El proyecto de blanqueo de capitales que el Ministerio de Economía planea enviar el jueves al Congreso enfrenta un escenario complicado. Sergio Massa quiere tenerlo aprobado para comienzos de enero, cuando entra en vigencia el acuerdo de intercambio de información financiera con Estados Unidos, pero el clima general de crispación entre oficialismo y oposición por la discusión alrededor del Consejo de la Magistratura amenaza con paralizar la Cámara de Diputados. A la negativa de Juntos por el Cambio de participar en cualquier sesión a menos que Cecilia Moreau vuelva a designar los cuatro consejeros del organismo judicial se le suma, además, las críticas del interbloque opositor a un nuevo blanqueo. El desafío del bloque oficialista será, entonces, no sólo sumar los votos de los bloques del medio, sino también reforzar las negociaciones para sortear el parate que amenaza con extenderse hasta fin de año.
Faltan solo dos semanas para que termine el año y la cuenta regresiva ya empezó. El ministro de Economía tiene planeado enviar el proyecto de blanqueo y repatriación de capitales mañana, con la expectativa de poder darle un rápido tratamiento que permita implementarlo el año que viene cuando empiecen a llegar los datos sobre las cuentas de los argentinos en Estados Unidos (obtenidos como fruto del acuerdo firmado con el embajador norteamericano, Marc Stanley). El objetivo es ofrecer una serie de perdones fiscales que incentiven a los evasores a blanquear su dinero y traer los dólares al país. El borrador del proyecto ya está y las primeras conversaciones con algunas espadas de la oposición comenzaron, pero las esquirlas de la batalla campal de la sesión del 1° de diciembre enturbian el panorama. «Cuando arriba está trabado no hay manera de ordenar. Para dictaminar rápido y llevarlo al recinto tenemos que tener destrabados los votos, sino todo entra en la misma lógica de obstrucción», afirmó uno de los principales armadores del oficialismo en la Cámara baja.
Desde el fracaso de la última sesión –que terminó con golpes, gritos, insultos y pedidos de suspensión que se revoleaban de un lado al otro del recinto–, la relación entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio está en su peor momento. El enojo de JxC que provocó el escándalo era contra la presidenta de la Cámara de Diputados, a quien le criticaban haber suspendido las postulaciones de los candidatos para el Consejo de la Magistratura luego de que un fallo judicial hubiese inhabilitado la designación de la radical Roxana Reyes (cabe destacar que Cecilia Moreau, en simultáneo, también apeló ese fallo). La postura de JxC es taxativa: «Si ellos no destraban lo del Consejo no va a haber ningún tipo de acuerdo con Cambiemos ni para hacer funcionar la comisión de Turismo», aseguró un dirigente del radicalismo. Por eso, antes que nada, el FdT necesita apaciguar los ánimos. El titular del bloque oficialista, Germán Martínez, está desde la semana pasada entablando conversaciones con los sectores más dialoguistas de JxC, así como los titulares del bloque del medio, pero la situación es espinosa.
De recomponer el diálogo, sin embargo, el FdT tendrá también que ir a la pesca de los votos que le faltan para poder aprobar la iniciativa. «Sería raro que la oposición proteja evasores», sostienen desde el Ministerio de Economía, pero desde JxC ya comenzaron a anticipar que no acompañarían otro blanqueo. «Si hay gente que eludió o que evadió, que pague absolutamente todos los impuestos que debe más las multas e intereses correspondientes», sostuvo el radical mendocino Lisandro Nieri, anticipando el rechazo de la UCR. La Coalición Cívica tampoco mira con buenos ojos el proyecto. El PRO, mientras tanto, es menos reactivo, pero también empezó a deslizar algunos cuestionamientos. «No genera conducta en los contribuyentes: si todo el tiempo hay blanqueo, ¿para qué pagar los impuestos? Tenemos una presión tributaria altísima que ahoga al que paga y le damos beneficios constantes al que no cumple», objetó una espada económica del macrismo.
Frente al poco auspicioso panorama en JxC, el FdT irá en la búsqueda de acuerdos con los bloques del medio, fundamentalmente el Interbloque Federal (IF) y Provincias Unidas (PU). Los ocho diputades del IF, que preside el «Topo» Rodríguez, resultan claves. Si bien, en principio, no miran con malos ojos la iniciativa, piden aguardar hasta conocer el texto final y anticipan algunas advertencias: «Me llama la atención que el título del proyecto sea casi igual al de (Oscar) Parrilli. ¿El blanqueo es para pagarle al FMI? Nosotros no vamos a votar ningún proyecto que sea un maquillaje del mal proyecto de Parrilli», sostuvo un diputado del interbloque, haciendo referencia al proyecto del senador cristinista de «Fondo para la cancelación de la deuda con el FMI» que se aprobó en el Senado pero nunca pudo superar la barrera de Diputados. Según el borrador que trascendió, el proyecto de blanqueo de Massa propone que un 20 por ciento de lo recaudado se destine a cancelar la deuda con el FMI.
La mayoría de los bloques, sin embargo, están a la espera de que el proyecto termine de presentarse oficialmente para comenzar las conversaciones dentro de sus propios espacios. El rol articulador de Massa, frente al crispado panorama del Congreso, resultará fundamental para abrir las puertas de negociación.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/507690-entra-el-proyecto-de-blanqueo-en-el-congreso