En el lugar de los hechos y el mismo día, pero 20 años después del asesinato, se encontraron las familias de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, rodeados de miles de compañeros y militantes para pedir justicia y recordarlos. Cortando la autopista, a la altura de Puente Pueyrredón, este domingo por la mañana organizaciones de izquierda y piqueteras montaron un escenario y llevaron adelante un acto que duró hasta entradas las tres de la tarde. «20 años de impunidad, 20 años de lucha. Seguimos afirmando: no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos ¡Darío y Maxi no están solos y viven en la lucha del pueblo!”, fue el título que eligieron para la convocatoria. Uno de los reclamos centrales fue pedir la condena a los responsables políticos y autores intelectuales de la masacre del Puente Pueyrredón y exigir la no liberación de los autores materiales de los asesinatos. La movilización se sumó a una vigilia que se hizo la noche anterior y a otros actos que llevaron adelante el sábado diversas organizaciones, entre ellas, las nucleadas en la UTEP.

En la columna principal que este domingo movilizó desde la estación Kosteki y Santillán, hasta el Puente Pueyrredón, un cartel consignaba «la masacre de Avellaneda es un crimen de Estado». Detrás de ella marcharon el padre de Darío Santillán, Alberto, y su hermano, Leonardo. También los acompañó el hijo de 13 años de Leonardo, que se llama igual que su tío asesinado, y otros familiares, como la hermana de Maximiliano Kosteki, Vanina. En el documento que firmaron agrupaciones de izquierda como el Polo Obrero, el Frente de Organizaciones en Lucha, la Darío Santillán, el MTD y el MTR Cuba, entre otras, consignaron que “volvemos al puente con el mismo reclamo de trabajo genuino; basta de precarización laboral. Por tierra, trabajo y vivienda digna para todes. Basta de hambre, criminalización de la protesta y represión. Castigo a todos los responsables políticos y materiales de la masacre de Avellaneda. No al pago de la deuda externa y al acuerdo con el FMI, que profundiza la miseria y la dependencia económica y social”.

«El crimen sigue impune porque que estén presos sólo el excomisario bonaerense, Alfredo Fanchiotti, y el cabo Alejandro Acosta no es justicia. Hubo una directiva, una gran organización previa, planificación y eso no lo hicieron solos», dijo en diálogo con Página12 Eduardo Belliboni, dirigente del Polo Obrero. Belliboni también trazó un paralelismo entre lo que sucedía en aquel momento y lo que sucede hoy: «Otra cosa que siempre reflejamos fue la campaña previa de estigmatización, similar a la que vivimos el día de hoy las organizaciones. Al igual que ahora se nos ligaba con el terrorismo, con el ataque a la democracia. En ese entonces era una práctica reprimir al movimiento popular que enfrentaba un ajuste y una situación de miseria y falta de trabajo. Para nosotros, Darío y Maxi reflejan eso. Son nuestros compañeros caídos en esa lucha y a 20 años de la masacre nos atraviesa una emoción gigante«, expresó.

Además de mujeres con sus hijos, trabajadores, militantes con pecheras y banderas — todos muy abrigados comiendo guiso y tomando mate para sobrellevar las bajas temperaturas– también hubo en la movilización dirigentes de la izquierda como Myriam Bregman; Néstor Pitrola; Gabriel Solano y Romina del Pla, entre otros. Durante el acto central, que comenzó cerca de las 12 del mediodía, tomaron la palabra el padre y el hermano de Darío y la hermana de Maxi. 

«Hay una familia que está en busca de justicia y que no se va a cansar de gritar el nombre de los asesinos y de los que encubrieron la masacre. Lo que buscaron hacer aquel 26 de junio de 2002 fue una represión aleccionadora para cortar la protesta social, pero nada de eso les salió», aseguró Leonardo, hermano de Darío, con lágrimas en los ojos. «Darío tenía 21 años, construyó en el barrio, intentó llevar adelante una bloquera porque veníamos de la crisis de 2001 y quería que todos tengan una casa y una vida mejor. Hoy estamos acá para que paguen todos los responsables políticos de la masacre: el expresidente Eduardo Duhalde; el exgobernador bonaerense, Felipe Sola, y al actual ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. Con ellos no nos vamos a sentar ni reconciliar», afirmó. A su vez, Leonardo reflexionó que «las causas por las que luchaban ellos siguen intactas: la pobreza en la que hoy estamos sumergidos, un acuerdo con el FMI que quieren que lo pague el pueblo. Es el mismo FMI que le pidió al gobierno de Duhalde que ponga mano dura. Hay una justicia que no quiere investigar y mira para otro lado».

La noche anterior a la marcha hubo un festival cultural en la estación. Una feria del trabajo de las organizaciones ocupó varias cuadras de la avenida Pavón, donde vendían comida, ropa y plantas, entre otras cosas. También hubo bandas musicales y presentaciones de libros. La mañana del domingo la actividad comenzó cerca de las 11, cuando las agrupaciones se concentraron en la estación Kosteki y Santillán, tal como lo habían hecho 20 años atrás. «En realidad falta un día para que se cumplan 20 años de las movilizaciones, porque la más grande se hizo el día 27, después de que mataron a Darío y Maxi. Ese día hubo miles de personas marchando bajo la lluvia. Mañana se cumplen 20 años de ese momento y es imposible no recordarlo con emoción», dijo Belliboni.

El padre de Darío, a su turno, explicó que «estamos otra vez en este bendito puente y son 20 años en los que se junta la bronca y el odio. Ese odio que a veces parece que te va a consumir porque no tenés a tu hijo y a 20 años del crimen los responsables políticos de la masacre siguen paseando por los medios de comunicación amparados por el poder político y la justicia». «Nos han partido por la mitad, pero refugiarnos a llorar en nuestras casas hubiera sido una traición a Darío. Tengo el orgullo de ser el padre de Darío Santillán y ojalá mi hijo esté viendo a través de mis ojos que no está solo y que hay tantos compañeros que nos acompañan«, expresó con la voz entrecortada. «No lo mataron, lo multiplicaron», dijo para cerrar su discurso y la gente se fundió en aplausos. Vanina Kosteki, en tanto, puntualizó que «es un momento complicado, pero estamos de pié y en la calle luchando. No le vamos a permitir a ningún gobierno que nos siga matando, porque los muertos siempre los ponemos nosotros».

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/432444-alberto-santillan-ojala-mi-hijo-este-viendo-a-traves-de-mis-