Cristina Fernández de Kirchner no oficializó ni un sí ni un no en La Plata –nadie esperaba que lo hiciera tampoco–, pero las distintas vertientes del Frente de Todos meditan sus movimientos como si su frase «Yo ya di todo» fuera el final de las aspiraciones de quienes todavía cantan «Cristina presidenta». Agustín Rossi, Daniel Scioli, Eduardo «Wado» de Pedro, Juan Grabois: ninguno cree que CFK esté en carrera, pero sí todos coinciden en que cualquier anhelo presidencial personal dependerá de lo que ella defina en las próximas semanas. Hay expectativa de una PASO, pero en el cristinismo dan señales de lo contrario: o es Cristina o es quien Cristina diga. El plan A de la vicepresidenta, mientras tanto, continúa siendo Sergio Massa, aunque dependerá de si el ministro llega con cierto aire a junio o si, en cambio, la inflación o la escasez de dólares se lo llevan por delante. Sea o no el candidato, una cosa es segura: la alianza entre el kirchnerismo y el massismo se presenta, hoy, como una garantía de unidad del FdT. 

Como cada vez que habla, hay una Cristina para el gusto de cada uno. El cristinismo que agita el operativo clamor reafirma que «ni se subió ni se bajó» y subió la apuesta convocando a un nuevo plenario militante en la localidad bonaerense de Tapalqué. «Necesitamos un programa de gobierno para que nada vuelva a depender de una persona», declamó la vicepresidenta en La Plata y el cristinismo respondió: «Ella es la única con capacidad de liderazgo para llevarlo a cabo». Es fervor, pero también supervivencia: el kirchnerismo no ve que exista otro candidato que arrastre tantos votos como ella ni que tenga la capacidad de despertar algún tipo de «mística» frente a la escalada inflacionaria y la pérdida del poder adquisitivo. En el resto del panperonismo –aunque reconociendo que con la expresidenta nunca se sabe– la lectura es opuesta: «Ya no sabe más como decirles que no va a ser candidata, déjense de joder», sostiene, irritado, un sindicalista que ha militado la candidatura de la vice en los últimos meses. 

Sea o no la candidata, su propuesta de construir «un plan de gobierno» que incluya una revisión del acuerdo con el FMI, un crecimiento con inclusión, el cuidado de los recursos naturales, muestra a una CFK en campaña. Si no como cabeza de boleta, como conductora de la estrategia electoral. «No es la Cristina que relata su gestión del pasado o los datos económicos del presente, sino que habló como alguien que quiere ser partícipe relevante de la propuesta que le de competitividad al peronismo. La señal de ella es: no se si soy candidata o no, pero ahí voy a estar en el desarrollo de las propuestas que puedan fortalecer la campaña electoral del peronismo», analiza Federico Aurelio, presidente de la consultora Aresco. 

Los candidatos y el Plan Massa

Con las dos principales figuras del FdT corridas de la contienda electoral –CFK por motus propio, Alberto Fernández por presión de sus compañeros de coalición–, se abre un escenario de especulaciones que ya tiene a varias figuras preparadas para salir a jugar. Dos fueron incentivados por el propio presidente cuando este empezó a analizar la posibilidad de no ir por la reelección: Daniel Scioli y Agustín Rossi. El embajador en Brasil dice abiertamente que es candidato y predica una interna frentetodista que fortalezca al espacio, en línea con la defensa albertista de una PASO. «Daniel sigue adelante con su candidatura a 160 km la hora», afirman en su entorno. El exgobernador bonaerense intentó sacarse el apelativo de «candidato albertista» y se reunió con la camporista Mayra Mendoza, mientras ensaya acercamientos con todos los sectores del peronismo. «Daniel es candidato de Scioli», afirman, tajantes, sus colaboradores.

Como resultado del corrimiento de Scioli, el Presidente alentó la candidatura del ministro todoterreno «Chivo» Rossi. Primero ministro de Defensa, luego interventor de la AFI y, actualmente, jefe de Gabinete, Rossi consulta encuestas y el anclaje que su candidatura puede llegar a tener en la sociedad y tomará una decisión en las próximas semanas. Se considera a sí mismo un «candidato kirchnerista que apoya a Alberto», a pesar del enojo que generó en el cosmos k su reciente alineamiento con la pata más albertista de la coalición. «A los argentinos tenemos que decirle la verdad: contarles las cosas que hicimos bien, como el crecimiento económico, y las que faltaron, como la inflación y el poder adquisitivo del salario. Y que es mentira que el año que viene tiene que haber un ajuste», le repite a sus colaboradores más cercanos. 

En el cristinismo, mientras tanto, son varios de los nombres que pululan: «Wado» de Pedro, Jorge Capitanich, Juan Grabois. El ministro de Interior, muy cercano a la vice, viene puliendo su perfil presidencial desde hace más de un año. Recorridos por la provincias, reuniones con el Círculo Rojo, viajes al exterior, fotos con gobernadores: con el aval de la vice –ya sea por acción o por omisión–, De Pedro viene intensificando su trajín electoral. «Él sigue a disposición de los compañeros y de Cristina», aseguran en su entorno. Hace ya unas semanas que su nombre, sin embargo, aparece como una alternativa en una fórmula encabezada por Sergio Massa. «Wado es un compañero, pero no mueve el amperímetro», reconocen en el camporismo-cristinismo que, además, viene atravesando sus propias discusiones internas por la candidatura de CFK (con Wado por un lado y Andrés «Cuervo» Larroque por el otro). 

La fórmula moderado-kirchnerista –victoriosa en 2019 pero perdedora en 2015– es, por estos días, el Plan A de CFK. Massa era, originalmente, el «candidato de síntesis» del propio Alberto Fernández, pero el distanciamiento sin vuelta atrás entre presidente y vice, por un lado, y el recrudecimiento de la situación económica, por el otro, han cambiado el panorama. «A Sergio lo están esperando. Si llega entero y con aire el candidato va a ser Sergio», asegura un funcionario nacional que mantiene diálogo fluido con las distintas patas de la coalición. Con CFK alentando su candidatura –ya sea para mantenerlo motivado o porque cree que es la mejor opción–, la verdadera competencia de Massa no son el resto de los precandidatos sino el valor del dólar y el IPC. 

«No existen el resto de las candidaturas, no hay tiempo para ensayos como Wado o Scioli. La decisión de Cristina es poner al mejor candidato y si Sergio no llega será Axel», afirma, a su vez, un importante dirigente al tanto de las conversaciones en la superestructura frentetodista. La posibilidad de que el candidato único sea Massa o Axel Kicillof abre, sin embargo, varias controversias. En primer lugar, la más evidente: la dirigencia kirchnerista sabe que su base electoral no lo quiere mucho a Massa. «Ni mi mujer lo vota a Massa», confiesa un funcionario bonaerense. A la animadversión política se le suma, además, la incredulidad de avanzar como candidato único con el ministro de Economía de un país con una inflación interanual supera los 100 puntos. «¿Cómo puede ser el candidato con 8 puntos mensuales de inflación?», sostiene, casi enojado, un legislador cristinista.

El recelo que genera una candidatura de Massa no es, sin embargo, solo discursiva. El líder del Patria Grande, Juan Grabois, amenazó con romper con el frente si Massa era el candidato único. «No vamos a votar a ese vendepatria y cagador», disparó, hace una semana. En los últimos días, sin embargo, bajó un cambio –«Me tomé una semanita de meditación», ironiza, sintiéndose aludido en la advertencia de CFK de «no usar el bastón de mariscal para dárselo en la cabeza a otro compañero»– y decidió reforzar su pedido por la existencia de una PASO en la que dirimir las distintas posturas del FdT. «Vamos a promover que haya una discusión de programas entre los principales candidatos del FdT», explicó Grabois (que es precandidato presidencial) a este diario. Consultado por si acompañaría la candidatura de Massa en el caso de ganar una interna, respondió: «Vamos todos a firmar un programa y garantizar que todos lo cumplan». 

Por último, un cabo suelto. Y es que Axel Kicillof no tiene ningún interés en competir por la presidencia. Principal impulsor del operativo clamor por CFK2023 –ya sea por convicción o necesidad–, el gobernador bonaerense se aferra a pelear por su reelección. 

El panorama, por lo tanto, es aún incierto. El tiempo corre pero nadie cree que CFK vaya a tomar una decisión antes de junio. La novedad, sin embargo, es la nueva centralidad de la vicepresidenta conduciendo la estrategia electoral y la alianza con el massismo para asegurar la unidad del FdT. Una unidad que se vio reflejada en la populosa delegación massista que estuvo el jueves en el acto de La Plata y que no incluye necesariamente al presidente.  

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/544992-el-frente-de-todos-en-su-laberinto-electoral