Con el objetivo de llegar al poder, Mauricio Macri decidió este año sacrificar no sólo Juntos por el Cambio, sino el partido que fundó. Por estas horas, en su entorno no sólo dan por terminada la alianza con los radicales, sino también al PRO: «El PRO como lo conocíamos no va a existir más. Algunos estaremos en el oficialismo y otros en la oposición», sintetizan cerca del ex presidente. Macri hizo una jugada que le dio frutos y coronó a Javier Milei en la presidencia. Solo para, a continuación, condicionarlo con el Congreso y los gobernadores y negociar lugares en su gabinete. Macri ya hizo lo que en La Libertad Avanza tanto temían: los colonizó. El jueves de la semana pasada fue una hora de lobos donde cayeron muchos dirigentes que Milei ya había ubicado y fueron reemplazados por funcionarios de Macri y también de Juan Schiaretti.
Claro que las pujas de poder no se terminan en un día. De hecho, un tanto acorralado, Milei mandó a decir en un comunicado que su proyecto de «cerrar el Banco Central es innegociable». ¿Será porque ya negoció todo lo demás?
Pero lo mejor es rebobinar esta película y ver todo el recorrido que hizo Macri en 2023 para llegar a este presente.
Muchas jugadas
Macri comenzó el año todavía con la idea de ser él candidato de Juntos por el Cambio a la presidencia, para tener la revancha de su «segundo tiempo». Pese a que ahora afirma que si se presentaba ganaba caminando, lo cierto es que en marzo leyó unas encuestas para el espanto y decidió anunciar que no sería candidato a nada.
Se abrió, entonces, una competencia entre tres dirigentes PRO: Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Macri primero favoreció a las dos primeras y luego le restó de un momento a otro todo apoyo a Vidal: tanto para su proyecto presidencial como para bajar a ser la candidata a jefa de Gobierno. La dejó sin nada. Y Vidal entendió el mensaje y se bajó.
Primera baja a cuenta de Macri. Luego intentó sin éxito convencer a Larreta de que se baje (según confesó el ex presidente en las últimas semanas). Larreta niega que esa conversación haya existido, pero fue evidente que, lejos de la neutralidad, Macri favorecía para las PASO a Bullrich.
La victoria de Bullrich llegó, pero con un Javier Milei en un primer puesto que les agrió la victoria. Al menos, a ella. Macri parecía exultante. Explicó que el problema había sido Larreta, que tenía demasiada cara de continuidad y era demasiado amigo de Sergio Massa. Entre las PASO y las primarias, Macri coqueteó permanentemente con Milei, lo que le trajo no pocos problemas con Bullrich. También expulsó todo lo que pudo a los radicales, algo que -visto desde hoy- tiene que ver con la reconfiguración política que se viene de lo que fue Juntos por el Cambio.
Después de las generales, Macri forzó de inmediato una alianza con Milei, sin consultar a su partido ni a su alianza. No importó quebrar ese espacio: el objetivo ya era otro, crear uno nuevo. De hecho, era lo que habían propuesto Macri y Bullrich en 2022 y habían tenido el rechazo de los radicales, Larreta y Elisa Carrió.
Así, Bullrich apoyó a Milei, y Macri no sólo lo apuntaló públicamente, sino que se jugó entero a que ganara: le consiguió financiamiento, fiscales, medios que antes lo rechazaban y pasaron a tratar bien a Milei. Y con todo eso consiguió dar vuelta la elección.
La colonización
Después del ballotage, Macri tuvo varias reuniones extensas con el presidente electo, que redundaron en un cambio rotundo de los lugares que le había asignado a Milei a su propia gente. Si en un primer momento parecía que Milei estaba dispuesto a «no pagarle» a Macri y sostener gente propia en los principales puestos de gobierno, dejando para el PRO algunas segundas líneas, ahora la expectativa es la contraria. Comenzó una verdadera colonización del Gobierno de Milei por parte de Macri, que era lo que tanto temían en su entorno.
Nuevamente hay que prestar atención a la cronología:
*Milei gana.
*Milei se reúne con Macri.
*Milei no hace los anuncios que Macri espera.
*Los gobernadores cambiemitas sacan un duro comunicado en el que le recuerdan a Milei que, sin ellos, no tiene los votos en el Congreso.
*Diversos medios que responden a Macri comienzan a anunciar que Milei debe bajar a los propios.
Y a continuación, Patricia Bullrich a Seguridad (lugar pedido y perdido por la vicepresidenta Victoria Villarruel). Carolina Piparo, afuera de la ANSES. La fuerte posibilidad de que Luis Caputo (el elegido de Macri) sea ministro de Economía, lo que detonó la salida del dolarizador Emilio Ocampo del Banco Central y de Carlos Rodriguez del equipo de asesores de Milei. Un dato: nadie asumió sus cargos, pero ya están renunciando.
Esto puede continuar: se rumorea que Federico Pinedo se podría quedar con Defensa (lo que mandaría a Villarruel a cuarteles de invierno). Y todavía están en disputa lugares como la AFIP, el Enacom y la presidencia de la Cámara de Diputados. Como díra Mario Wainfeld, esta historia continuará…
El fin del PRO
Todo este periplo que hizo Macri este año tiene consecuencias: Juntos por el Cambio se va a disolver, los radicales junto a Carrió y Larreta puede que formen un espacio propio, que será opositor a Milei.
Macri se quedará con una parte del PRO, pero ya no será ese PRO que fundó. «No todos estarán en lo que estamos haciendo con Milei», admiten en el entorno de la dupla Macri-Bullrich. «Unos estaremos en el Gobierno y otros en la oposición. El PRO no va existir más. Por lo menos, el PRO como lo conocimos», indican.
El espacio político primero llamado Propuesta Republicana que fundaron Macri y Ricardo López Murphy en 2005 (luego sin López Murphy) dejará de existir con la composición que tenía. Puede que el sello se lo quede alguno de los dos espacios (con más probabilidad, Macri, que demostó ser el dueño de los votos). Pero ya no será lo que alguna vez fue.
Cogobierno
Hay una discusión entre los dirigentes macristas que van a integrar el Gobierno de Milei. ¿Es un cogobierno con Macri? ¿Es un gobierno de Milei donde ellos ayudan en áreas específicas? Milei insiste en que no hay cogobierno alguno, pero dentro del macrismo hay opiniones divididas.
«No es cogobierno. Gobierna el presidente y elige gente específica», señala otro dirigente cercano a Macri que podría terminar él mismo en algún área de gobierno. Esta respuesta encierra dos cuestiones: la primera, que Milei no siga sintiendo que le están copando el Gobierno. La segunda, que toda la responsabilidad de lo que ocurra está en su cabeza.
Dicho nuevamente: si a Milei le va bien, Macri comparte los aplausos. Si le va mal, está solo.
Otros dirigentes tienden a pensar que va a haber algo más parecido a un cogobierno, pero no lo quieren decir con todas las letras: «Lo que vamos a hacer… no tiene nombre todavía», dicen.
No deja de ser llamativo que Milei dejó toda el área encargada de la represión de protestas a cargo del PRO, tanto en el ministerio de Seguridad, que volverá a ocupar Bullrich, como la Policía de la Ciudad, que controlará el jefe de Gobierno Jorge Macri, con su probable ministro de Seguridad, Waldo Wolff. A la hora de los palos, serán todos amarillos.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/689202-la-jugada-de-mauricio-macri-para-colonizar-el-gobierno-de-ja