El general retirado Rodrigo Alejandro Soloaga, que reivindicó a sus camaradas presos por crímenes de lesa humanidad durante un acto oficial del Ejército, consiguió quien lo defienda después de que el ministro de Defensa de la Nación, Jorge Taiana, ordenara su remoción como titular de la Comisión del arma de Caballería. Entre sus defensores se amontonan sectores castrenses que suelen rechazar el avance de las investigaciones por violaciones a los derechos humanos y el ala dura de la oposición, que vio en el episodio la oportunidad para atacar al gobierno por su política de Memoria, Verdad y Justicia.

Soloaga pidió el retiro del Ejército en marzo de 2004, después de enterarse de que el entonces presidente Néstor Kirchner planeaba bajar los cuadros de Jorge Rafael Videla y Reynaldo Benito Bignone del Colegio Militar de la Nación. Volvió como retirado a la fuerza doce años después, cuando Mauricio Macri llegó al gobierno.

El general siempre mantuvo su oposición a la política de verdad y justicia del kirchnerismo. No perdió la oportunidad para solidarizarse con sus camaradas presos y con sus familiares en el acto que se hizo el 25 de abril pasado en el Campo de Polo. Después de que Página/12 publicara la intervención de Soloaga, Taiana informó que había decidido removerlo por apología del terrorismo de Estado.

Desde entonces se desató una campaña de defensa del general retirado y un intento por encapsular en Soloaga la investigación que inició el ministerio para entender por qué el militar pudo dar un discurso de ese tenor en una conmemoración oficial.

Patricia Bullrich, presidenta del PRO en licencia y precandidata presidencial, fue una de las que se solidarizó con Soloaga. “Basta de usar la sanción militar como represalia ideológica: respeten la Constitución nacional, que consagra la libertad de palabra”, escribió en su cuenta de Twitter la exministra de Seguridad de Macri.

Bullrich se hizo eco del repudio que había expresado otro integrante del espacio de Juntos por el Cambio, Ricardo López Murphy. En la misma línea se había manifestado José Luis Espert, la reciente incorporación a la coalición opositora. “La kaza de brujas no termina. Asko”, tuiteó el economista, reemplazando las “c” por las “k” para demostrar que es una política del kirchnerismo.

Hubo otras referentes de la familia militar que también salieron en apoyo de Soloaga. Una de ellas fue la diputada de La Libertad Avanza Victoria Villarruel. “Esta persona lo único que hizo fue solidarizarse por una situación humanitaria, nada más. No se metió con la cuestión política”, dijo en una entrevista en La Nación +. “Era solidarizarse con un camarada que puede estar en prisión preventiva”, completó la diputada que secunda a Javier Milei. Villarruel es hija de un veterano de Malvinas que reivindicaba su participación en la represión de la guerrilla urbana y rural. 

Cecilia Pando no quiso perderse el momento y grabó un video en el que define como «héroe» a Soloaga y trata de “terrorista” a Taiana por su militancia política en los años ‘70. En la grabación, Pando hizo hincapié en que el Ministerio había pedido información sobre quiénes asistieron al acto del 25 de abril pasado en el Campo de Polo. “Una investigación profunda, peor que la KGB”, se horrorizó la presidenta de la Asociación de Amigos y Familiares de Presos Políticos de la Argentina –que defiende a represores–.

Dentro del ámbito castrense, hubo un pronunciamiento en sintonía: el del Foro de Generales Retirados. “El rencor, el odio y la venganza no son buenos consejeros, llevan a las personas a cometer errores e injusticias”, dice el texto que hicieron llegar a las máximas autoridades del Ejército. Según el Foro, Soloaga no hizo una apología del terrorismo de Estado sino que intentó mandar un “mensaje piadoso” a sus camaradas caídos en desgracia. El grupo que lidera José Luis Figueroa denunció que la decisión del ministro “representa una corriente negacionista que impide el encuentro, la concordia y cancela la posibilidad de alcanzar la unidad”.

El Foro de Generales Retirados se creó en 1996 como reacción a la “autocrítica” que ensayó el entonces jefe del Ejército Martín Balza por el rol de la fuerza durante el terrorismo de Estado. En 1995, el escenario político quedó absolutamente convulsionado después de la confesión del marino Adolfo Scilingo por su participación en los vuelos de la muerte. Se sumaron también los dichos del cabo Víctor Ibáñez, que reconocía que el Ejército también había empleado la misma metodología para deshacerse de las personas que tenía secuestradas y torturadas. Como escribió la socióloga Paula Canelo, el Foro de Generales Retirados se integró por baluartes del terrorismo de Estado como Bignone, Jorge Olivera Róvere, Luciano Benjamín Menéndez y Cristino Nicolaides.

Otros de los que salieron a solidarizarse con Soloaga fueron quienes conforman el Foro Argentino de la Defensa. En su cuenta de Twitter, resaltaron el valor de la camaradería. “Los soldados no deben abandonar a sus camaradas”; “aún privados de su libertad siguen siendo camaradas”; “culpables o inocentes, apoyarlos sería siempre deber de todo soldado”, escribieron.

El Foro Argentino de Defensa está presidido por Santiago Lucero Torres, que integra Unión Republicana, una de las ramas del PRO. Unión Republicana se referencia en Francisco Sánchez, el diputado neuquino que pidió la pena de muerte para Cristina Fernández de Kirchner antes de que Fernando Sabag Montiel intentara efectivamente asesinarla. Unión Republicana está directamente vinculada con el grupo Jóvenes Republicanos, que saltó a la fama por dos hechos: la colocación de bolsas mortuorias en Plaza de Mayo con el nombre de Estela de Carlotto, por ejemplo, y con una actividad en la estación Rodolfo Walsh para reclamar que le saquen el nombre del periodista que fue secuestrado y asesinado por una patota de la ESMA.

El rol del Ejército

Según el diario La Nación, Soloaga no se cortó solo con el discurso que pronunció en el Campo de Polo. Se lo habría hecho llegar dos días antes al secretario general del Ejército, Sergio Maldonado, quien le habría marcado dos párrafos que podrían generar molestias en el Ministerio de Defensa. Sin embargo, Soloaga continuó con su alocución tal como la tenía planeada. De acuerdo con la misma publicación, el jefe del Ejército, Guillermo Olegario Pereda, habría felicitado a Soloaga cuando terminó con su proclama. Página/12 no consiguió que voceros del Ejército confirmaran o desmintieran la versión.

En Defensa buscan bajarle el tono a la confrontación y deslizan que no se avanzaría en el análisis de los listados que tanto ofuscaron a la familia militar. Además de la decisión de remover a Soloaga, se deberían iniciar acciones disciplinarias contra el general que se incorporó al Ejército en 1968. El pedido es que se lo investigue por faltas graves, lo que podría redundar en días de arresto.

Soloaga es un hombre de influencia dentro de la fuerza. En 2004, cuando se retiró indignado por la política de verdad y justicia de Kirchner, ostentaba el cargo de jefe de Personal. En 1982, participó de la guerra de Malvinas y en 1989 fue condecorado por haber “recuperado” el regimiento de La Tablada después de la toma del Movimiento Todos por la Patria (MTP). La “recuperación”, como suelen denominarla los militares, se produjo a sangre y fuego: con torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/545601-negacionistas-sectores-castrenses-y-los-halcones-de-jxc-defi