El derrumbe de la licitación de la Hidrovía en medio de acusaciones cruzadas impactó en el gobierno que terminó sospechado de haber direccionado el proceso. Para la empresa Jan de Nul que está al frente del servicio de dragado y balizamiento desde que se privatizó explicó los motivos por el cual retiró su propuesta.
En principio, denunció interferencias y competencia desleal en la licitación aludiendo, sin mencionarla, a su competidora Deme que acusó de direccionamiento de los pliegos a través de requisitos que supuestamente beneficiaban a Jan de Nul.
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Ambas empresas son de origen belga y suelen competir duro en un mercado internacional muy chico pero que representa millones de dólares. En esta oportunidad, terminó con la licitación caída.
Según Jan de Nul, la compulsa terminó yéndose a la banquina donde “competidores han cuestionado injustificadamente los requisitos técnicos que luego fueron desestimados por la justicia”. De todas maneras, la dragadora acusó una “durísima campaña mediática” orientadas a perjudicar la imagen y trayectoria de Jan de Nul, respondió la empresa a través de un comunicado.
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En ese contexto, la empresa decidió retirar las propuestas sospechando que algunas competidoras podrían haber participado “con el único objetivo de acceder a información que incluye planes de trabajo, estrategias de operación y estructuras de costo”, dijeron.
Por otro lado, sugirió que los nuevos pliegos pueden achicar costos modificando requisitos como la “instalación y mantenimiento de sistemas de vigilancia y seguridad o el rescate de cascos hundidos que tienen un impacto fuerte en la propuesta económica sin que exista claros beneficios para los usuarios”, sostienen.
Fuente: LaPoliticaOnLine.com