“Finalmente el gobierno envió a mi padre en representación porque era ministro, y él quedó inmortalizado en esa imagen final en la que Maradona recibe la copa del mundo”, dice Federico Storani. Cornado Storani era ministro de Salud y Desarrollo Social de Raúl Alfonsín, tenía a cargo la Secretaría de Deportes. Alfonsín había recibido una invitación de la embajada de México para la final a la que envió a su amigo y ministro. “Como alguna vez escribí –dice su hijo–, en esa foto en la que todo el mundo ve a Maradona, yo veo a mi papá”. La imagen icónica del 29 de junio de 1986 tuvo como continuidad el viaje de vuelta con los jugadores que desembocó en el balcón de la Rosada. Algunos dicen que a Alberto Fernández le faltó su Conrado Storani en Qatar. Qué pasó en ese viaje y cómo fueron las roscas por el balcón.
Según Fredy Storani, su padre viajó porque le correspondía por su cargo pero además porque el gobierno no podía mandar a ningún funcionario de la Secretaría de Deportes desde donde se había pedido la cabeza de Carlos Salvador Bilardo. En Deportes estaba Rodolfo O´Reilly y su segundo era Osvaldo Otero. Algunos dicen que era Alfonsín quien no quería a Bilardo, la reconstrucción de Storani es distinta y en todo caso un detalle de lo que ocurrió.
“Durante los meses previos, de parte de algunos, en general de la prensa y de un sector muy pequeño del gobierno, entre los que estuvo O´Reilly y Otero, hubo cuestionamientos a Bilardo sobre todo por el mal desempeño que habían tenido. Pero me consta que Alfonsín no quiso meterse para nada, ya era un proceso en marcha y era absurdo cualquier cambio y así fue felizmente”, dice Fredy Storani a Página12. “Alfonsín no le dio bolilla, eso no pasó de un planteo de poco volumen, parte de eso lo sé porque Coti (Nosiglia) me lo contó, porque O´Reilly se lo planteó a él. Felizmente no le dieron bolilla. Todo eso se debía a los malos resultados que estaba teniendo la selección en la previa, incluida una derrota ante Israel”.
– ¿Cómo se decidió el viaje de su padre y qué pasó luego?
– La decisión de que vaya mi viejo era respetar lo institucional, lo escrupulosamente correcto. Efectivamente él era ministerio por lo tanto correspondía. Obvio que no iban a mandar a quienes cuestionaban a la propia dirección técnica de la Selección y para felicidad de mi padre terminó yendo. En ese viaje, y según lo que me contó y publiqué para sus cien años, hubo una relación institucional hasta, obviamente, el desarrollo de la final. En ese momento, el canciller alemán se zarpó gritando los goles y mi papá contó que él, entonces, abandonó el comportamiento ´polite´ y gritó efusivamente el tercer gol de Burruchaga en esa final. Posteriormente, estuvo la premiación; la foto con Maradona –que dicho sea de paso había tenido manifestaciones de simpatía con Alfonsín. Te digo más, cuando fui candidato a diputado con Marta Maffei en un acto en Platense me envió una declaración de apoyo, es decir tenía esa onda con nosotros con esa cosa progre, aunque después se lo quiera hacer aparecer distinto. El viaje de vuelta, según mi hermano menor, que tuvo la fortuna de ir, se vivió la algarabía y joda como se ve ahora en el vestuario de la Argentina, ni mas ni menos y mi viejo pudo sacarse una foto con la copa. Todo el mundo muy contento y fue muy natural, conforme a lo que sé, fueron a la Casa Rosada a saludar al Presiente Alfonsín.
— Es decir, ese vínculo terminó acercando la Selección a la Rosada ¿Cómo fue el balcón?
– Y es rigurosamente cierto que Alfonsín los recibió, los saludó uno por uno. Y dijo: Muchachos, el balcón es de ustedes. Ese fue el trámite. Efectivamente, salieron al balcón sólo los jugadores y sus allegados y Alfonsín guardó un segundo plano. Pero fue por las características de Alfonsín. Después se tejieron muchas cosas con la previa, pero eso respondió al más puro estilo alfonsinista. Nunca hubo intento de capatilización que es absurdo, de hecho las elecciones posteriores se perdieron. Por eso, el impacto que puede tener una copa tan importante como la Copa del mundo del fútbol no tiene un traslado a la política como algunos piensan, es una situación muy efímera. Ahora mismo, no creo que la actuación de Emmanuel Macron vaya a tener efecto en la consideración de los franceses.
–Hay quienes dicen que Alfonsín no salió al balcón porque estaba la sombra de la imagen con Videla. ¿Lo discutieron? Y además, ¿sólo bastó esa relación previa?
– No creo que haya sido un debate francamente. Creo que responde al comportamiento de Alfonsín. Alfonsín creo que entendía que era un planteo oportunista aparecer en el balcón. Colgándose al triunfo y no por un complejo, porque él no había sido parte de la maniobra de cuestionar a la selección sino porque, conociéndolo mucho, les debe haber dicho: muchachos el balcón es de ustedes. Y no se sumó como loro de pirata, que es exactamente lo contrario que hizo Menem más tarde con el segundo puesto en Italia. Menem no sólo fue mufa –porque estuvo en el primer partido y perdimos contra Camerún, Roger Milla nos hizo un gol, un tipo de 40 años– sino que se colgó de ese desempeño épico de la selección argentina, muy disminuida por lesiones distintas, con Maradona jugando con el tobillo hinchado, nada que ver con el comportamiento de Alfonsín en 1986. Y no recuerdo debates, fue lo que surgió naturalmente.
Alberto Fernández no viajó a la final de Qatar, según algunos para no mufarla. Prohibió, además, a rajatabla que cualquier integrante del gobierno lo haga. La AFA tomó la interlocución en el lugar del Gobierno ante los jugadores. No hubo balcón. Hubo una bandera varias horas desplegada en Casa Rosada como en una fiesta a la que faltan los invitados. No hubo Cornado Storani. Faltó, como en otros campos, la verdadera rosca por el balcón.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/510858-la-rosca-por-el-balcon