Desde Río de Janeiro
Hace como unos cuarenta y tantos años, y refiriéndose a un determinado presidente de Estados Unidos, que no me acuerdo quién era, Eduardo Galeano dijo que se trataba de un rey Midas al revés.
Acorde a la mitología griega, Midas, rey de Trigia, transformaba en oro todo lo que tocaba. Y Galeano decía que aquel mandatario al que se refería transformaba todo lo que tocaba en mierda.
Recuerdo que los dos vivíamos nuestros segundos exilios en España. Él, de Uruguay primero, de la Argentina de Videla después. Yo, primero de Brasil, y en aquel entonces, de aquella misma y tenebrosa Argentina.
Recuerdo que le dije que la palabra “mierda” me sonaba mal para ser publicada en un diario. Galeano argumentó que era mucho más pesada y verdadera que una supuestamente más elegante, algo tipo “excremento”. Una vez más en nuestras discusiones, él tenía toda la razón del mundo.
Pues lo que vivimos hoy en Brasil muestra que el ultraderechista Jair Bolsonaro era exactamente lo que Galeano llamó de “Midas al revés”.
Sabíamos todos -al menos todos los brasileños razonablemente lúcidos– que la herencia que Lula da Silva recibiría de Bolsonaro era tremenda y de muy difícil superación.
Pues a cada día que pasa se hace más y más tremendamente claro que el más abyecto y peor presidente de la historia de la República –-régimen militar inclusive-– fue mucho más Midas al revés que todos los que lo antecedieron. Todos.
La inmundicia que se esparce por cualquier aspecto de la vida brasileña es inmensa. Lo más evidente está en el medioambiente destrozado. Cada día surgen nuevas y contundentes pruebas de que mineros ilegales invadieron tierras indígenas devastando todo, gracias a la omisión de las autoridades responsables y con pleno incentivo del mismo Bolsonaro.
Ese es el campo más evidente del destrozo y del genocidio -no hay otra palabra para definir lo que su gobierno llevó a cabo– que Bolsonaro habrá de responder a la Justicia aquí en Brasil y en el Tribunal de La Haya.
Pero hay otros aspectos igualmente contundentes que de a poquito van surgiendo en las investigaciones luego del intento de golpe de Estado del domingo 8 de enero, cuando fueron invadidas las sedes de los tres Poderes de la República.
Volviendo a Galeano y a la cuestión del Midas al revés: ¿hasta qué punto Bolsonaro tocó a las Fuerzas Armadas y a las Policías Militares de todas las provincias brasileñas?
¿Cuántos fueron contaminados y en qué grado? Ojalá que su mano haya apenas resbalado en parcelas ínfimas de uniformados. Apenas resbalado, sin contaminar grupos significativos. Que al menos ahí la mierda sea poca, poquísima, casi insignificante.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/519584-brasil-la-herencia-maldita-de-bolsonaro