Al final, no fue una formalidad o una mera reunión informativa de trabajo: el primer round de la comisión de Juicio Político desnudó, desde el primer minuto, la batalla campal de alineamientos políticos irreconciliables que tendrá enfrentados al Frente de Todos y Juntos por el Cambio mientras dure la investigación a los cuatro jueces de la Corte Suprema. El objetivo del oficialismo era dejar asentado que estaba ejercitando una facultad constitucional, que no había intención de «avanzar contra la Justicia» sino de acusar – en tanto que aquel era el rol de la Cámara de Diputados – a los integrantes del Máximo Tribunal por el mal desempeño de sus funciones. En total son unos 14 expedientes que denuncian a los supremos por varias docenas de hechos – fallos, connivencias políticas, presiones, manejos irregulares de fondos -, cuya admisibilidad será puesta a prueba en un par de semanas. JxC envolvió a la Corte con un escudo protector de indignación. «¿Ellos querían circo? Les vamos a dar circo», fue la premisa, sintetizada por una diputada del PRO, que envolvió las casi cuatro horas de gritos, acusaciones y chicanas que representaron el día de largada del proceso de juicio político a la Corte.
El plan trazado por la presidenta de la comisión de Juicio Político, Carolina Gaillard, y el jefe de bloque oficialista, Germán Martínez, era claro: la primera reunión sería una formalidad, un prolijo primer encuentro en el cual establecer el cronograma de trabajo. Solo los primeros minutos se guiaron por esa lógica. A las 11.05 les 16 integrantes del FdT de la comisión ya estaban ubicados en sus sillas de la Sala 1 del Anexo. A su lado había otra veintena de diputades oficialistas, algunes eran autores de los proyectos, otres venían a manifestar su respaldo al proceso. Apenas quedó claro que el FdT tenía quórum ingresaron les diputades de JxC, que se ubicaron del lado derecho de la sala, y Alejandro «Topo» Rodríguez. La oposición también vino acompañada de legisladores que no conformaban la comisión: nadie quería perderse el espectáculo.
El festival de cruces
«Como presidenta de la comisión voy a garantizar que el proceso se ajuste a la Constitución, al reglamento de la Cámara y al reglamento específico de esta comisión. El juicio político no es un juicio penal», arrancó, en tono formal, Gaillard. La diputada entrerriana precisó, entonces, el cronograma de trabajo de la primera etapa del proceso -el 2 de febrero serán las exposiciones de cada proyecto y el 9 se discutirá la admisibilidad del proceso- y pasó a enumerar los 14 expedientes que trataría la comisión (ver aparte). La enumeración fue larga y monótona, pero tenía como finalidad dejar asentado – en público y frente a las cámaras – que había sobradas razones para avanzar con el juicio político a los supremos. Unos minutos después, Omar De Marchi (PRO) tomó la palabra y abrió el fuego.
«Esta puesta en escena, este circo cuyo principal impulsor es el Presidente, tiene dos objetivos: no hablar de los problemas importantes del país, mientras se cae a pedazos, e intervenir y manipular la Justicia, sobre todo después de un año en el que el Poder Judicial tuvo la valentía de condenar al poder en la Argentina», apuntó De Marchi. Se encargó de exhibir así la estrategia que impulsará JxC mientras dure el proceso de investigación. Es decir, machacar con dos conceptos: que el gobierno busca tapar los problemas «de la gente» con el juicio político y que busca controlar a la «Justicia independiente» que persigue (y condena) al kirchnerismo.
Rápidamente, fue la camporista Marisa Uceda la que recogió el guante: «Se preocupan por los adolescentes pero se niegan a crear nuevas universidades, les preocupa la agenda productiva y se niegan a tratar la ley de fomento a la agroindustria. Se niegan a que los jubilados puedan acceder a un plan de pagos de deuda previsional», los acusó, aludiendo a la vocación de bloqueo parlamentario de JxC. «No sean empleados de un poder oscuro», pidió.
En ese momento, Germán Martínez aprovechó para bajar la línea oficial: «Nosotros no venimos a montar ningún circo. Vinimos a plantear un camino previsto por la Constitución Nacional. Nada más», afirmó y, respondiéndole a De Marchi su comentario de que el oficialismo se reunía «en conciliábulos en Casa Rosada» para orquestar el juicio político, lanzó: «Nosotros no andamos en conciliábulos, para eso está Lago Escondido«. Martínez no fue el único diputado oficialista que, a lo largo de las 3 horas y media de debate, se refirió al viaje en avión privado de jueces, fiscales y funcionarios porteños a la mansión de Joe Lewis, fue una constante referencia de la bancada oficialista para dar cuenta de la connivencia política de un sector de la Justicia con el PRO y los grandes grupos mediáticos.
Leopoldo Moreau, en uno de los discursos más aplaudidos, sostuvo: «Nosotros no buscamos agrandar la grieta. No es nuestra culpa que se hayan alineado a defender a su Corte. Porque esta Corte tiene dueño y los que la sienten suya salen a defenderla. ¿Quiénes salieron a defender la Corte? 500 empresarios, la mayoría tuvo fallos favorables. Los medios hegemónicos, que se sienten sus dueños», lanzó el radical cristinista. Y finalizó: «Tenemos que ponerle un fin a este comportamiento mafioso».
De parte de JxC, una de las voces más duras fue la del vicepresidente de la comisión, Juan Manuel López. «El presidente y un grupo de gobernadores decidieron incumplir y alzarse contra la Corte. Tuvieron que recular, y decidieron iniciarle juicio político a la Corte y por eso estamos acá», apuntó el diputado de la Coalición Cívica. «¿Eso incluye el de ustedes?», lo chicaneó una diputada oficialista, haciendo referencia al pedido de juicio político que la CC presentó contra Ricardo Lorenzetti y que será tratado en la comisión. «Lo presentamos en 2016, nunca quisieron tratarlo. Ni ustedes ni JxC. Después veremos qué hacemos», le respondió. De momento, sin embargo, la CC sí tiene pensado respaldar su proyecto durante el proceso. López también adelantó que pedirían la comparecencia de Sergio Massa como testigo (el argumento oficial es que es para que opine del fallo de coparticipación, pero el verdadero objetivo es que se manifieste públicamente sobre el juicio político).
Uno de los momentos más tensos fue cuando López, ya sobre el final, acusó al FdT de que «la mayoría de sus líderes son corruptos o autoritarios», despertando varios gritos oficialistas.
La avenida opositora
La oposición «del medio» también aprovechó para dejar asentada su postura. El «Topo» Rodríguez, del Interbloque Federal, tuvo un fuerte cruce con Rodolfo Tailhade: «Vos que dijiste que yo pienso que el juicio político no va a avanzar porque le tengo miedo a un medio de comunicación y que hago política con miedo. No le tengo miedo a ningún medio de comunicación y tampoco te tengo miedo a vos, Tailhade», le gritó al diputado kirchnerista.
No fue el único cruce. Cuando habían pasado tres horas de debate y el cansancio empezaba a limar la paciencia de todes les diputades, Vanesa Siley tomó la palabra y se desató una batalla campal. «Dicen que este no es un problema de la gente, y es mentira. Las últimas decisiones de la vida, el patrimonio y la libertad de los 47 millones de argentinos están en manos de la Corte Suprema. Si se marca jurisprudencia diciendo que está bien despedir sin justa causa, vamos a ver si no le importa a la gente», comenzó la dirigenta gremial. Intentó empezar a enumerar los proyectos incluidos en el temario de extraordinarias que «le importaban a la gente» y fue interrumpida por los gritos provenientes de las filas de JxC. «¡Caradura!», abucheaba Silvia Lospennato (PRO). «¡Son ustedes los que ajustan a los jubilados!», vociferaba Karina Banfi (UCR).
La situación comenzaba a desmadrarse cuando tomó la palabra Martínez, buscando darle al menos un cierre relativamente ordenado al encuentro. «Acá no hay intento de avanzar contra nada. Queremos que el Poder Judicial recupere la confianza pública, que sea eficaz e independiente de los poderes fácticos y políticos», sostuvo y dio por finalizada la reunión. Les diputades arrancaron, entonces, a salir a trompicones de la sala. «Comenzó el show», se rieron, un par, mientras avanzaban hacia los ascensores. «Esto fue tranquilo, el verdadero debate va a llegar cuando se discuta la admisibilidad», soltó, en cambio, un veterano radical, que sabe que este primer round fue solo un ensayo de la discusión que se aproxima.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/519082-catorce-denuncias-y-un-gran-escudo-protector