El acto en el salón Felipe Vallese de la CGT había concluido. Aplausos, vítores y la marcha peronista era entonada a voz en cuello. Desde afuera llegaba el rumor grave de los bombos y los cánticos. En el pequeño escenario todos buscaban abrazar y tomarse una foto con Sergio Massa. Cuando el ministro precandidato pudo zafar un poco de esa marea de abrazos, manos y celulares, se acercó al hacedor del acto, el triunviro Héctor Daer que lo miró, le sonrió y lo abrazó como si fuera el padre orgulloso del hijo. Le cruzó el brazo izquierdo por el cuello, lo apretó y Massa puso su rostro sobre el pecho henchido de Daer. «Es nuestro candidato, el de los trabajadores», diría un rato después más tranquilo en su oficina del cuarto piso de la sede de la CGT. Ahora falta lo más difícil de una elección, que la gente vote al binomio que integran Massa y Agustín Rossi. Ese es el desafío que la conducción de central obrera asumió ante el propio Massa: poner toda su estructura de cuadros y militancia al servicio de la principal fórmula de Unión por la Patria (UP).

El triunvirato que integran Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano nació dividido. Se podría decir que, a ojo de buen cubero, un tercio del consejo directivo de la CGT responde al camionero y casi los dos tercios restantes son gremios que militan dentro de lo que se conoce como Gordos e Independientes que tienen a Daer como referente. Acuña es el hombre de una pequeña fracción que tiene al gastronómico Luis Barrionuevo como líder y que sabe usarla como un conveniente fiel de la balanza. En lo estrictamente político, Daer y Acuña son hombres del Frente Renovador. El primero fue diputado nacional y el segundo legislador bonaerense.

Moyano, en tanto, fue progresivamente acercándose al kirchnerismo fruto de su participación en el Frente Sindical para el Modelo Nacional y su vínculo con los dirigentes de la Corriente Federal de los Trabajadores.

La desilusión que provocó Alberto Fernández llevó a estos sectores de la CGT a profundizar la división entre sí. Daer y Acuña le guardaban cariño a Fernández y de alguna manera lo siguieron sosteniendo, pero cada vez con menos entusiasmo. Moyano se alió aún más con el kirchnerismo y si bien se cuidó de no golpear públicamente al Presidente, en privado era menos piadoso.

Ahora bien, la llegada de Massa al Ministerio de Economía con el aval de Cristina Fernández de Kirchner y luego su transformación en el precandidato presidencial bendecido por la vicepresidenta provocó que estos sectores internos de la central obrera dejaran de lado los resquemores y viejas heridas. Así fue que volvieron a participar de manera conjunta en un acto, como el del miércoles pasado en la sede de la CGT para recibir y respaldar a Massa y Rossi.

«Nuestro alineamiento fue natural y las diferencias internas se dejaron de lado», confiesa uno de los triunviros y afirma que esta señal es generadora de una buena noticia para las aspiraciones electorales de UP. «La política es más desorganizada, las peleas se extienden en el tiempo, pero cuando se acomodan los tantos y surge, como en este caso, una fórmula de consenso, para nosotros es rápido y fácil alinearnos», confiesa el triunviro.

El alineamiento de las conducciones es un hecho. Lo demostraron la semana pasada. Pero ahora deben convencer a sus afiliados y las familias de éstos para que voten por Massa-Rossi. La casi totalidad son peronistas y no debería resultar un inconveniente, pero entre los triunviros hay conciencia de que «en nuestras filas tenemos muchos desencantados y hay que volver a entusiasmarlos. Ellos tiene conciencia de trabajadores y resultará menos complicado, pero el trabajo de buscar los votos los vamos a tener que hacer», reconoce uno de los hombres fuertes de la CGT.

En ese sentido es imprescindible convencerlos de que la baja de la inflación y una sensible mejora en la distribución de la riqueza es posible y que solo lo puede lograr Unión por la Patria. Es necesario recordar que el gobierno del Frente de Todos sufrió la pandemia, la guerra y la sequía, pero son tres hechos que para el común de la gente resultan lejanos. La crisis sanitaria del Covid ha sido casi olvidada y la guerra queda tan lejana desde lo geográfico, que los efectos económicos son de consumo en determinados sectores de la sociedad. 

Es por eso que lo que los sindicatos ven como un tema complicado, a la hora de hacer campaña, eso de volver a enamorar. No es imposible, pero es difícil. Es por eso que se vuelve incomprensible que la CGT, la parte de Acuña y Daer, sigan negándose a la suma fija como modo de mejorar el consumo interno.

De todas maneras, ahora deben poner en marcha el gigantesco mecanismo que representan los sindicatos en particular y
la central obrera en general.
Una estructura que incluye cuerpos de
delgados, comisiones internas, militantes rasos y dirigentes de los
gremios que debe servir para activar y conseguir esos preciados votos. «Ya les dijimos a todos que comiencen a bajar la orden de trabajar para las PASO. Lo haremos, pero también sabemos que lo importante comienza el 14 de agosto», reconoce uno de los hombres fuertes del cuarto piso.

En cuanto adónde busca votos, en la CGT miran a los que dicen que votan a Milei. Afirman que algo de ese universo de votos que se perdieron en 2021 fueron a parar a La Libertad Avanza: «Hay peronistas, jóvenes que también son trabajadores. Los tenemos que recuperar», afirman en el cuarto piso de la central obrera.

Por ahora, lo importante pasa por el aporte en metálico que cada gremio debe hacer para la organización del acto previsto para el 8 de agosto en el estadio DirecTV de Tortuguitas, Malvinas Argentinas. La conducción cegetista considera que esa reunión será casi un cierre de campaña. En todo caso, lo que resta definir es si abrirán el estadio para las fuerzas políticas de UP o será solo exclusivo para gremios.

En cuanto a la relación con Cristina Fernández de Kirchner en la CGT hay como dos sectores. Los gremios que representan Daer y Acuña reconocen la importancia de los gobiernos de Cristina, el peso político que tiene su figura pero ninguno dirá que es su líder. Se sienten más cómodos con un hombre y que además sea más de centro, como ellos. Hoy por hoy ese hombre es Massa. 

La candidatura de Massa y la cercanía que tienen con él es lo que apaciguó la queja por la escasa presencia de candidatos sindicales en las listas a diputados nacionales, sobre todo en la de provincia de Buenos Aires. Este grupo no culpa a CFK de magra cosecha de candidaturas y apuntan sin disimulo al diputado Máximo Kirchner.

De todas formas, lo cierto es que la CGT recuperó el entusiasmo y miran con optimismo el futuro electoral. Afirman que la distancia, al menos en las encuestas, entre JxC y UP plantea un escenario complicado pero para nada imposible remontar y hablan de la posibilidad de un triunfo. Es más, el entusiasmo es tal que no ocurre lo mismo cuando fueron los comicios de 2017 donde los dirigentes de la CGT reconocían –con marcado tono derrotista– que sus afiliados preferían votar al entonces Cambiemos. Ahora, al menos en el discurso, eso cambió.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/570625-a-la-caza-del-voto-de-los-trabajadores

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