Mauricio Macri presentó su libro ¿Para qué? con el propósito de afirmar su rol al interior del PRO y ante el electorado, pero esencialmente con el propósito de anunciar el sentido ideológico de su propuesta, corrida de la derecha a la ultraderecha. Se mostró como si fuera nuevo y moderno, pero se trata de su viejo programa neoliberal conservador, ahora sin eufemismos ni máscaras. Lo hizo justo en momentos en que tanto su interna partidaria, como la de su alianza, arde con episodios agresivos, incluyendo acusaciones innominadas de corrupción y declaraciones descalificantes entre sus principales referentes. El ex presidente ahora intenta infructuosamente apaciguar las tensiones al interior del PRO y de Juntos por el Cambio.
En esta escena, el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se encuentra en una posición embarazosa, especialmente cuando le toca sacarse el traje de paloma y mostrar su esencia de halcón, que comparte con el resto de sus contendientes internos. Así es que por momentos se lo ve aturdido por el constante trajín de cambio de vestuario. Pero el sonriente alcalde porteño no arruga ante los embates violentos de la jefa de su partido, Patricia Bullrich. El mareo y la confusión resultan inevitables, ya que para el electorado “blando” actúa y habla como un colombófilo y para el núcleo más duro, proclive al ultraderechismo de Javier Milei, se mezcla con su policía brava, que gusta confraternizar con los grupos violentos neonazis. Previsor, Larreta ya hizo sus ajustes clásicos en el presupuesto porteño, aumentando aún más los niveles del gasto en propaganda. De los 12 millones de pesos por día que gastó este año en la promocionada “La transformación no para”, en 2023 “invertirá” en su campaña alrededor de 26 millones diarios, ¡un poco más de un millón de pesos por hora! Como todo, tiene su contraparte: a Infraestructura Escolar apenas destinará 24 millones diarios. Lo incontrastable es que la campaña electoral de Larreta será pagada íntegramente por las y los vecinos, mientras las viandas de las escuelas seguirán entregándose flacas y desnutridas, los hospitales públicos continuarán con su deterioro y los salarios de profesionales de la salud y docentes se mantendrán por debajo de la dignidad profesional.
El nivel de confrontación pública que protagoniza Horacio con Patricia como elenco principal y los otros actores de reparto: María Eugenia Vidal, el primo Jorge Macri, Cristian Ritondo, el “Colo” Diego Santilli, y así de seguido, todos “camaradas”, se instaló masivamente en medios y portales, a punto tal que Elisa Carrió sostuvo con su proverbial moderación, que le da “vergüenza ajena”. Estas inocultables disputas por la candidatura presidencial y las de la Ciudad de Buenos Aires no devienen de ningún carácter ideológico relevante en torno a un programa político, ni a principios o valores, ni de rumbo o propuestas a la ciudadanía. Son solo disputas por los cargos, el poder y los negocios. Como pocas veces, la derecha queda al desnudo ante el pueblo, esencialmente en la CABA. Se les nota mucho que los “queridos vecinos” les importan poco y nada, y que la ciudadanía es sólo un cálculo provisto por consultores y encuestas, o sea, una variable más para acceder al gobierno e imponer sus consabidas políticas de ajuste a trabajadores y clases medias, todo lo cual incluye seguir construyendo sus criaturas de cemento por toda la ciudad. Dado que Larreta no puede ser reelecto, ya no trepidan en mostrarse públicamente como un cambalache discepoleano, “disfrazados sin carnaval”.
Todo indica que este desborde perfora la inmunidad mediática de la que gozan los políticos de JxC, y que una parte importante del pueblo porteño advierte la degradación moral de la alianza que gobierna hace más de 15 años. Quizás a estos “reyes desnudos”, como cuenta Hans C. Andersen, sí se los puede ver más nítidamente que por los frutos de sus políticas sociales, educativas, sanitarias y medioambientales. Este realismo expuesto del macri-larretismo genera una expectativa, con vistas a presentar otra propuesta basada en valores solidarios y cooperativos, que priorice los derechos sociales y culturales, que distribuya eficientemente el enorme presupuesto que detenta la CABA, en la cual la educación pública, el acceso a la vivienda, el trabajo, la salud pública y el medio ambiente sean sus prioridades. Debe primar un proyecto de ciudad más equitativa, con inclusión y sustentada en un sentido convivencial, más allá del uso que la ciudadanía haga de lo público en función de sus ingresos y su nivel social. Que la mitad de la matrícula educativa sea privada o que los hospitales porteños sean utilizados por el 25 por ciento de la población no habilita a que sus instalaciones se encuentren en las condiciones actuales de abandono.
Como consecuencia de estos deliberados manejos del erario público, los conflictos crecen y continúan sin encauzarse. Los más recientes relacionados con los estudiantes, docentes; médicos residentes y concurrentes porteños, y con núcleos de vecinos que luchan contra la invasión del cemento; van recibiendo respuestas autoritarias, descuentos salariales a trabajadores y profesionales, estigmatización y hasta demandas judiciales con penas millonarias, como las que Larreta y Acuña pretenden imponer a las familias de los estudiantes que participaron de las tomas en las escuelas porteñas. Horacio no podrá ser nuevamente jefe de gobierno porteño, pero deja una ciudad cada vez menos vivible en términos culturales y ecológicos. Más allá de las costosas y rarísimas campañas pro macetas y baldosas, su administración ha sido cruel, empezando por los 25 mil a 50 mil niños/as por año que quedan a la deriva por la falta de vacantes, jardines y escuelas.
Tenemos todo para repensar una ciudad con progreso colectivo, y con participación ciudadana en los asuntos que nos atañen a todos y todas. Pensar una ciudad cooperativa, solidaria y democrática sería un valioso horizonte para avanzar con un auténtico sentido de progreso. Como decía un gran cooperativista argentino, Floreal Gorini: “Sin solidaridad, no hay futuro”.
* Juan Carlos Junio es secretario general del Partido Solidario y director del Centro Cultural de la Cooperación «Floreal Gorini”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/495713-caba-la-crueldad-de-la-derecha-al-desnudo