Luego de idas, vueltas y meses de parálisis, el Consejo de la Magistratura logró consensuar el nombramiento como vicepresidente del abogado de origen radical Carlos Matterson, que secundará al supremo Horacio Rosatti. El organismo también acordó la integración de las comisiones y sus autoridades y aprobó tres de los diez concursos que tenía carpeta para el plenario de este jueves. Durante el encuentro hubo aplausos, ironías, chicanas (varias del lado de la oposición) y algún reclamo para que se aprueben los postulantes para las vacantes políticamente más sensibles, en especial las de Comodoro Py, entre ellas las de la Cámara Federal, ocupadas por dos jueces que fueron designados por el mecanismo de traslado (Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi) y que la propia Corte Suprema sentenció que no pueden estar ahí para siempre.
Los aplausos los pidió el propio Rosatti cuando el plenario estaba por terminar, después de felicitar a las y los consejeros por «el esfuerzo realizado para lograr el consenso sobre un tema fundamental para lograr el normal funcionamiento del Consejo de la Magistratura». El portavoz de la gran decisión del día, un rato antes, había sido el abogado Diego Marías, del bloque opositor, cercano a Horacio Rodríguez Larreta. «Arribamos a un acuerdo», dijo y aclaró, «con algún nivel de esfuerzo no menor». «Era necesario, urgente y prudente darle a este Consejo un funcionamiento, hay muchos temas atrasados por este parate que ha tenido en su cambio de conformación», remarcó. En las últimas semanas la disputa interna en la propia oposición, entre el radicalismo y el PRO, tornó dificultosa la negociación por los cargos, que recién se destrabó el miércoles a última hora.
Entonces Marías pasó a detallar la propuesta, ya acordada, para la vicepresidencia y para conformar las comisiones. La configuración durará hasta noviembre, cuando vuelve a cambiar la composición del Consejo, al retomar su calendario electoral habitual, que había sido interrumpido por el fallo de la Corte que obligó a cambiar su conformación. En el caso de Matterson, cercano al operador Daniel Angelici, el consejero Marías remarcó que ya venía a cargo de la vicepresidencia. El mapa de las comisiones quedó repartido así: Selección –la comisión más codiciada porque de ella salen las ternas de jueces y juezas– la presidirá el académico Diego Molea, por lo general alineado con el oficialismo; Disciplina estará a cargo de la senadora María Inés Pilatti, del Frente de Todos; Acusación será presidida por el macrista Pablo Tonelli; Reglamentación estará dirigida por la peronista Graciela Camaño; y en Administración quedará el propio Marías. De esta manera hubo un reparto de puestos relevantes entre todos los sectores.
En la disputa previa, las radicales que pugnaban por puestos de decisión quedaron algo relegadas. La diputada Roxana Reyes no obtuvo ni presidencia ni vice de comisión. La senadora Silvia Giacoppo quedó en la vicepresidencia de Disciplina. La pelea interna entre los jueces/zas, que era por los tres lugares en Selección (cuando ellos son cuatro) se resolvió designando uno de cada lista de la Asociación de Magistrados: Agustina Díaz Cordero, de la lista Bordó (que además será vicepresidenta de la Comisión), Juan Manuel Culotta (Compromiso Judicial) y Alberto Lugones (Lista Celeste). Quedó afuera el bordó Ricardo Recondo.
El Consejo tiene pendiente enviar las ternas para más de medio centenar de cargos en la Justicia federal de todo el país. Este jueves avanzó con la votación de tres concursos para dos juzgados en lo civil y comercial, un jugado de menores, y cuatro juzgados civiles, todos en la Ciudad de Buenos Aires. En el orden del día eran diez los concursos en juego. Tonelli, experto en pedir postergaciones, lo hizo una vez más.
Molea, Lugones y el representante del Poder Ejecutivo, Gerónimo Ustarroz, reclamaron avanzar con más concursos. Ustarroz rescató «que la rueda empiece a girar» pero reclamó discutir «el resto de los concursos de cara a la sociedad». «Requieren un urgentísmo tratamiento», advirtió, y aclaró que se refería a «todos», incluidos los de Comodoro Py. «Todos sabemos de qué concursos hablamos», acotó. «Hay que cumplir con el fallo de la Corte», señaló en alusión al fallo que estableció que los jueces designados por traslado no pueden durar para siempre en ese cargo que se les asigna. Como es conocido, el concurso para los cargos de Bruglia y Bertuzzi está terminado pero falta aprobar la terna. Lo que sucede con esos cargos, como con el resto de las vacantes en el edificio de los tribunales federales porteños, es que la oposición busca manejar las designaciones, en parte por las causas pendientes contra el macrismo.
Las chicanas
En un momento, la abogada Jimena de la Torre –ex funcionaria de la AFIP del gobierno de Mauricio Macri– planteó que más allá de los concursos, a ella le preocupaba que se estaban archivando por prescripción cuatro denuncias contra jueces, que correrían la misma suerte cinco más y que estaban próximas a caducar 29 denuncias disciplinarias y pedidos de juicio político. Después de un rato salió al cruce Pilatti de Vergara. Defendió su propia gestión, en la vieja comisión de Disciplina y Acusación, y dijo que muchos de los casos son previos a su mandato. Agregó: «Aspiro a que no se manejen política y partidariamente los expedientes». De la Torre le contestó con una provocación. Dijo que entre los casos que vencen en septiembre y noviembre le interesaba marcar dos y señaló al juez federal con competencia electoral de La Plata, Alejo Ramos Padilla y el juez, también platense, Ernesto Kreplak. Casualmente, ambos avanzaron con causas de espionaje que involucran al macrismo. De la Torre, obsesiva con el tema, pidió que todos miren con «especial atención» los 29 expedientes y cerró con una frase que parecía broma pero la decía en serio: «Objetividad total».
— Los expedientes están a disposición para quien los quiera ver. Acá no se esconde nada –retrucó Pilatti de Vergara.
— Lo que pasa es que la sociedad nos está mirando –insistió la abogada.
— ¡Sí, mamita, justamente por eso te estoy hablando! –se enojó la senadora.
Rosatti intentó calmar las aguas y Mariano Recalde pidió la palabra. «Quiero hacer un llamado a guardar el espíritu de cordialidad y de consenso. Pero me preocupa que habiendo 29 expedientes demorados la consejera se preocupe solamente por dos con nombre y apellido como si estuviéramos frente al derecho penal de autor. No ayuda a la objetividad que usted plantea», miró a De la Torre. Después Lugones añadió que a veces hay nombres que «hacen ruido en la prensa». «Dejemos de trabajar como la prensa nos dice que tenemos que trabajar, va a ser más sencillo», sentenció.
La polémica empezó a desnudar cuál es el juego de cada quien y a dejar en claro que la cordialidad y los consensos ya encuentran límites. Para poner un broche pacífico Marías elogió a Rosatti por su «humildad y nobleza» para habilitar la negociación de los consejeros y consejeras por los cargos. Molea se sumó y sugirió que las reuniones de coordinación o labor se hagan con los 20 consejeros (no solo con presidentes de comisión). Tonelli se quejó, intentó oponerse y dijo que hace siete años está en el Consejo y no era así. Rosatti le devolvió una ironía: «Usted vivió engañado esa época, pero vamos a seguir así porque trabajamos bien». «Si se quiere actuar con espíritu de concordia tiene que actuar en esa dirección», agregó. Tonelli terminó con un chiste: «Para cortar con tanta dulzura…», dijo que tenía una queja porque no hubo medialunas. «Lo estamos analizando porque salió un DNU…». Rosatti mostró un papel donde, en efecto, estaba la aprobación de partidas con fondos adicionales para el organismo.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/429971-consejo-de-la-magistratura-aplausos-ironias-y-reclamos-en-el