El juez federal Daniel Rafecas firmó este jueves el pedido de captura de cuatro libaneses por su vínculo con el atentado contra la AMIA. Los cuatro sospechosos tuvieron presencia en Brasil y Paraguay en la época del atentado, lo que consolida la idea de que el ataque se organizó desde la zona de la Triple Frontera. Los pedidos de captura fueron hechos por el fiscal de la Unidad AMIA, Sebastián Basso, quien solicitó a Página/12 no publicar los nombres. El único, ya conocido, es el que ahora figura como Abdallah Salman, que antes figuraba como José El Reda y con varios otros nombres supuestamente falsos.

Los sujetos que busca la justicia tienen documento paraguayo -El Reda también lo tuvo- o domicilio en Foz de Iguazú. Es más, alguno de los reclamados ahora por la justicia argentina -transcurridos 29 años del atentado- tienen padres brasileños o paraguayos. 

El equipo de fiscales que sucedió a Alberto Nisman -Sabrina Namer, Roberto Salum, Patricio Sabadini, Juan Murray, Leonardo Filippini-, designados por la procuradora Alejandra Gils Carbó, logró establecer que El Reda tuvo un documento paraguayo y que había gestionado la nacionalización. Los otros tres pedidos de captura apuntan a HMM, AHA y FAHO. 

Los indicios que apuntan a la Triple Frontera

La realidad es que siempre hubo indicios de que el ataque contra la AMIA vino desde Brasil. Un oscuro hombre vinculado a los servicios de inteligencia brasileños, Wilson Dos Santos, advirtió en Roma que se venía el atentado. En el ataque contra la Embajada de Israel, la camioneta Ford F-100 se compró con un documento brasileño a nombre de un tal Ribeiro Da Luz y en el caso de la AMIA, quien se llevó la Trafic de la casa del armador de camionetas truchas, Carlos Telleldin, pareció con acento centroamericano, aunque de entrada también se dijo que podía ser brasileño. Finalmente, siempre se aseguró -desde los tiempos en que la investigación estaba en manos de Nisman- que El Reda usó un celular a nombre de un tal André Marques y a partir del 1 de julio de 1994 hizo llamadas desde la Triple Frontera.

De acuerdo a la investigación realizada en su momento, los dos hermanos El Reda estuvieron casados con Karina y Silvina Saín, que trabajaban con el agregado cultural de la Embajada de Irán en la Argentina, Mohsen Rabbani. Y por eso siempre la fiscalía puso el acento en el papel de Rabbani como cerebro. El clérigo negó una y otra vez cualquier participación. Hoy en día vive en Irán y cada tanto reitera entrevistas en las que rechaza todas las acusaciones. 

La resolución de Rafecas es breve, ocupa seis páginas, y no da detalles del papel que cada uno habría ocupado en el atentado. Hay una descripción general, “su vinculación con el hecho fehacientemente acreditado de que el 18 de julio de 1994, a las 9.53, un vehículo Renault Trafic se aproximó a la puerta del edificio de Pasteur 633, sede de la AMIA, y tras subir a la acera, detenó la carga explosiva provocando un estallido que produjo el colapso de la parte delantera y el fallecimiento de 85 personas”. 

Todo hace pensar que los ahora buscados por el atentado contra la AMIA viven en El Líbano. Estaria claro en el caso de El Reda y es muy probable que lo mismo sucede con los otros tres. La fiscalía de El Líbano contestó alguno de los exhortos, pero en general colabora poco. Según se sostuvo desde siempre en la investigación oficial, la organización del ataque estuvo a cargo del ala militar de Hezbollah, un partido legal en El Libano, con fuerte presencia parlamentaria. Hezbollah, representa a la rama chiita del Islam, por lo que tiene un fuerte alineamiento con Iran. Uno de los problemas centrales siempre fue la endeblez de las pruebas contra los funcionarios y el gobierno de Teherán, al punto que cuando fue detenido en Londres el exembajador de Irán en la Argentina, Hadi Soleimanpour, el magistrado británico lo puso en libertad justamente porque considero insuficientes las evidencias. 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/558665-cuatro-pedidos-de-captura-de-libaneses-por-el-atentado-contr

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