Martín Tetaz no pudo reunir el quórum este martes para que la Cámara de Diputados reinterpretara si tenía validez el expediente de reforma sindical, sin firmas suficientes en la Comisión de Legislación Laboral. Habiendo juntado 111 legisladores, 18 menos de los que se requiere para dar inicio al debate en recinto, Martín Menem tuvo que dar por caída la convocatoria y habilitó los discursos en minoría.
En ese contexto, el economista consideró que su iniciativa parlamentaria propone «un punto final para los robos que se producen todos los meses en los recibos de sueldos de los trabajadores, que son los únicos dueños del fruto de su trabajo». «No se puede admitir bajo ninguna circunstancia que ninguna organización de ningún tipo le meta la mano en el bolsillo al trabajador, salvo que lo haya autorizado previamente que se llevan hasta el 7% del sueldo», dijo en referencia a la cuota solidaria que se retrae de la liquidación tras cada nuevo acuerdo paritario.
Como informó LPO, Tetaz ya había manifestado su bronca en sucesivas ocasiones durante el debate en comisión. A pesar de presidirla, perdió sistemáticamente contra el peronismo a lo largo del año y llegó a sufrir reveses por acuerdos entre los legisladores de extracción sindical con los representantes del oficialismo. «Sergio Palazzo se movió muy bien todo el tiempo, incluso amagó con presentar un dictamen de rechazo y luego lo sacó de la mesa para que a Tetaz no le alcancen las firmas para llegar al recinto», explicó una fuente al tanto de la rosca alrededor del proyecto.
La semana pasada, al filo de la fecha límite para dictaminar proyectos en período de sesiones ordinarias, Miguel Pichetto relevó a su colega Alejandra Torres para sentarse a la mesa en la reunión de comisión y manifestar su rechazo al proyecto. De esa forma, le cerró el paso a sus promotores, liderados por el propio Tetaz y Rodrigo De Loredo, quien aprovechó para imputar al gobernador Martín Llaryora un pacto con el kirchnerismo.
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Otra cordobesa, la radical Soledad Carrizo, se quejó porque viene presentando iniciativas de este tipo desde 2014. «Más de 13 sindicatos tienen en sus bancas líderes que tienen más de 20 años en el poder», reprochó.
De Loredo manifestó su bronca frente al hecho de que, según sus cálculos, «toda la organización gremial en un 98% pertenezca a una facción y a un partido político», aludiendo al peronismo, y agregó: «Eso no es un elemento inocuo, basta ver los 13 paros generales al Gobierno de Alfonsín, basta ver los nueve paros generales que le formularon a un gobierno de apenas 2 años a Fernando de la Rúa, basta ver en este caso que le esperaron solamente 45 días para hacerle el primer paro general al presidente Javier Milei».
Para contrastar esa situación, recordó que durante el menemismo y el kirchnerismo no hubo paros generales casi, lo mismo que en la gestión del Frente de Todos. Y además, apuntó directamente contra el gobierno al decir que «tiene un acuerdo con la CGT que es evidente». «El acuerdo consiste en que les deja a ellos sus reelecciones indefinidas, el recurso que administran de los laburantes y sus obras sociales. ¿Qué gana el gobierno? El gobierno dice ganar tiempo», completó.
El diputado trotskista Alejandro Vilca coincidió con los radicales en la existencia de un entendimiento entre los libertarios y el sindicalismo pero cuestionó la convocatoria a sesión a través de «un dictamen que carece de legalidad, es trucho, porque no logró las firmas suficientes». «Es algo demagógico e hipócrita porque los gordos de la CGT están negociando con Milei para aplastar los salarios, los despidos, la Ley Bases, el DNU 70 a cambio de no salir a la calle», concluyó.
Fuente: LaPoliticaOnLine.com