Desde Santiago

Cuando tenía 39 años Constanza del Río supo que era adoptada y empezó su búsqueda de la verdad. Ese camino la llevó a reencontrarse con su familia biológica  y a saber que había sido víctima de una red de tráfico infantil que funcionó en Chile durante la última dictadura. Dos años después, la búsqueda individual se convirtió en colectiva: fundó la ONG Nos buscamos, en 2014. 

Chile conmemoró este septiembre los 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende. Constanza Del Río nació en 1973. Su madre biológica era menor de edad cuando la entregó al médico Gustavo Monckeberg. Su abuela paterna adoptiva hizo los trámites con este doctor y consiguió dos testigos falsos. 

Los médicos cobraban por bebé robado. Del Río considera que su historia de apropiación ilegal es distinta a la de la mayoría de las «guaguas» ( bebés). «Mi caso es de clase alta para evitar la vergüenza social de una menor embarazada, pero en general les robaban guaguas a mujeres vulnerables, pobres, muchas analfabetas y que estaban solas» afirmó Del Río a PáginaI12 en su oficina de la fundación ubicada en el barrio de Providencia. 

En la oficina había pilas de cajas con pruebas de ADN MyHeritage que la fundación entrega gratuitamente a las familias. Nos Buscamos se financia por donaciones y cuenta con 20 voluntarios. Lleva registrados 7 mil casos. 

«Nosotros hablamos de adopción en Chile, pero nosotros somos apropiados. A los que nos dejaron en aquí -porque hay un número enorme que sacaron del país-, nos inscribieron como hijos biológicos de nuestros padres adoptivos. Entonces para el Estado chileno yo no soy adoptada». 

La directora de la ONG le solicitó al gobierno de Gabriel Boric que cree un programa de búsqueda de identidad. Se lo hizo saber en un reciente encuentro en Washington. «Le pedimos a Boric que reconozca la apropiación de niños como una verdad histórica».

Según cálculos oficiales, serían 20 mil los niños apropiados, pero no hay una cifra exacta. Entre los destinos de los miles de bebés chilenos estaba EEUU, Canadá, Perú, Suecia, Italia, Francia, Dinamarca, Holanda, Noruega y Alemania. 

«Los abrazos son nuestros índices de éxito -dijo Del Río-. llevamos más de 400 casos resueltos. Nuestra metodología de búsqueda está publicada en la página web nosbuscamos.org. Te podes inscribir como adoptado o como familia y cruzamos los datos. Entre los pasos está hacer la denuncia al juez Mario Carroza y a Jaime Balmaceda. Ellos llevan la investigación hace más de ocho años. No hay nadie preso». 

 -La justicia chilena estima que el número de niños y niñas adoptadas sin el consentimiento de sus padres podría llegar a 20 mil. 

– Eso lo calcula la Policía. Nadie sabe de dónde sacaron ese número. Ese es el gran tema. Llevamos nueve años trabajando, este es el tercer gobierno con el que nos toca trabajar y nos hemos dado cuenta que una ONG no puede tener la responsabilidad de contar. Le pedimos a nuestro presidente Gabriel Boric que reconozca la apropiación de niños como una verdad histórica. En Chile se produjo un tráfico ilegal de niños. Hay que investigar el número. No la investigación judicial porque acá la justicia no corre. Necesitamos que el presidente cree un programa búsqueda de identidad en el Ministerio de Justicia. Que cuente niños, los empadrone, los cense. 

-En enero de 2022 el actual gobierno lanzó un plan para localizar a 700 víctimas. ¿Cuánto se avanzó?

-Ese es un plan de búsqueda de detenidos desaparecidos de la dictadura. Nosotros nos pusimos en contacto con el gobierno en febrero de 2022.Dijimos que teníamos derecho de estar ahí. Nos dijeron que no. Le pedimos un plan de identidad. 

— ¿Usted está en contacto con agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos?

– En Chile son 18 mujeres las que apremiaron y torturaron los militares. Estaban embarazadas a término. Tuvimos contacto con la familia de Michelle Peña, a la que le realizamos el examen de ADN internacional, MyHeritage, porque nosotros no trabajamos con ADN nacionales, no sirven. A la Michelle Peña la vieron embarazada y luego no embarazada en el centro de tortura Villa Grimaldi. Nos pusimos en contacto con su madre y le hicimos un ADN. Ese ADN no es un huellero genético como el que usan en Chile.

– ¿Por qué elige este tipo de test de ADN?

En Chile el Estado entrega informes. El banco de ADN MyHeritage es del usuario, que entra con una clave, un correo electrónico. Es inviolable. Cuando es del Estado se puede corromper. MyHeritage es con muestra de saliva que va a un laboratorio en Estados Unidos y se transforma en un algoritmo matemático que queda en una base de datos que tiene 12 millones de muestras. Si en esa base de datos un primo tuyo en quinto grado, entra, va a decir que tu y esa persona comparten tantos genes. Amplía hasta ocho grados de parentabilidad. 

En su propia búsqueda usó el banco genético privado

-Si, me hago el examen y me aparece un primo en cuarto grado que compartía un 2 % conmigo y me pongo en contacto con él, viajo a EEUU. El nació en EEUU y su madre era chilena, me dio sus datos. Hice un arbol genealógico: llegué hasta mi tatarabuelo que había tenía cuatro hijos. le hice ADN a los descendientes y encontré a mi madre. Con un banco de ADN del Servicio Médico Legal todavía estaría esperando, porque mi madre biológica no me buscaba, no quería encontrarme, nunca se iba a hacer un examen ahí, porque ella me entregó voluntariamente. Ella era menor de edad, tenía 18 años, y quería deshacerse de mí. A una madre que le quitaron su guagua y sabe por ejemplo que vive en Suecia, ¿cómo la encuentra?. Si ella se hace el examen acá, ¿cómo ingresa la muestra de sangre del chico (hoy adulto) al Servicio Médico Legal de Chile?. Ellos dicen que sí, que el adulto tendría que hacer una denuncia a través de la Cancilleria para que manden por valija diplomática a tomar muestra de ADN, o sea, en los próximos 30 años. Si son 20 mil madres y 20 mil hijos, tienen que hacer 40 mil muestras y andan apenas con las 1000 de los detenidos desaparecidos de hace 50 años. Hoy día las mamás se están muriendo, tienen 70 años promedio. 

El reencuentro con su mamá fue difícil…

-Sí, la encontré en 2015. Ella estaba muy enojada porque tenía el tema escondido, su marido y sus hijos no sabían. Por lo tanto cuando aparecí encima me veía en la tele. Nos juntamos a tomar un café y me dijo que no tuvieron en cuenta sus derechos, que ella había hablado con Monckeberg y se suponía que me habían mandado a Perú. Ella creía que el médico me pasó la información. Yo llegué a ella por exámenes de ADN que le hice a sus familiares. No se quiso hacer el ADN, me pidió tiempo. Han pasado ocho años y no hablé más con ella, me tiene bloqueada en el celular. Pero una hermana de ella, la Virginia, se puso en contacto conmigo y se lo hizo. MyHeritage me confirmó que es mi tía. Virginia me dijo que mi padre era compañero de mi madre en los Scout y que su apellido era Pantoja. Empecé la búsqueda y lo encontré a Fernando Jorquera Pantoja. Lo fui a ver a una escuela en la que daba una charla. Lo reconocí sin conocerlo. Algo me pasó: dije es él. Hablé con él y le pregunté si sabía que su polola María estuvo embarazada y me dijo que sí, que a ese hijo lo buscó durante años y que ella se lo había quitado. El creía que era varón. Mi pareja de entonces que me acompañaba le dijo : ´entonces te tengo que presentar esta es tu hija´. El ADN dio positivo. Soy la mayor de mis hermanos, tengo tres. Soy parte de la familia. Mi caso es de clase alta pero la gran mayoría de casos de apropiación de niños chilenos son de clase social baja. Madres pobres, solas, desesperadas, sin dinero, sin redes, que fueron presas fáciles de traficantes de niños.

– En el trafico ilegal hubo una cadena de complicidades de médicos, matronas, sacerdotes, monjas, jueces…

– Sí. La madre pobre no le discutía al médico si le decía que se le había muerto la guagua. Estamos hablando de una mujer rural, analfabeta. Las elegían con pinzas. Las captaban a las más calladas, asustadas, a las que estaban solas. Había un plan.

–  A esas madres les hicieron firmar un documento que no entendían o les decian que el bebé nació muerto o las declaraban incompetentes, según informó Ciper.

– Sí. Cuando aparece la investigación de Ciper yo ya sabía que era adoptada un año antes. Y me pongo en contacto con ellos y salí en las noticias. A mí me interesaba que me vieran para que alguien me reconozca. Era como una esperanza de película. Cuando una es apropiada no hay pistas, no hay un documento, un pasaporte, nada, sobre todo para los que nos quedamos en Chile. Los niños que fueron adoptados en el extranjero salieron con nombre y número de Rut (documento). Por lo tanto, el registro electoral (Servel) de Chile tiene ese listado. Se lo hemos pedido en muchas ocasiones. Ellos nunca han votado, nunca volvieron a Chile. Le pedimos al Servel que nos entregue esa lista de los que no votaron porque en Chile desde el año pasado la votación es obligatoria. Los chicos nacieron entre el 70 y el 90, por tanto el numero de Rut es entre 8 millones y 12 millones. 

–¿Por qué el Servel no lo da?

–Según ellos dicen que es ilegal, nosotros apelamos y decimos que es informacion pública. Y el problema es que cada cuatro años cambia el gobierno y entonces cambia todo. Aquí el Estado tiene que responder.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/593418-constanza-del-rio-le-pedimos-a-boric-que-reconozca-como-verd