Con una puesta en escena que parecía un lanzamiento de campaña, Cristina Fernández de Kirchner volvió a aparecer en público para homenajear a Juan Domingo Perón a 48 años de su muerte. La noticia de la renuncia de Martín Guzmán fue una bomba silenciosa que no tardó en expandirse por todo el auditorio del Polideportivo Municipal de Ensenada en donde se estaba desarrollando el acto, pero la vicepresidenta en ningún momento dio señales de haberse enterado de la salida del principal destinatario sus dardos. Sí apuntó, sin embargo, contra el propio Alberto Fernández, repitiendo la metáfora de la «lapicera» para dar cuenta de la forma que Perón había construido poder «en función del pueblo» para garantizar el aguinaldo o las vacaciones pagas: «Perón cazó la lapicera y no la largó más», señaló entre los aplausos y cánticos de los asistentes que ya la estaban candidateando para el 2023. 

En un acto que estuvo repleto de alusiones directas -a Guzmán lo mencionó por su nombre, solo minutos antes de que se diera a conocer su renuncia-, CFK volvió a entrar en la discusión en torno a los planes sociales (aunque desmintiendo muchos de los análisis que se habían dicho en su nombre y dándole un renovado empuje a la discusión por el Salario Básico Universal).  «El mejor homenaje que le podemos hacer a Perón es ver lo que hizo y tratar de acercar el bochin un poco», cerró.

Era la segunda aparición pública en menos de dos semanas y, en el estadio de Ensenada, les militantes y funcionaries estaban a la expectativa de qué diría la ex presidenta sobre las declaraciones de Alberto Fernández en la CGT (en donde había sostenido que «el poder no pasa por ver quién tiene la lapicera, sino por ver quién tiene la capacidad de convencer»). No se hizo desear: pasadas las 17 horas, a los pocos minutos de comenzar su discurso, CFK agarró el «Manual de Conducción Política» del líder justicialista y pasó a leer: «Página 73. Persuasión con hechos: ‘Yo no persuadía a la gente con palabras, porque las palabras poco persuaden, yo la persuadí a la gente con hechos y con ejemplos», repasó, entre sonrisas. 

Inmediatamente, volvió a hacerse de la metáfora de la lapicera -que había utilizado por primera vez en el acto por los 100 años de YPF, el último en el que presidente y vice conversaron y se mostraron juntos- y resaltó: «¿Por qué fue tan atacado Perón? Porque usaba la lapicera en función del pueblo. Por eso lo metieron preso, por eso después los bombardeos en la Plaza de Mayo». 

Entre risas y aplausos, la observaban en la primera fila: el diputado y presidente del Partido Justicialista bonaerense, Máximo Kirchner; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini -quien fue recibida con especial calidez por la militancia-; el ministro de Interior, Wado de Pedro; la senadora Juliana Di Tullio; el ministro bonaerense, Andrés «Cuervo» Larroque; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; el ex canciller Felipe Solá, entre otres. Estuvieron presentes también figuras cercanas al presidente, como la diputada Victoria Tolosa Paz y el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. A este último, incluso, le dedicó comentario, chiste y guiño. Sentados al lado de ella, mientras tanto, la flanqueaban los intendentes de Ensenada, Mario Secco, y de Berazategui, Juan José Mussi. 

A lo largo de su discurso, CFK hizo su propio recorrido por la historia del peronismo – «Últimamente encontramos muchos exégetas de Perón», ironizó, apuntando contra el presidente -y pasó a referirse a dos temas que ya había tocado en su última aparición pública: la economía bimonetaria y los planes sociales. «El problema principal que tiene la Argentina y que causa el fenómeno inflacionario es la economía bimonetaria», sostuvo la vicepresidenta, mientras repasaba la reunión que había mantenido con el economista Carlos Melconian: «Él piensa más parecido a Guzmán con el tema del déficit fiscal, opiniones son opiniones. No es que me quiera convertir en una apologista del déficit fiscal pero no creo que esa sea la causa de la inflación estructural desmesurada que tiene la Argentina», sostuvo, solo unos minutos antes que se diera a conocer por todo el país la renuncia del (ahora ex) ministro de Economía.

Planes sociales: «Me hacen decir cosas que yo no dije»

Respecto a los planes sociales, CFK comenzó quejándose de los propios dirigentes del kirchnerismo que «me quieren hacer decir cosas que yo no dije»: «Cuando me refería a las políticas sociales, hablé de tres fenómenos: de que no debíamos tercerizar la política, que debíamos acabar con las altas y bajas que las decidiera cualquier dirigente barrial y no el Estado y la tercera que hubiera un control, que el Estado recuperara el dominio. Pero se armó una competencia para ver quién insultaba, quién mentía, que le queríamos sacar los planes a los pobres. Vamos a charlar un poquito», matizó. 

Ahí, CFK resaltó que durante su gobierno se había lanzado la Asignación Universal por Hijo, apuntó directamente contra Emilio Pérsico -«Me apena mucho que pueda haber dirigentes de nuestro espacio político que, por el hecho de que las titulares de AUH sean las mujeres, digan que esto destruye a las familias porque esto forma el matriarcado»- y subrayó que había llegado el momento de discutir «la necesidad de un ingreso universal básico». 

Luego del malestar causado por sus dichos en Avellaneda, sus palabras fueron muy bien recibida por dirigentes de los movimientos sociales (muchos presentes en el acto), quienes celebraron que hubiera hecho mención directa a un proyecto que impulsa el Frente Patria Grande, conducido por Juan Grabois (quien, según pudo saber este diario, había conversado hace unos días con CFK sobre lo que había dicho en Avellaneda).

Más allá de otras ironías, la vicepresidenta cerró su discurso refiriendo a la histórica tercera posición del peronismo y a la necesidad de discutir «no el capitalismo, sino quién lo conduce»: «La tercera posición, equidistante del liberalismo y del marxismo, es una construcción absolutamente superadora, presupone la existencia del Estado, del ser humano y de la sociedad organizada en pos de un objetivo común. Eso es el peronismo», finalizó, a la vez que convocaba a «ver lo que hizo Perón y tratar de acercar un poco el bochín».

Secco, Mussi y el operativo clamor del kirchnerismo

En el medio de la interna a cielo abierto y el mar de especulaciones en torno a quienes competirán en 2023, los intendentes de Ensenada y Berazategui dijeron unas palabras antes de que CFK diera su discurso.»Respeto con Cristina. ¿Cuántos de los que estamos acá o en este país pudieron poner un presidente? Si hoy gobierna el peronismo es gracias a Cristina», agitó Mario Secco, en un claro mensaje a Alberto Fernández, a la vez que aseguraba que la vicepresidenta era «la vanguardia del país». 

Juan José Mussi, mientras tanto, bajó un poco el tono y subrayó la necesidad de bregar por la unidad del peronismo. «Deseo la unidad del peronismo para no perder. Quiero ganar, no quiero más la derrota del peronismo. Nunca más un Macri en la Argentina», sostuvo. «Con Cristina a la cabeza, en el medio, en otro lado, pero dejémonos de joder», pidió a la militancia y finalizó: «Tratemos de hacer todo, pero no no podemos permitir que ganen los neoliberales».

En el público que asistió al acto, sin embargo, no había dudas: el 2023 tenía que ser con Cristina a la cabeza. «Somos un montón de compañeros que queremos que Cristina sea candidata», aseguró a Página/12 un funcionario bonaerense. Las mismas palabras fueron repetidas por casi una docena de funcionaries, legisladores y referentes sindicales con los cuales habló este diario durante el acto. «Yo veo que ella cada vez emite más destellos de candidata a presidenta», aseguró a este diario Hugo Yasky. Durante todo el acto, el centenar de asistentes que estaba en el polideportivo no paró de cantar «Cristina presidenta» y, aunque ella hizo algunos gestos negativos con la cabeza, más de un dirigente salió de Ensenada entusiasmado hablando de «CFK 2023».

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/434030-cristina-kirchner-peron-usaba-la-lapicera-en-funcion-del-pue