierno.
Francisco también incluye estos temas entre sus preocupaciones y, siguiendo con la línea trazada desde que asumió su pontificado, intenta que las grandes religiones del mundo hagan su aporte a la paz. Ese es el propósito esencial que lo anima en el diálogo ecuménico e interreligioso con el judaísmo, con el islamismo y con todas las corrientes del cristianismo.
Con ese propósito en la última etapa del viaje estarán junto a Francisco el primado de la Iglesia Anglicana, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Ian Greenshields. Se trata de un gesto que va en la línea trazada. Ambos religiosos acompañarán al Papa en Juba, la capital de Sudán, donde Bergoglio se reunirá con víctimas de los desplazamientos internos generados por la violencia y la pobreza que actualmente se encuentran alojadas en campamentos al cuidado de Naciones Unidas. El periodista Mateo Bruni, Director de la Oficina de Prensa del Vaticano, había dicho pocos días antes de la partida de Francisco hacia África que se trata de “un viaje hermoso” para llevar “una palabra de paz”.
En definitiva, un viaje al África donde Francisco sintetiza un propósito misionero, junto con la denuncia de las situaciones de injusticia que vive esa región del mundo, con un nuevo llamado de atención a la comunidad internacional sobre los problemas de africanas y africanos y la continuidad de la prédica papal en favor de la paz de manera mancomunada con otros líderes religiosos.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/520364-francisco-en-africa-un-viaje-con-multiples-propositos