19 de diciembre de 2025

Argentina cerró noviembre con un ingreso récord de dólares por exportaciones. El Gobierno celebró con entusiasmo un superávit comercial que presentó como una señal inequívoca de éxito.  Pero cuando se corre el velo y se mira la letra chica, la historia es bastante menos virtuosa. 

En noviembre, la balanza comercial registró un superávit de USD 2.498 millones, el más alto desde mayo de 2024. El dato fue rápidamente capitalizado por el oficialismo, que lo mostró como prueba de que la apertura, la desregulación y el nuevo esquema tributario empiezan a rendir frutos. 

Pero lo cierto es que detrás de ese resultado no hay un boom exportador argentino, sino una combinación de incentivos fiscales transitorios y decisiones anticipadas. La eliminación de retenciones a distintas exportaciones, incluida la soja y otros productos primarios, durante dos días de septiembre en un oscuro pacto con las grandes cerealeras, fue determinante para empujar declaraciones de exportación y liquidaciones concentradas en noviembre. Los exportadores aceleraron ventas y embarques ante la ventana de beneficios fiscales. 

China, la gran ganadora de la maniobra de Caputo con las retenciones a la soja

La consecuencia fue un salto puntual en los volúmenes y una foto inflada del comercio exterior. Las exportaciones totalizaron USD 8.096 millones en noviembre, con un crecimiento interanual del 24%.  

Detrás del publicitado superávit comercial  no hay un boom exportador argentino, sino el pacto de Caputo con las grandes cerealeras que bajó las retenciones a cero por 48 horas y les permitió anticipar declaración de exportaciones, que ahora se ven reflejadas. China fue la gran ganadora de esa maniobra.

Desde la consultora Abeceb aportan un dato clave para entender el fenómeno. El desempeño extraordinario del complejo sojero explicó gran parte del superávit. Solo la soja aportó USD 2.229 millones en noviembre, muy por encima del promedio mensual del resto del año, que rondó los USD 1.347 millones. El salto se explicó casi en su totalidad por un incremento de USD 539 millones en las exportaciones de porotos de soja, con una suba interanual del 2.031%. 

Uno de los factores centrales fue el giro de compras de China hacia la Argentina, favorecido por la eliminación de retenciones. El país asiático concentró cerca del 90% de las compras de porotos de soja del mes, desplazando a los farmers estadounidenses. Como reveló LPO, China fue la gran ganadora del pacto de Caputo con las cerealeras, lo que motivó una queja pública del secretario del Tesoso, Scott Bessent.

A este cuadro se sumó el fuerte empuje de las exportaciones energéticas. Las ventas externas del sector petrolero crecieron cerca del 53% interanual y volvieron a jugar un papel decisivo. Entre enero y noviembre, la balanza energética acumuló un superávit de USD 6.911 millones. Explicó el 73% del superávit total del comercio exterior argentino. 

Desde el Poder Ejecutivo no tardaron en festejar. En redes sociales y comunicados oficiales, el dato fue presentado como la confirmación de que el rumbo económico es el correcto. Apertura, menos impuestos y más dólares.  Sin embargo, lejos de fortalecer el frente externo, el gobierno de Javier Milei está achicando el saldo exportador. En 2024, la Argentina cerró con un superávit comercial cercano a los USD 19.000 millones. En 2025, aun con más exportaciones energéticas, las proyecciones ubican el superávit entre USD 7.000 y 8.000 millones. Menos de la mitad. 

Fuente: LaPoliticaOnLine.com