Atravesamos días decisivos para las definiciones de alianzas y pre candidaturas electorales. Los nombres de quienes representen a cada partido son trascendentes, sin embargo, es imprescindible elaborar y presentar un programa que se constituya en proyecto y en meta de las fuerzas que lo integran. Ese compromiso con el pueblo es el camino para la superación de la vida política, mejorando y afirmando nuestra democracia. En el caso del Frente de Todos, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, planteó los ejes centrales en su reciente discurso ante el pueblo en la Plaza de Mayo. La discusión electoral planteará la disyuntiva entre dos modelos de país muy diferentes, que conlleva una discusión de fondo: quién conducirá el proceso social y productivo: el Estado asignando recursos y distribuyendo el ingreso, o el mercado, más concentrado que nunca, que el PRO promete acentuar en beneficio de un puñado de grupos económicos, dejando al borde del camino a millones de compatriotas que conforman hoy los sectores medios y populares.

Si bien la atención electoral y el debate público rondarán en torno a lo nacional, los y las 3.120.000 ciudadanos que constituyen el pueblo porteño, están compelidos al reto de cambiar el actual modelo instalado en nuestra Ciudad, proponiendo un programa que contenga principios y valores contrapuestos a los que orientan el proyecto del PRO, que gobierna desde hace más de 16 años. Una aclaración pertinente sobre la idea del modelo: así como no resulta relevante a nivel nacional que Juntos por el Cambio proponga a Bullrich, Larreta o Morales; en el ámbito porteño tampoco hay distingos importantes entre Jorge, primo del hijo del Macri fundador, quien pretende ser Jefe de Gobierno, o los radicales de Martín Losteau, quien ostentó durante el gobierno de M. Macri el importantísimo cargo de embajador en Estados Unidos, y acompañó el viraje conservador de su partido, allanándose al rol de cabeza de ratón de la derecha. No importa cuánto peleen, participan del mismo proyecto que nos está llevando velozmente a una ciudad cada vez más difícil de habitar, con graves problemas medioambientales y grandes desigualdades sociales.

En 16 años de aplicación ininterrumpida de neoliberalismo, en la CABA la contaminación no paró de crecer, redujo considerablemente sus espacios verdes, se agudizaron los problemas de acceso a la vivienda, el gobierno impulsa que la salud y la educación públicas se eliticen en términos de clase social como consecuencia del sistemático recorte presupuestario, y de un discurso que machaca contra la docencia, las agrupaciones gremiales y la comunidad educativa. Un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) confirma un planteo que desde la oposición política de la CABA se viene señalando: la salud y la longevidad de los y las porteñas está más influenciada por su radicación geográfica (en una clara línea divisoria norte – sur), por su posición socio económica y sus condiciones habitacionales; que por factores genéticos o condiciones clínicas. Es decir, que el entorno urbano determina la expectativa de vida. ¿Se explicará este fenómeno por una Buenos Aires que tiene muy mal distribuidos los pocos espacios verdes que le quedan, luego de vender o concesionar más de 500 hectáreas al sector privado? ¿Será por la falta de insumos y de personal en los hospitales públicos? En cuanto a la contaminación ¿se relacionará con el atraso en la extensión de subtes, la falta de inversión e innovación en el transporte público utilizando energías contaminantes o con la descontrolada edificación, cementización y deforestación de la arboleda de la ciudad?

Estas notorias debilidades en nuestra calidad de vida son consecuencia de un modelo que hace del estado un mero instrumento para el avance del mercado, en el que los derechos ciudadanos no son más que una cuestión irrelevante que se utiliza para la propaganda. Hay un ejemplo palpable que pinta las gestiones del PRO: las viandas escolares. En las escuelas públicas porteñas existe un servicio de alimentación que brindan 19 empresas, cuestionadas por casos de intoxicaciones por el mal estado de los alimentos que entregan a nuestros pibes y pibas, y por la insuficiencia de las raciones, que además son de baja calidad nutricional.

Se trata de empresas que reciben grandes cantidades de dinero del erario público mientras el gobierno reduce la cantidad de becas alimenticias aplicando una metodología subrepticia burocratizadora para obstaculizar el acceso a las mismas. Es decir que sin hacerse cargo de la alimentación de la totalidad del alumnado, estas empresas incumplen con el servicio para potenciar su rentabilidad. ¡Más ganancia, menos comida de calidad para los niños/as! El modelo macrista no ve necesidades ni derechos, sino negocios para el capital privado. Está en su naturaleza por su ideología, propia de los intereses económicos que representa.

La contracara a este pésimo servicio de viandas es justamente la que emerge de la organización de la comunidad educativa que muestra cómo con mayor participación y compromiso, se puede ser eficiente para resolver cuestiones que nos atañen como ciudadanos/as. En solo cuatro escuelas porteñas las cooperadoras escolares se encargan de la comida que reciben los estudiantes, superando ampliamente en calidad nutricional al servicio que el estado macrista terceriza en privados. Una de esas cooperadoras, la de la escuela Álvarez Thomas, fue sancionada e intervenida por el ejecutivo porteño.

El gobierno de la derecha no solucionará ninguna problemática de los y las porteñas, por el simple hecho de que su modelo no prioriza al conjunto social, conteniendo solidariamente sus diversidades. Si este proyecto conservador se aplicara en jurisdicciones más grandes con menos recursos o en la nación, las consecuencias generarían un gran deterioro en la vida del pueblo y la propia soberanía. Queda claro que el problema no son las personas, es el modelo de las derechas y ultraderechas que se presentan como “modernas”.

*Secretario general del Partido Solidario. Director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/558407-caba-el-primo-y-larreta-el-mismo-modelo-de-mauricio