Las elecciones del 2021 fueron un verdadero tortazo para el Frente de Todos en el Senado, que debió enfrentarse a una dura realidad: por primera vez desde el retorno de la democracia, el peronismo no contaría con quórum propio en la Cámara alta. Con el correr de los meses, sin embargo, el oficialismo demostró que perder la mayoría de la cámara no significaba necesariamente perder el control. Gracias al acompañamiento de aliades provinciales, como Alberto Weretilneck y Magdalena Solari Quintana, el bloque -luego devenido interbloque- oficialista logró avanzar con la mayoría de los proyectos que el Ejecutivo – o, muchas veces, un sector del kirchnerismo – tenía interés en aprobar. Ahora en octubre, el Senado deberá renovar un tercio de sus bancas, en un movimiento de fichas que forzará a retirarse – o, al menos, competir para conservar el lugar- a las principales autoridades de la cámara.

Como siempre cada dos años, son 8 las provincias que renuevan a sus representantes, es decir: 24 de las 72 bancas que hay en el Senado. Este año es el turno de la Provincia de Buenos Aires, Formosa, Jujuy, Misiones, La Rioja, San Luis, San Juan y Santa Cruz. Son las mismas bancas que fueron ocupadas durante las elecciones del 2017, cuando Cambiemos -entonces era oficialismo- tuvo un importante triunfo a nivel nacional. Fue el resultado de los comicios del 2017 y del 2021 -dos victorias importantes para JxC- lo que llevó a que el interbloque opositor lograse casi empatarle al peronismo el número de senadores. Hoy, el FdT cuenta con 35 senadores -le faltan dos para el quórum- y JxC con 33

En esta vuelta electoral, JxC es la coalición que arriesga el mayor número de bancas: 11. Le sigue, por poco, el FdT que debe renovar 10. La diferencia, sin embargo, es que el oficialismo deberá competir con lo que fue una de las peores elecciones del peronismo (2017). En esa elección, el peronismo fue dividido en tres listas en la Provincia de Buenos Aires -la de Cristina Fernández de Kirchner, la de Sergio Massa y la de Florencio Randazzo-, llevando a que la lista cambiemita encabezada por Esteban Bullrich terminase ganándole por unos pocos puntos a la encabezada por la expresidenta. Será JxC el que tendrá por delante el desafío de retener las 11 bancas que obtuvo luego de haber ganado las elecciones en Buenos Aires, Jujuy, La Rioja y Santa Cruz (y de haber sido primera minoría en Misiones, San Luis, San Juan, San Luis y Formosa). 

El recambio de nombres

Tanto el oficialismo como la oposición perderán -o verán competir- a sus principales autoridades. En el caso del interbloque oficialista, les dos jefes de bloque renuevan su banca: José Mayans (Frente Nacional y Popular) y Juliana Di Tullio (Unidad Ciudadana). El formoseño Mayans, que estuvo ausente durante algunos meses debido a un problema de salud, era originalmente el jefe de bloque oficialista, pero cuando el bloque se dividió para conseguir una silla más en el Consejo de la Magistratura se terminó convirtiendo en el titular del Frente Nacional y Popular, por un lado, y en el titular del interbloque del FdT, por el otro. De buena relación con CFK, Mayans ha cumplido siempre una doble función: negociar con JxC y mediar dentro del FdT (especialmente con algunos senadores del interior). Juliana Di Tullio, mientras tanto, es una de las senadoras más cercanas a la vicepresidenta y, durante la ausencia de Mayans, se ha encargado de conducir el interbloque junto a Anabel Fernández Sagasti.

También renuevan su banca el jujeño Guillermo Snopek – presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales -, el riojano Ricardo Guerra -presidente de la comisión de Presupuesto- y les dos senadores de San Luis: Adolfo Rodríguez Saá y María Eugenia Catalfamo. La reyerta familiar entre los Rodríguez Saá – Adolfo, el senador, y Alberto, el gobernador – ha generado más de un conflicto en el interbloque oficialista, que estuvo al borde de la ruptura cuando el gobernador puntano envió a Catalfamo a votar en contra de la ampliación de la Corte Suprema.

JxC, mientras tanto, verá partir a sus dos espadas más importantes: el jefe del bloque radical, el formoseño Luis Naidenoff, y el jefe del PRO, el misionero Humberto Schiavoni. Ambos senadores, junto a Alfredo Cornejo, son quienes se encargan de negociar con el oficialismo antes de cada sesión. También deberán renovar sus bancas Gladys González y José Torello (quien reemplazó a Estaban Bullrich en 2021 cuando este renunció porque padecía ELA), así como los jujeños Mario Fiad y Silvia Giacoppo.

Una de las consecuencias del recambio legislativo de este año es que el FdT deberá afrontar también la culminación del mandato de sus tres principales aliades: Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro), Magdalena Solari Quintana (Frente Renovador de la Concordia de Misiones) y Clara Vega (Hay Futuro de La Rioja). Vega originalmente había ingresado al Senado como parte de una alianza con JxC, pero en el último par de años se alejó progresivamente de la coalición opositora y se terminó convirtiendo en una fiel aliada del FdT. Weretilneck, mientras tanto, abandonará definitivamente el Senado, ya que competirá por la gobernación de Río Negro (y se calcula que ganará con más del doble de los votos, ya que cerró un acuerdo con el kirchnerismo y el radicalismo).

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/517067-elecciones-2023-el-senado-pone-en-juego-a-sus-principales-es