Al grito de “Allah Akbar” (Alá es grande, en español), un hombre armado con un cuchillo mató a un profesor e hirió de gravedad a otras dos personas en un liceo de Arras, una ciudad ubicada al norte de Francia.

Los dos heridos son un agente de seguridad, que recibió varias cuchilladas, y otro profesor. Ningún alumno resultó herido, según informó el gobierno francés.

Luego se s upo que el autor es de origen checheno y estaba fichado por las fuerzas de seguridad francesas en el registro de seguridad nacional.

Los relatos que se fueron conociendo poco a poco indican que, mientras todo ocurría, los estudiantes y el personal del liceo fueron confinados en el centro. «Mantengan la calma y sigan las instrucciones para facilitar el regreso a una situación normal», les dijeron.

El suceso ocurrió en el liceo Gambetta de la ciudad de Arras y el atacante fue detenido, según escribió el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que esta tarde viajarán hasta el lugar con el presidente francés, Emmanuel Macron.

La Fiscalía Nacional Antiterrorista (PNAT) anunció que se ha hecho cargo de la investigación por los cargos de asesinato terrorista, tentativa de asesinato terrorista y asociación terrorista para preparar atentados. Precisó que la coordinación de las investigaciones se ha encomendado a la Subdirección Antiterrorista de la Policía (SDAT).

Estos hechos se producen casi tres años después del asesinato el 16 de octubre de 2020 en Conflants-Sainte-Honorine, al noroeste de París, del profesor Samuel Paty, un hecho que conmovió a toda francia.

Abdoullakh Anzorov, un refugiado ruso de origen checheno, lo apuñaló y decapitó por haber mostrado en clase caricaturas de Mahoma durante un curso sobre libertad de expresión. La policía lo abatió.

«Allah Akbar», una expresión formal de fe utilizada por las personas de creencia musulmana, se convirtió en un grito utilizado por los autores de los ataques yihadistas que sacudieron en la última década Francia.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/597951-francia-un-hombre-entro-con-un-cuchillo-a-una-escuela-y-mato